Enero trajo Filomena, y los primeros exámenes de la carrera. En febrero nos tuvimos que confinar. Marzo fue el comienzo de las competiciones y en abril nos fuimos a Italia, aunque no volvimos muy contentos. Mayo con sus exámenes finales condensadísimos. En junio fuimos subcampeones de Europa, y se fue el abuelo. Julio nos dio un nuevo récord de España, y nuestro billete para Tokyo. En agosto viajamos a Barcelona, y cogimos un avión hasta la capital nipona. En septiembre empezó el curso con un poquito de jetlack. Y octubre lleno de trabajos y eventos. Noviembre fue tranquilo, y en diciembre recibí el premio Cervantes al Deporte y se fue el tío.
Sin duda 2021 ha sido un año intenso, con sus mas y sus menos, pero que me ha traído personas extraordinarias, lugares increíbles y momentos mágicos. Ha sido un año de avanzar, de mucho trabajo pero también de disfrutar mucho de lo que hago.
He tenido que despedirme de personas de las que nunca pensé que tendría que hacerlo, o al menos no tan pronto, pero sé que allá donde estén cuidan de nosotros.
Al final, pese a todo, tendré que darle las gracias al año por todo lo que me ha hecho vivir. Aunque en realidad, prefiero dároslas a vosotros que lo habéis compartido conmigo, a los de siempre, y a los que habéis llegado hace poco. Gracias por regalarme momentos inolvidables, por dejarme un hombro cuando estoy mal y por alegraros de cada logro.
