Algunos podrían sorprenderse al ver en mi boca, con un programa dedicado usualmente
al rock y otro al heavy metal, una reseña de OBK, una banda de pop de los 90. Pero hay
una razón detrás de esto: el nombre OBK proviene de “Overkorn”, un tema instrumental
poco conocido de Depeche Mode, una banda que ha marcado profundamente mi vida.
Y, como es lógico, no podía perderme el concierto de OBK, especialmente después de
no poder asistir a su actuación en Sonorama Ribera el pasado agosto.


La noche comenzó con el tema “Walking in My Shoes” de Depeche Mode sonando por
los altavoces, creando una atmósfera única mientras el logo de OBK se iluminaba en el
escenario. A las 22:00 horas, la música dio paso a la aparición de los músicos: primero
Sergi en los teclados y programaciones, seguido de Javi a la guitarra. Bajo la expectante
luz de los móviles, Jordi Sànchez se subió al escenario para arrancar lo que sería más
que un concierto, una auténtica fiesta.


Desde los primeros acordes, quedó claro que la noche prometía. El sonido era
impecable y las luces, sin ser excesivas, acompañaban perfectamente el ambiente
techno-pop de la banda. En una gran pantalla, imágenes de videoclips y efectos visuales
interactuaban con la música, creando un ambiente envolvente.

La primera canción de la noche fue “Tú sigue así”, seguida de “Oculta realidad“, que
terminó de meterse al público en el bolsillo. A lo largo de la velada, el grupo repasó
algunos de sus mayores éxitos, como “Quiéreme otra vez” y “Dicen”, que llevaron al
público a un viaje nostálgico a los años 90.
Los momentos más emotivos llegaron con las canciones que catapultaron a OBK a la
fama, como “Falsa moral”, cuyo vídeo en la pantalla de fondo emocionaba
profundamente, “La princesa de mis sueños”, “De qué me sirve llorar” y “Mi razón de
ser”
. Cada una de estas canciones parecía resonar con los asistentes, muchos de los
cuales levantaban los brazos al ritmo de la música, como pedía Jordi.
Javi y su guitarra aportaban un toque enérgico que daba una nueva dimensión a los
temas, mientras que Sergi, desde los teclados, mantenía el ritmo con impecables
programaciones que convertían el concierto en una verdadera discoteca. Uno de los
momentos más sorprendentes fue la interpretación de “Promises”, con partes en inglés
que dejaron boquiabiertos a quienes no las conocían. Le siguió “Lucifer”, el tema más
cercano al heavy de OBK, que con llamaradas en el escenario y un Jordi desatado, hizo
vibrar a todo el recinto.
El clímax llegó con “El cielo no entiende”, uno de los grandes clásicos del grupo.
Aunque parecía que el concierto llegaba a su fin, el grupo regresó brevemente para tocar
“Yo no me escondo”, con Jordi recorriendo el escenario de un lado a otro, Sergi al
mando de las programaciones y Javi dejando claro su dominio de la guitarra.
En un gesto especial, Javi tomó el protagonismo para rendir homenaje a Depeche Mode,
interpretando los riffs de “Personal Jesus” antes de enlazar con “I Feel Good”. Este
momento fue un guiño a la luna brillante que coronaba la noche, haciendo imaginar que
Andrew Fletcher, miembro fallecido de Depeche Mode, sonreía desde el cielo.
La fiesta culminó con una explosión de confeti y la mítica “Historias de amor”, el gran
éxito de OBK que toda una generación ha coreado alguna vez. Sin embargo, lo único
negativo fue que el concierto se hizo corto, porque cuando uno está disfrutando tanto,
siempre quiere más. A pesar de ello, fue un viaje nostálgico en el tiempo que dejó a
todos con ganas de más.
J. Tejada
Kamikaze Sonoro

Documento sin título