Nuevo integral de las aventuras de «Papyrus» de Lucien de Gieter cruzando al siglo XXI. Dolmen Editorial.

Fieles a la gigantesca tarea de los responsables de la línea Fuera Borda de la editorial Dolmen, mes a mes nos siguen trayendo sorpresas en su habitual formato integral recopilando y recuperando maravillas del cómic franco belga completamente imposibles de encontrar y descatalogadas que, en la mayor parte de casos, son además tebeos inéditos en castellano. Aunque lo mejor y que posiblemente más agradece el fan habitual del cómic europeo, además de descubrir las series y personajes que se añaden año tras año, es comprobar la fidelidad al concepto que establecieron cuando se embarcaron en esta aventura hace ya 12 años con las aventuras de Johan y Pirluit de Peyo. Es decir: terminan lo que comienzan y en cada una de las cabeceras y autores elegidos cuidadosamente, como nos contaba cuando le entrevistamos Carlos de Gregorio, coordinador de la línea, hace un tiempo. En esta ocasión, este tomo de Papyrus que incluye tres álbumes editados entre 2002 y 2004, hace ya el noveno de una de tatas series que muchos descubrimos de pequeños en revistas que no tuvieron siempre la continuidad que nos hubiese gustado. «Obviamente, cuando supe que Papyrus estaba entre las series candidatas, me pareció una muy buena idea, porque es otra de las series que me fascinaron desde que la descubrí en la revista Spirou ardilla«, confesaba Carlos de Gregorio sobre este personaje en particular.

Personalmente también fue uno de esos personajes descubierto por casualidad en un momento en que quienes alargábamos infancia a diferencia de las nuevas generaciones, alucinábamos sanamente con Indiana Jones y dinosaurios, entre mil mundos fantásticos más. El doctor Jones fue culpable posiblemente de que se formasen la mitad de arqueólogos y arqueólogas de medio mundo. Pero ese personaje, por encima de influencias más clásicas del mundo del cine, por poner un ejemplo, estoy seguro que recuperó la fascinación por el Antiguo Egipto. Y es que por mucho que otras joyas en viñetas como El misterio de la Gran Pirámide, de Blake y MortimerLos Cigarros del Faraón de Tintín aportasen aventuras relacionadas con la misma civilización, el mayor acierto de Lucien de Gieter al iniciar y dedicarse plenamente a esta serie fue situarnos directamente en el Antiguo Egipto, con personajes que vivían y sobrevivían allí a toda clase de aventuras donde realidad, ficción, fantasía y la espléndida mitología egipcia nos adentraban casi en primera persona en una cultura tan fascinante. De hecho, el protagonista y quien da título y origen a la serie es un joven y humilde pescador, Papyrus quien, por suerte o por desgracia cruza su camino con Teti-Sheri, hija del faraón Merenptah, y gran sacerdotisa del culto a Isis. Y a partir de ese momento y de la amistad que nace de sus peripecias juntos, de Gieter nos conduce de lleno a un universo que él se dedicó a dibujar con todo lujo de detalles a partir de muchas horas de lectura y estudio previas a cada nuevo álbum.

Es curioso como esta serie, mencionada siempre como referente por muchos amantes del cómic franco belga tiene entre sus propios seguidores a sus mayores detractores, porque a lo largo de los cuarenta años y treinta tres álbumes que de Gieter dedicó a Papyrus, hasta su último tomo, publicado en 2015 bajo el título de Papyrus faraón, el autor se mantuvo firme en ciertas directrices que permanecieron en prácticamente todos sus guiones, sobre todo en la relación de los personajes protagonistas, curiosa pareja separada por diferencias sociales no sólo obvias sino insalvables en la época retratada. Pero lo cierto es que cuando profundizas en la lectura tomo a tomo, aventura tras aventura, de Gieter nos ofrece tantísimas cosas más que incluso el eterno flirteo entre el pescador y la hija del faraón es apenas un pequeño foco de atención. Porque además, como tantos otros autores capaces de vivir de su arte a través de un único personaje encumbrado a la popularidad comercial, de Gieter, quien comenzó a dibujar tebeos con veintipocos años y que se había curtido en el taller de Peyo dibujando para él Los Pitufos o Poussy, cuando se decidió a dar vida a Papyrus, comenzó a recorrer un camino propio donde su arte narrativo creció en cada nuevo título, alcanzando tal veracidad su dibujo, su arquitectura, su precisión histórica, que aún hoy resulta imposible no disfrutar de estos integrales que hay que agradecer, una vez más, a Dolmen.

El faraón loco

Papyrus fue serializado en la revista Spirou desde 1974. El éxito del personaje hizo que Dupuis comenzase a editar sus aventuras en Francia en tomos a partir de 1978. Desde ahí al momento en que de Gieter decidió dejar la serie, Papyrus se convirtió en todo un referente no sólo como un cómic de línea clara plenamente original, sino incluso como elemento pedagógico y educativo, empleado por docentes en muchas escuelas para generar interés por la cultura egipcia dada la exactitud de paisajes, edificios, construcciones y otros elementos empleados por el autor. Así, llegados a los álbumes que componen este maravilloso integral número 9 de Papyrus, El Faraón Loco fue publicado originalmente del número 3348 (junio de 2002) al 3358 (agosto de 2002). Con este álbum de Gieter recuperó cierto tirón para la serie en años con valores y mentalidad completamente diferentes a la lejana década de los 70 en que se iniciaran las aventuras de Papyrus. Y es que la publicación del libro coincidió con la vuelta de la serie de dibujos animados del personaje a la televisión, que añadió una inesperada y agradecida promoción adicional.

Directa continuación del título anterior, La mano púrpura, las increíbles peripecias que sacaron de Egipto a Papyrus y Teti-Sheri y que les llevaron incluso a Troya, nos conducen al inicio de la aventura hasta el puerto cananeo de Dor, donde de Gieter adopta y adapta esa tradición tan europea en la que determinadas ciudades o culturas nombran al menos iluminado del lugar como rey, emperador o soberano durante un tiempo, para después burlarse… o deshacerse directamente de él. Y ese es el panorama que encuentran los protagonistas cuando en Dor descubren que su amigo Puan ha sido coronado Rey-Faraón y Khamelot, su burro, «gran protector de la realeza». Papyrus descubre a tiempo que el secreto que conlleva semejante cargo es que, al cabo de quince días de festividades y banquetes, este nuevo rey, elegido por su ingenuidad, será decapitado… Con 1/4 de drama y el resto hilarante comedia, de Gieter juega aquí de modo maestro con todos sus personajes con un relato repleto de acción.

La Máscara de Horus

En una sorprendente vuelta de tuerca a los personajes manejados después de los 25 libros anteriores, Papyrus afronta aquí solo una aventura especialmente adulta y con un tono oscuro que la hacen posiblemente una de las más interesantes entre todo lo vivido por el joven aventurero egipcio. Inesperadamente convocado por la Gran Esposa Real de su faraón, ésta le confía a Papyrus una misión que descubre las peores sombras ocultas incluso en una dinastía tan próspera, y es que cuando nació Teti-Sheri, con ella llegó otro bebé que fue secuestrado por sacerdotes que invocan el lado más terrorífico del Antiguo Egipto. La única pista para iniciar tan imposible búsqueda son las últimas palabras de una anciana enfermera moribunda, nodriza de Teti-Sheri: “la máscara de Horus. Con encontronazos con el mismísimo dios Horus y una intrépida habitante del desierto llamada Anjeri que finalmente le ayudará con salteadores, dragones del Nilo, cocodrilos y un culto tenebroso, veremos si Papyrus es capaz de encontrar o no al desaparecido hijo del faraón y legitimo heredero del imperio. Impresionante la forma del dibujante de darle vida a las piedras del templo de Kom Ombo, cerca de Asuán, que sirve de escenario a la última parte de esta historia.

La ira de los dioses

El último título de este álbum reafirma y reivindica lo mejor de una serie que, después de tantos años, seguía y sigue siendo capaz de evadirnos completamente como solo los tebeos son capaces de hacer. Todo este integral, como todos los anteriores, son la esencia del cómic franco belga que, a través de historias que casi siempre se te hacen cortas, te desdibujan del mundo mientras las lees. La ira de los dioses es además una delicia visual y gráfica donde el extremo dominio de su estilo propio está definitivamente a otro nivel. De Gieter vuelve a lucirse en el trazado, piedra a piedra de avenidas, templos, edificios y lugares en los que asistimos a una frenética aventura para bordar del todo este tomo. El Gran Sacerdote de Karnak ha convocado a Papyrus porque su amigo Hapu delira por los tejados del templo vociferando sin sentido contra Imhotep, arquitecto también amigo de Papyrus y Teti-Sheri que ha desaparecido mientras construía para el faraón un nuevo templo al otro lado del Nilo, junto al de Ramses II. Tratando de descifrar el enigma, descubren que Seth, el dios maldito, ha robado una hoja del Libro Sagrado que contiene los nombres secretos de los dioses de Egipto y que le otorga la capacidad y el poder de desatar la ira de los dioses a unos niveles a los que pocas veces se han enfrentado los protagonistas, haciendo que las mismísimas esculturas y relieves de toda pared y templo cobren vida formando un temible ejército que tratará de impedir que lleguen hasta Seth. Broche de oro sin duda, de ritmo y dibujo trepidantes, con enormes viñetas y páginas sencillamente espectaculares en una historia más que entretenida que transcurre en el Ramesseum, la gigantesca tumba funeraria de Ramsés II, que el autor usa aquí como escenario increíble para esta historia.


Por si fuera poco y en el también ameno espacio que cada nuevo integral de la línea Fuera Borda incluye como extra, en este caso su coordinador, Carlos de Gregorio, hace un completísimo recorrido por la historia de los cómics ambientados en el antiguo Egipto, que van desde los citados El misterio de la Gran Pirámide, de Blake y MortimerLos Cigarros del Faraón de Tintín hasta pasar por Astérix y Cleopatra y decenas de títulos más que incluyen los más recientes títulos, entre ellos incluso algún título del popular e inevitable genero manga. Una experiencia plena y completa para cualquier amante del cómic europeo.

SOBRE EL AUTOR

LUCIEN DE GIETER

Nacido el 4 de septiembre de 1932 en Etterbeek (municipio de Bruselas), Lucien De Gieter estudió arte en Saint-Luc antes de trabajar sucesivamente en una empresa de diseño de tiendas, como decorador en la Exposición Universal de 1958 y luego como diseñador estético industrial. Debutó en el cómic como guionista de minihistorias para Spirou en 1961, para luego lanzar su primera serie de cómics en esta forma, titulada Pony, contando las desventuras de un joven vaquero encantador. Colaboró ​​​​con Peyo en el entintado de Los Pitufos y durante un tiempo se hizo cargo de los mini-gags de su gato Poussy. Pero fue con Tooot y Puit, un joven pescador japonés y una sirena, que aseguró su reputación como autor completo. En 1974 aparecieron los primeros capítulos de Papyrus en Spirou. Esta saga egipcia se convirtió rápidamente en un clásico, cuyo éxito permitió incluso a su autor visitar por fin, detenidamente y en varias ocasiones, el país en el que se inspiró. Bajo el revelador título de Las maravillosas aventuras de Papyrus, estos álbumes cuentan las tribulaciones del joven pescador Papyrus y la princesa Théti-Chéri, hija del faraón Merenptha, en una reconstrucción cada vez más precisa del antiguo Egipto (XIX dinastía). La meticulosa documentación de esta serie servirá de referencia para muchos profesores de historia y creará muchas vocaciones egiptólogas entre los jóvenes lectores. El personaje y su universo se amplían ahora con dibujos animados, obras ilustradas para jóvenes y juegos electrónicos educativos.

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