Alfred es un autor que atrapa siempre con sus portadas, capaz de llenarnos de sensaciones incluso con las ausencias completas de fondos. Su línea clara es tan depurada, tan meditado su encuadre, que es capaz de transportarnos a su mundo con los mínimos personajes y elementos. En el caso de Maltempo, además, el viaje visual supone el final de un logradísimo viaje temático iniciado hace algo más de 10 años con Come Prima, editado en España también por Salamandra Graphic. En esa novela gráfica, localizada a comienzos de los años 60, acompañamos a los hermanos Fabio y Giovanni en un viaje especialmente sentido en el que trataban de honrar la memoria de su padre, recién fallecido, dirigiéndose juntos, en coche, hacia Italia, que fue su tierra natal. La metáfora en viñetas hablaba un poco de la vida del propio autor, cuyo nombre real es Lionel Papagalli, reflejando los orígenes de la familia de su padre: Génova, en Italia. «Cuando comencé a trabajar en Come Prima -explicaba él mismo en la entrevista promocional para Maltempo de su editorial francesa –, había regresado a vivir en Italia tras el nacimiento de mi hija, y había llenado muchos cuadernos en los que se entrelazaban recuerdos de infancia, anécdotas familiares y reflexiones personales sobre mi relación con este país del que estoy, en parte, compuesto. Fueron estas notas íntimas las que sirvieron como marco para la historia». Con una carrera plenamente desarrollada que ya le había acercado a muchos premios importantes, la cantidad de sentimientos involucrados en Come Prima convencieron a público y crítica hasta el punto de lograrle el premio Fauve d’Or por esta obra en el Festival Internacional de Cómics de Angôuleme en 2014.
Para suerte de quienes admiramos su forma de contar historias dibujando, en esos cuadernos de recuerdos y posiblemente cientos de bocetos aguardaban más historias avocadas al mismo escenario: «Un libro a menudo lleva dentro las semillas del siguiente -apunta Alfred–, sin que nos demos cuenta al principio… Fue una vez terminado Come Prima que sentí la necesidad de continuar el viaje en lo que llamo mi “Italia emocional”. Había multitud de elementos y recuerdos en mis notas que no tenían cabida en Come Prima pero que ya parecían iniciar otra historia, la que se convirtió en Senso«. Con los mismos tonos cálidos que describen a la perfección el sur de Italia y casi nos hacen sentir los lugares que pisan sus personajes, Senso es casi la trasposición a cómic de un libreto teatral (disciplina artística en la que despuntó su padre) contándonos la historia de cómo un hombre (que no estaba invitado) y una mujer (que no quería asistir) se conocen por casualidad durante una boda en un antiguo hotel del sur de Italia.
Y como no suele haber dos sin tres, Alfred se dejó llevar de nuevo por esa dorada luz mediterránea que hace hermosas hasta las historias más duras. Y así, aún más al sur de Italia, esta vez en una idílica isla condenada a convertirse en hormiguero turístico, nació Maltempo. «Lo mismo me ocurrió inmediatamente después de Senso -confiesa el autor-, con la evidente constatación de que todavía tenía historias que contar, que contarme a mí mismo a partir de todos esos fragmentos. Eso es Maltempo. Estas tres historias vienen del mismo lugar: mi relación íntima con Italia. Mitología familiar, lugares auténticos que reinvento, recuerdos de infancia… Compongo uniendo todos estos elementos tan dispares, a veces distanciados por décadas o por cientos de kilómetros. Todo este material se convirtió en el caldo de cultivo emocional del que extraje la mayoría de los ingredientes que componían estos álbumes. Esto es lo que me hace pensar que, aunque independientes entre sí, estos tres libros forman una trilogía. El grueso de estos tres libros -continúa Alfred-, proviene de estos cuadernos de los que hablo y con los que me permití algunas libertades. Este equilibrio entre memoria/experiencia y ficción corresponde a una necesidad que tenía de abordar las historias a través del prisma de mi relación íntima con algunos de los temas que las atravesarían. La familia, la paternidad, lo inesperado que trastoca una vida, el deseo, aquello que nos arrastra o nos paraliza…
En el caso de Maltempo, y pese al inspiradísimo arte y la maravilla de paisajes con los que Alfred nos regala la vista, el autor desdibuja todo lo idílico que pueda parecer una pequeña isla del sur de Italia en la realidad de sus habitantes, hartos de vivir en un sitio donde nunca pasa nada, donde sus existencias están atadas a un lugar del que parece imposible escapar. Con la Italia de los años sesenta como telón de fondo, desgarrada socialmente, Alfred retrata pese a todo las ilusiones de un grupo de adolescentes a los que les une lo único inmaterial que todos comparten: su amor por la música y el rock’n’roll.
Mimmo y su inseparable guitarra, son indiscutibles protagonista de Maltempo. Él es el nexo de unión entre mundos radicalmente diferentes. El suyo, sin futuro apenas ante su fracaso escolar y un padre agotado de trabajar al que aparentemente abandonó su mujer. El de Gennaro «Mortadela», el batería al que le robaron los platillos que trabaja ayudando a su padre en la tienda de ultramarinos del pueblo. Guido, el bajista, fanfarrón que se las da de perdonavidas cuando, al borde de caer en las redes de la mafia local, guarda un secreto que nunca nadie imaginaría. Y por último Cesare, el carismático vocalista de la banda sin nombre que vive al día y al aire libre, lamentando cómo la promesa del turismo de masas, la corrupción y la especulación inmobiliaria están sustituyendo «árboles centenarios a los que trepábamos» por grúas y construcciones desatadas al borde del mar.
El detonante de que la banda sin nombre vuelva a reunirse en un local casi en ruinas, alejados del pueblo, es la inesperada convocatoria que Mimmo descubre en un pueblo cercano, en el que se invita a todo aquel que tenga algo de arte que ofrecer sobre un escenario al casting de «Ven a cantar», una especie de Operación Triunfo al que se aferrarán todos los personajes contándonos, de camino, sus miserias y pequeñas victorias junto a las evidentes y dolorosas derrotas
La Italia que sueñan las viñetas de Alfred son capaces de transmitir las sensaciones del momento en que transcurren, como es el caso del caluroso verano de Maltempo en el que el autor es capaz de dejarnos absortos y boquiabiertos en innumerables páginas con su narrativa sin palabras, encontrando el encuadre y la luz perfectas para, con los trazos mínimos, hacernos viajar a cada uno de los rincones, mitad recuerdo, mitad posible realidad de una Italia que el autor describe como «una mezcla de recuerdos vívidos de la infancia, cine italiano que todavía amo, lugares muy específicos donde viví, olores, sonidos, luces que definitivamente llevo dentro de mí. Fantasías también… Tantos elementos que conservan todos ellos un fuerte poder evocador. Italia, paso gran parte de mi tiempo allí, viví allí y planeo volver pronto. Allí, siempre navego entre el presente y los recuerdos, entre la transmisión a mi hija y las reflexiones sobre lo que yo mismo recibí de esta cultura. Mi Italia es múltiple. Mis Italias son emotivas».
La conexión de Alfred con la música en Maltempo aprovechando a sus personajes adolescentes llega a tal punto, después de demostrar su dominio del paisaje y de hacer avanzar la historia a la misma velocidad con las que los protagonistas se mueven por la isla en sus motos, que hay un momento en que se deja llevar por la música que imagina hasta el punto de ser capaz de captar con su trazo la catarsis y el momento de extásis que le supone a cualquier banda conectar unos con otros hasta conseguir crear una canción: «quería traducir el sonido a través de la línea sin pasar por la nota musical. Encuentro que las notas musicales no hablan. La música son sonidos, vibraciones y no sólo notas. Los héroes están tocando punk rock y todo se sale de control. ¡Mi dibujo se ha convertido en uno también! Para este libro, recurrí a mis recuerdos de adolescencia, cuando estaba en Italia con mi primo. Estábamos escribiendo piezas musicales y queríamos formar una banda de rock. ¡Pasamos un verano entero tocando la guitarra para que las chicas prestaran atención! ¡El héroe Mimmo es un poco de nosotros, un poco de mí!»
Una curiosidad notable de Maltempo que lo convierte en algo aún más especial para todo lo que significa LH Magazin y cómo nos involucramos con la música, es que Alfred lleva mucho tiempo no sólo escuchando música sino que, si se da la ocasión, es capaz de tocarla a diario: guitarra y piano. De ahí que, al final del libro nos aguarda una más que agradable sorpresa a los melómanos ya que nos encontramos con un código QR que nos llevan a dos canciones reales para las que Alfred escribió la letra y la música en italiano: Maltempo Uno y Notturno, como si fueran las caras A y B de un vinilo de 45 rpm. Compuestas cuando era adolescente, también aparecieron en esos extraordinarios cuadernos de recuerdos y os dejamos con una de ellas invitándote a que la hagas sonar cuando te acerques a esta espléndida y única novela gráfica.
SOBRE EL AUTOR
ALFRED
Alfred nació en el seno de una familia de artistas en mayo de 1976. Desde una edad muy temprana se obsesionó con la idea de narrar historias a través de dibujos. En el año 2000, el guionista David Chauvel le propuso una serie juvenil que lo ayudó a explorar nuevas orientaciones gráficas y narrativas. En 2004 logró hacer realidad su sueño de adaptar la novela Café panique, de Roland Topor. Un año después comenzó la serie Le désespoir du singe y al mismo tiempo publicó Por qué he matado a Pierre, con Oliver Ka, obra que en el Festival de Angoulême de 2007 recibió el Premio del Público y un premio Esencial. En enero de 2009, tras ver la luz No moriré cazado, se instaló en Venecia y comenzó a ahondar en su vena italiana trabajando en la trilogía compuesta por Come Prima, novela que ganó el Fauve d’Or en 2014, Senso y Maltempo, los tres títulos publicados en Salamandra Graphic.
