Resulta difícil pensar que haya habido largos períodos de la Humanidad en los que quizás fuese posible ser hasta casi feliz. La mayoría de los seres humanos queremos las mismas cosas sencillas con independencia de que nazcamos en Siberia o en Australia: un techo sobre la cabeza, trabajo, compañía, estabilidad, tranquilidad y también el espejismo de las sociedades occidentales de que somos libres de pensar e incluso decidir. Sobre el papel o en esta pantalla todo queda muy bonito. Aséptico. Seguro. Pero por desgracia la realidad que aguarda ahí fuera siempre escribe con mayúsculas y es mucho menos amable. El conflicto entre Palestina e Israel es tan antiguo como el ser humano. Lo resume todo: los fanatismos religiosos, el ansía por conquistar territorios, el poder logrado y mantenido exclusivamente a base de abusos y violencia. Cuesta creer que en esa mínima franja de terreno maldita y querida por tantos a la vez tuvieran su origen algunas de las primeras civilizaciones avanzadas humanas. Quien lo diría asistiendo en directo a las atrocidades de las que los habitantes de este rincón del planeta son capaces.

Amor, sexo y tierra prometida fue el sueño de la periodista Salomé Parent-Rachdi y del dibujante Deloupy. Se trata de un reportaje gráfico o un cómic periodístico que pretendía ofrecer una visión diferente, optimista, esperanzador, de un conflicto palestino-israelí del todo irresoluble: ofreciendo a partir de testimonios reales las relaciones amorosas y sexuales de los habitantes y protagonistas reales que viven y sufren en Israel y Palestina. Amor, sexo y tierra prometida recoge los intensos e interesantes relatos de las vidas de palestinos e israelíes que, por encima de la situación que los limita a todos, fueron un paso más allá de lo establecido y se atrevieron a superar las barreras del conflicto tratando de ser, por momentos, tan sólo seres humanos normales buscando afecto, simple sexo y, en algunos casos, hasta amor y relaciones sólidas. Un laborioso trabajo de investigación que Deloupy reivindica y resumía durante sus entrevistas promocionales: “El objetivo de la periodista Salomé Parent-Rachdi era hablar de las personas, salir de los números. Estuve con ella allí durante dos años, en Ramala, en Jerusalén. Era corresponsal”.

«La idea era contar la historia del conflicto palestino-israelí, pero también contar la historia de las propias sociedades -explicaba por su parte Salomé Parent-Rachdi, periodista independiente y corresponsal en Israel y Palestina entre 2017 y 2020-, a través del prisma de la intimidad, para dar una mirada diferente a esta tierra y a las personas que viven allí». Por desgracia y, como todos sabemos en este mundo nuestro capaz de derrumbarse en apenas segundos, lo que pasó el 7 de octubre de 2023 en Israel, cuando terroristas de Hamás entraron en los territorios ocupados por israelíes, masacrando a más de 1.200 niños, mujeres y hombres, cambió para siempre el curso del conflicto que pasó a convertirse en impune genocidio cuando el todopoderoso ejército israelí, mantenido por Estados Unidos, se vengó de una masacre sin sentido o justificación posible con otra aún peor, donde decenas de miles de civiles siguen pagando la lucha de poder de los fanáticos que gobiernan a ambos lados. Tanto Salomé Parent-Rachdi como Deloupy recuerdan incrédulos la macabra casualidad: «el cómic realmente nos tomó dos años hacerlo y no es una broma, terminamos todos los dibujos el 6 de octubre. Luego fue el estupor…”

“Después del 7 de octubre (el día del atentado terrorista perpetrado por Hamás en Israel) -añade la periodista- y de las represalias (del ejército israelí) en la Franja de Gaza, al principio pensé que mi tema ya no era relevante. ¿Cómo se puede seguir hablando de amor ante hechos tan atroces? ¿Sigue siendo apropiado? Con el tiempo, creo que llegamos a niveles de horror que están en parte relacionados con el hecho de que hay una deshumanización total del otro, sobre todo cuando lees los informes de violencia sexual cometidos por Hamás o cuando ves que los soldados israelíes se hacen fotos con los peluches y la ropa interior de las familias palestinas en sus casas destruidas. A través de estas historias, espero, a mi manera, contribuir a recuperar un poco de humanidad. Es importante mostrar que las personas tienen historias personales e íntimas”.

Sabiendo todo esto, aún tiene más sentido y merece más la pena la lectura de Amor, sexo y tierra prometida. Porque, pese a las dudas y la dureza extrema de aquel aciago día y todo lo que se ha sucedido desde entonces, si no tratamos de que perdure la razón, los asesinos de ambos bandos habrán ganado. Deloupy recuerda que, acabado el libro, su publicación estaba planificada para seis meses después del desastre. A las obvias preguntas que se plantearon ambos, el dibujante recuerda que “lo que nos hace seguir adelante es que todos los que lo han leído nos dicen que lo publiquemos mientras tengamos dudas. No tocamos lo que la gente nos ha dicho. Ese es el riesgo de hacer este tipo de álbumes”. Una vez decididos, juntos tuvieron la idea, según cuenta Salomé, de “agregar páginas antes para explicar el contexto de los testimonios que se habían hecho antes”. Así empieza, de hecho, Amor, sexo y tierra prometida, con los autores incapaces de creer lo que esa fatídica fecha añadió al conflicto. Y pese a todo, asomarse a las vidas mezcladas en armonía que propone esta novela gráfica es una experiencia que, aunque ahora todo haya cambiado en la zona, como en tantas otras ocasiones, debe servir como resquicio de esperanza.

El resultado de dos años de entrevistas, investigación y mucho cuidado con las identidades reales de los protagonistas de estas historias, comienza con Lana, una joven de 34 años, palestina originaria de Nazaret, pero que siendo rubia de ojos azules, despista completamente a los judíos en Tel Aviv, donde vivirá una intensa relación liberadora sexualmente con uno de ellos aunque finalmente acabe felizmente casada con un palestino. Salomé recalca que «para aquellos que transgreden los códigos culturales en esta región del mundo, existe el miedo a ser geolocalizados o rastreados. De ahí la creación de perfiles falsos en redes sociales. Solo después de un cierto tiempo, cuando hay una cierta cantidad de confianza, comenzamos a discutir y acordamos una reunión». Le sigue la historia de una pareja «célebre y mixta», donde Tzachi Halevy, un actor judío israelí y Lucy Aharish, una presentadora árabe israelí del Canal 13, que es musulmana, deciden casarse en uno de esos casos verdaderamente raros. Como razona Salomé Parent-Rachdi «en 2015, de 58.000 matrimonios, solo 23 fueron mixtos, árabes y judíos».

El caso de la doctora Simha, una mujer ultraortodoxa judía, es el reflejo de una parte del judaísmo tan extremadamente cerrada y férrea que, como nos cuentan, hay parejas tan ignorantes y desconocedoras de su propio cuerpo y sexualidad que, ante la obligada tarea de traer hijos al mundo sin obtener resultado, esta doctora ha llegado a descubrir en ocasiones que «eran tan ignorantes que lo hacían por detrás». Otro punto de vista al respecto de la religión judía en sus extremos es el relato de Avi, un joven de 28 años al que represión y enseñanzas como que «un hombre no debe masturbarse y que solo debe eyacular dentro del cuerpo de una mujer (…) porque un espermatozoide es una vida en potencia y si «se pierde» se convierte en un fantasma que vendrá a atormentarte», llevaron al extremo opuesto de obsesionarse con las mujeres y el sexo hasta el punto de reconocer que «llegué incluso a acostarme con gente que me repugnaba, pero lo hacía de todas formas, aunque luego me sintiera mal. Lo importante era no perderme nada».

Amor, sexo y tierra prometida es también un profundo y completo viaje al corazón de los territorios ocupados y lo difícil de la vida según del bando al que pertenezcas: «les vamos a mostrar cómo es cruzar el paso fronterizo entre Ramala y Jerusalén, una distancia de 15 kilómetros por la que a veces se tarda más de dos horas en pasar. O en la playa de Tel Aviv, o conduciendo en Cisjordania…» El avance judío es visible en cada centímetro de tierra, como constata el siguiente personaje, Tanya, mitad tejana, mitad jordana, que vive en Ramala, desde donde viaja por los territorios palestinos e Israel con su inseparable cámara de fotos que en 2014 le valió un premio World Press Photo. «Vivo en un barrio a las afueras de Ramala. Cuando llegué hace unos años, desde mi ventana se veían muy bien las colinas que rodean la ciudad (…) Ahora está rodeada de edificios». Aunque lo peor es el control sionista sobre la vida de todo el que vive bajo el espacio que ellos han ido ocupando, controlando todos los pasos, la documentación, los permisos… «El conflicto se está infiltrando en el lecho. Para obtener visas, es muy intrusivo. Tienes que mostrar tus mensajes de WhatsApp y demostrar que eres ‘una pareja de verdad’ -explica Salomé Parent-Rachdi– se mete en la intimidad de las personas y tiene un impacto con parejas que explotan como fue el caso de Tanya«.

El resto de historias dejamos que las descubras y te sorprendas de los extremos a los que se puede llegar en los territorios ocupados, superando siempre la realidad cualquier ficción imaginable, de verdad. Hay que destacar, además del peso de los propios testimonios recogidos, uno de los mayores valores logrados por Salomé Parent-Rachdi en la narración, que es el ejercicio objetivo de su profesión. Porque aún siendo testigo directo de situaciones complicadas o poco justas para los cánones sociales occidentales, esta verdadera periodista no se entromete: escucha y transmite fielmente la realidad de todos los implicados, quienes por si mismos dejan evidencia de sus defectos y virtudes, ya sean los temibles militares judíos o los peligrosos terroristas de Hamás que controlan la franja de Gaza para desgracia de toda la población civil a la que simplemente utilizan como escudos. Nadie se salva en este magnífico cómic de su parte. La cerrada sociedad musulmana convive en la franja de Gaza con seres a quienes no les importan lo más mínimo vidas tan complicadas en el mundo árabe como la homosexualidad de Mohammed (salvo para chantajear a quienes descubren bajo amenaza de muerte) o bien otras tan sencillas y por momentos «felices» como la del entrañable taxista Rami. Salomé y Deloupy recopilan también al final de Amor, sexo y tierra prometida los testimonios de algunos de los protagonistas de esta novela gráfica. El de Rami, que nunca vivió en la abundancia, es especialmente conmovedor: «han borrado mi historia y ya no tengo futuro. Los israelíes lo han bombardeado todo».

Hay que reconocer también que Amor, sexo y tierra prometida funciona como novela gráfica gracias al espectacular trabajo del veterano Deloupy. Autor que se inició como ilustrador infantil, a lo largo de los últimos años está verdaderamente especializado en novelas gráficas con trasfondo reivindicativo y periodístico, y su estilo sencillo pero a vez detallista en los fondos, los retratos y los gestos, es ideal para dar fluidez a relatos que nunca son fáciles de digerir. De hecho, en 2016 recibió el Premio France Info de Cómic de Noticias y Reportajes con Love Story à l’Iran. Su trazo claro pero firme es perfecto para el interés del autor por retratar fielmente la cruda realidad de sociedades como la iraní o la argelina, en especial en lo tocante al sometimiento de la mujer en la cultura árabe. Deloupy fue uno de los artistas que colaboraron en ese proyecto puesto en marcha por Marjane Satrapi que fue Mujer vida libertad. Al respecto de su trabajo aquí con Salomé Parent-Rachdi, explica que «lo que me interesa es la puesta en escena. Ella me da algunas direcciones de escena y el texto. A menudo intervengo para que todo sea digerible para quien conoce la situación o no. Fui descubriendo los testimonios a medida que avanzaba. En el lugar, discutimos nuestras formas de trabajar. En todas partes hay una separación física y la otra es una especie de fantasía. Para los palestinos, cada judío es un colono, lo cual es falso, para los israelíes, cada palestino es un terrorista. Muchos nos dijeron que querían salir de esta situación y luego llegó octubre».

Como toda obra que se atreve a tratar temas incómodos, que llaman a mirar hacia otro lado porque no es a nosotros a quienes toca de cerca, de momento, Amor, sexo y tierra prometida es mucho más que una recomendable lectura. Es una obra original que, pese a toda la oscuridad y odio que envuelve a cada parte implicada en esa franja de tierra por todos anhelada, ofrece un resquicio de esperanza donde en este momento a nadie le queda ninguna. Como corresponsal que vivió en ese turbulento rincón del planeta ejerciendo de periodista durante tres años de si vida, Salomé Parent-Rachdi se queda con lo que deberíamos quedarnos al leer esta obra: «a pesar del horror de estos últimos meses, la gente sigue queriéndose y viviendo historias».
SOBRE LA AUTORA Y EL AUTOR

SALOMÉ PARENT-RACHDI
Salomé Parent-Rachdi (Nantes, Francia, 1992) es periodista sin afiliación a ningún medio, con base en París. Trabaja para la prensa escrita, aunque también realiza podcasts y documentales. Entre el 2017 y 2020 fue corresponsal en Israel y en Palestina. Es la coautora del podcast Tu ne te tairas point, donde se habla de la violencia sexual que cometen los rabinos en el seno de la comunidad judía en Francia. Su primer cortometraje La mer n’oublie pas nos presenta a Saud, un palestino de Israel que vive en París atormentado por la guerra que está sucediendo en su país de origen. Amor, sexo y tierra prometida es su primera novela gráfica.

DELOUPY
Deloupy nació en 1968 en Saint-Étienne. Se graduó en la sección de Cómic de Bellas Artes de Angoulême. Trabaja como ilustrador autónomo para publicidad mientras publica, desde 2002, para editoriales infantiles. Ha ilustrado muchos libros para niños con ediciones Magnard, Bayard, J’ailujeunesse, Koutchoulou, Lito. L’Introuvable (con Alepo) se publicó en 2006 y Sans commentaire en octubre de 2007. Luego llegó Forers T1, la secuela de L’Introuvable, a principios de 2008, y finalmente Forers T2 en 2010. Es el ilustrador de la aclamada Love Story à l’Iranienne, publicada en colaboración con Jane Deuxard en 2016 por Delcourt, que recibió el Premio France Info de Cómic de Noticias y Reportajes.