Esta misma semana en la que llega a las librerías Soy su silencio, la nueva obra de Jordi Lafebre y, aprovechando también esa fecha de mediados de febrero que hay quien celebra, recuperamos en nuestra sección Carta Blanca, el anterior trabajo de este dibujante barcelonés, que debutó aquí como artista completo al guión y dibujo de un cómic tan vigente y asombroso hoy como cuando fue publicado originalmente por Norma en 2021.
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Si trabajando con un guionista del renombre y versatilidad de Zidrou ambos fueron capaces de llevar adelante maravillas como Lydie o La Mondaine, junto a obras maestras como Los buenos veranos, Jordi Lafebre dejó aún más boquiabiertos a quienes apostaron por su visión en su día con esta genialidad que es Carta Blanca. Porque, en una escala de 0 a 10 en originalidad, ¿cuántas obras has leído que empiecen contándonos el final y que sean capaces, pese a ese importante detalle, de mantenernos enganchados hasta un segundo final que, en realidad, aquí vuelve a ser principio?
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Pues eso es lo que hace Lafebre: contarnos una historia de amor verdadero, capaz de sobrevivir al tiempo, jugando con él gracias a la libertad expresiva de un medio como el cómic. Carta Blanca es la historia de Zeno y Ana, protagonistas de una de esas historias que, ya que no todos tenemos la suerte de poder vivir, al menos sí queremos leer. Zeno y Ana son dos almas destinadas a estar juntas que se han pasado la vida separados por la distancia que, en muchos casos, ellos antepusieron por querer evitar lo evidente. En el presente en que por fin lo aceptan, Ana es una mujer casada y madre de una hija, y ha llegado a ser la alcaldesa de su ciudad hasta su jubilación. Por su parte, Zeno es un espíritu libre que acepta jubilarse también porque ha encontrado quien se ocupe de una vieja librería que ha formado parte de su familia toda la vida. En ese refugio de libros Zeno trató siempre de concluir, reposando una vida de viajes en barco por todo el mundo, una tesis doctoral sobre la posibilidad de viajar a través del tiempo. Curiosamente, la prueba es su propia vida, a cuya narración a la inversa asistimos atónitos.
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En esta historia contada al revés, las frases que entrelazan y terminan uno y otro personaje, iremos encontrando las pistas que se irán reconstruyendo delante de nuestros ojos en las impresionantes viñetas de Jordi Lafebre. No cabe duda de que si el autor es capaz de convencer y emocionar a la primera es gracias a su estilo inconfundible y a la vez natural, sin aditivos, sin adornos, capaz de dotar a las expresiones de sus personajes verdaderas emociones. Lafebre es único dibujando escenas cotidianas. A lo largo de toda su obra, su dibujo de personas normales, con sus defectos y detalles, construye personajes cercanos, que nos creemos, cuyas pequeñas o grandes aventuras como en Los buenos veranos o aquí, en Carta Blanca, somos capaces de vivir y casi sentir a su lado. Sólo hay que sentarse al inicio de este cómic con Zeno y Ana mientras se deleitan felices comiendo las galletas caseras que Ana ha cocinado expresamente para Zeno, enseñándonos además que nada es fortuito en Carta Blanca y que cada rincón, personaje o frase explican algo del pasado al que viajamos.
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Retrocediendo a través de muchos años, somos testigos de esa relación que siempre se mantuvo viva, incluso a distancia, ya que aún en el otro confín del mundo, Zeno seguía comunicándose siempre que podía con Ana, en alocadas llamadas telefónicas a horas intempestivas o cartas que siempre trataron de alcanzar el momento en que las vidas de una y otro tomaban caminos tan distintos. Carta Blanca son 152 maravillosas páginas de una intensidad, sentimiento y vitalidad irrepetibles, sencillamente alucinantes para tratarse del primer guión de un autor que de por sí es un dibujante excepcional.
Lafebre nos ofrece además, siguiendo la tradición de los mejores guionistas, entrañables personajes secundarios que añaden con su presencia más credibilidad a los protagonistas, como Giuseppe, el marido de Ana, Claudia, la asistente Edna, o las tres hermanas ancianas que disfrutan sentadas frente a la librería de Zeno, enamoradas platónicamente de éste.
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No es de extrañar que Carta Blanca haya sido aclamada desde su publicación por crítica y lectores, logrando merecidamente galardones como Mejor Cómic del Año en los Premios Uderzo 2021, Selección de Esenciales de ACDCómic de 2021 y Selección Oficial del Festival Quai des Bulles Saint-Malo.
Una obra para releer mil veces donde todo se disfruta: desde la historia de amor increíble a sus personajes, pasando por un dibujo y un color del que resulta imposible cansarse por muchas veces que revisitemos el viaje atemporal de Zeno y Ana. El mundo visto por Jordi Lafebre, desde las pequeñas y grandes victorias cotidianas de sus personajes realistas dibujados con línea clara, parece mucho mejor desde el sano refugio vital de sus páginas. Lafebre nos convence y recuerda una vez más de la importancia de saber vivir y aprovechar cada momento.
SOBRE EL AUTOR
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Nació en Barcelona. Se formó como ilustrador y diseñador gráfico en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, y posteriormente se especializó como historietista en la escuela Joso. En 2001 comienza a publicar ilustraciones y a dibujar cómics para publicaciones como Nobanda, al tiempo que trabaja en revistas eróticas y pornográficas como Penthouse Comix y Wet Comix. Poco después, publica la serie El mundo de Judy, con guion de Toni Font. Durante ese periodo realiza además todo tipo de encargos relacionados con la ilustración, el diseño gráfico y la publicidad. Tras conocer a Zidrou, guionista belga afincado en España, comienza a trabajar para el mercado franco belga, primero en la revista Spirou y posteriormente en obras colectivas como La anciana que nunca jugó al tenis y otros relatos que sientan bien (Dupuis, 2009). Su primera obra larga con Zidrou es Lydie (Dargaud, 2010), a la que sigue La Mondaine. Carta blanca fue su primera obra en solitario.
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