Cine independiente diferente

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Existe una etiqueta en las redes sociales que me encanta. Es la de “cine independiente diferente”. Tres palabras y toda una declaración de intenciones. Se supone que sirve para referirse a todo ese cine hecho fuera de lo “main stream” (otro “palabro”) o el cine de corte más popular y “palomitero” y, por supuesto, producido con un gran presupuesto. Se utiliza para señalar ese otro tipo de cine más vanguardista, “outsider”, hecho fuera de lo normativo, de lo que el gran público consume y que responde a ciertos criterios de un mayor riesgo y vanguardia.

He de decir, que el que sea diferente no siempre es un indicador de que sea bueno. Como ya comenté en mi post anterior, “Exótico, que no exquisito”, no siempre el que esté hecho dentro de lo que se considera el circuito “independiente” quiere decir que siempre sea sinónimo de calidad. De hecho, a veces, incluso hay cierta impostura en calificar de excelente todo aquello que está “parido” bajo el filtro de la modernidad. “Como no entiendo nada en la trama, es una genialidad”, piensan algunos. “Como en una hora sólo he visto como fríen un huevo, es una obra maestra”, afirman otros. En muchos casos, ese tipo de películas, que muchos críticos alaban por extravagantes, no dejan de ser “pestiños” infumables y soporíferos que no te tragas ni bajo los efluvios del alcohol. Pero en otros casos no es así, sino al contrario, y dentro de ese mercado más innovador y rompedor descubres joyas que te dejan noqueado en cuerpo y alma. Es el caso de las últimas dos películas que veo. Las dos independientes y las dos muy recomendables. Vamos con ellas.

Texto: Felipe Jimenez

Blog: Hoy Me Voy Al Cine

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