La realidad de un mundo en movimiento es que las cosas nunca están donde las dejas, porque todo tiene la tendencia (o al menos debería) a seguir caminando y desplazarse en distintas direcciones motivados por el mismo movimiento del universo. Incluso una hoja siempre cambia de lugar movida por el viento y nunca la encontrarás en el mismo lugar… y si pasado un tiempo sigue ahí, hay que preocuparse porque eso significa que el viento no se mueve. Dicho esto, eso también sucede con bandas que marcan muy bien los paréntesis de sus distintas etapas, cada una de ellas con sus objetivos y aspiraciones.
En el caso de “Ingrávido” ese movimiento se hace patente en el seno de Contrabanda, un grupo que ha mostrado una evolución que les ha llevado a grabar un álbum que define su sustantividad actual. Las canciones de este álbum son un ejercicio de brillantez motivado por la necesidad de cambio y eso se nota no solo en el estilo, que a pesar de seguir siendo rock suena mucho más abierto y victorioso, sino en las capacidades individuales de sus componentes, que brillan más y mejor, fruto del auto conocimiento y la experiencia acumulada a lo largo de su carrera.
Sabedores de que la falta de reinvención causa la aceleración hacia un deterioro inexorable, estos cuatro músicos de Madrid han sabido encarrilar su sonido presente con canciones como Hola Mundo, donde la voz de Javi brilla en matices, o Berlín, donde recuperan el estribillo y evitan el sólo de guitarra insustancial, moviéndose en sonidos más indies, que no por ello menos interesantes.