Como pasa con nuestros mejores amigos, hay autores cuya presencia y reaparición no cansa nunca. Descubrir que una nueva reedición, un nuevo ensayo o estudio sobre su obra o que aparecen nuevas palabras que nunca antes salieron a la luz es motivo de celebración que siempre merece la pena difundir. Hay muchos autores o personajes que han superado a sus creadores que se dan cita con asiduidad en las estanterías cada pocos meses o, como mínimo, todos los años. En este caso hablo del inagotable H.P. Lovecraft. Desde que empezó 2024 posiblemente se hayan publicado dos nuevos bestiarios basados en sus Mitos de Cthulhu, como mínimo un nuevo libro con cartas suya y aún quedan por llegar nuevas ediciones de sus cuentos o adaptaciones ilustradas, ideales para superar las navidades en compañía de monstruos primigenios. Nuestra recomendación en este caso es la adaptación a manga de El horror de Dunwich. Reincidimos en la impresionante labor del autor y artista japonés Gou Tanabe, de quien ya os hemos hablado de otras versiones en viñetas basadas en relatos de Lovecraft. Nuevamente Tanabe nos ofrece aquí una de las visiones más realistas y realmente terroríficas que posiblemente jamás hayamos visto en viñetas los aficionados a los mundos de Lovecraft.
Revisada en perspectiva, los estudiosos de la obra de Lovecraft en toda su extensión siempre encuentran la forma de hacer imprescindibles o importantes casi todos sus relatos. Aunque con El horror de Dunwich sí es cierto que nos encontramos ante uno de los pilares básicos de su universo particular: los Mitos de Cthulhu. Sus referencias al buscado Necronomicón, la Universidad de Miskatonic y su biblioteca o la presencia de Yog-Sothoth, mencionado por primera vez en El caso de Charles Dexter Ward, pero aquí descrito por primera vez como deidad exterior, no dejan lugar a dudas sobre su importancia. Escrita en 1928, esta novela corta se publicó por primera vez en la edición de abril de 1929 de la legendaria revista Weird Tales y Lovecraft llegó a vanagloriarse orgulloso de la opresiva atmósfera malsana que logró destilar en su visión escrita de Dunwich, un pueblo en decadencia en las fronteras de Nueva Inglaterra, Massachusetts.
En silencio, en pleno invierno, llegamos a Dunwich acompañando a uno de los personajes principales del relato y con una introducción a la historia del lugar que, casi sin rozarlo, da ganas de volver sobre tus pasos: «Al norte de la región central de Massachusetts, dejando atrás la carretera de Aylesbury, está el camino que lleva a Dunwich. Recóndito y extraño en su naturaleza, el pueblo se encuentra rodeado de montañas que se alzan con sus cumbres singularmente onduladas, demasiado, quizás, para poder considerarlas una mera obra de la naturaleza. Grandes columnas forman círculos de piedra en la cima, visibles desde la distancia. Nadie diría que el origen de un pueblo pudiera remontarse tan atrás en el tiempo. Igual que sucede en tantos otros rincones apartados de Nueva Inglaterra, también la sangre de Dunwich se ha degradado con el transcurrir del tiempo, hasta alcanzar los límites de la más baja degeneración. Los vecinos han formado un grupo racial propio como consecuencia de generaciones de prácticas endogámicas, lo que los ha arrastrado a un nivel de inteligencia deplorable y registros municipales plagados de historias de violencia y asesinatos encubiertos. NI siquiera la aristocracia local, llegada de Salem en 1692, escapa a la corrupción que impregna el pueblo, envuelto como está, desde sus mismos orígenes, en rumores de brujería y adoraciones al diablo».
Dunwich es objeto de muchos rumores. Se dice que los círculos de monolitos en lo alto de sus colinas fueron escenario de ritos terroríficos. Aunque el suceso que desencadena definitivamente los acontecimientos es el nacimiento de Wilbur, el misterio más oscuro de una tierra considerada ya maldita. Su madre es una albina que definitivamente, retratada por Gou Tanabe, parece una bruja siempre al borde del siguiente aquelarre. Desconocida la identidad del padre en un lugar tan pequeño, el patriarca de la familia, Whateley, algo más desquiciado y con aires de superioridad en otras versiones ilustradas de este relato, se nos aparece aquí como un misterioso anciano de edad indefinida, que nos recuerda poderosamente al personaje de Saruman el Blanco encarnado por Christopher Lee, como si fuese un homenaje de alguien con un poder oculto pero latente atado a presencias superiores en todos los sentidos.
Como buen autor de manga, Gou Tanabe transcribe a viñetas la experiencia de El horror de Dunwich con mucha calma, recreándose en paisajes y gestos que interpretan las siempre pobladas e inquietantes descripciones de H.P. Lovecraft. Sobrecogen las innumerables páginas en las que Tanabe se recrea en el ambiente que retrata, sin necesidad algunas de emplear la más mínima palabra para transmitirnos la inquietud inherente al paisaje que ilustra como si hubiese caminado por semejante pesadilla para llevarnos como lectores a ese lugar a través de sus dibujos magistrales. De hecho, cuando descubres que esta es la primer entrega de tres para unas historia tan importante, agradeces incluso que el dibujante disfrute y nos haga disfrutar de la inquietante atmósfera que recrean sus realistas dibujos en blanco y negro, que nos conducen en algunos pasajes con tal detalle a sentir la tensión y el pánico que viven los personajes al borde de las viñetas más siniestras.
Con saltos en el tiempo que nos llevan desde el nacimiento de Wilbur a su precoz crecimiento e inteligencia, que le hacen escribir con apenas 10 años cartas al Doctor Henry Armitage de la Universidad de Miskatonic para interesarse por la «versión del Necronomicón traducida al latín por Olaus Wormius«, vamos recogiendo poco a poco pistas sobre la relación de la familia Whateley con todos los fenómenos extraños que impregnan de oscuridad los alrededores de Dunwich y a la espera de saber qué ocultan en esa decrépita granja de ventanas y estancias completamente cerradas en las que casi podemos sentir el olor que sufren todos los personajes que, de un modo u otro se acercan o acaban cerca del lugar.
Especialmente corto e imposible de no leer de una sola sentada, esta adaptación de El horror de Dunwich sigue haciendo honor a una muy cuidada colección dedicada a este artesano de líneas nipón que ha sabido, de la primera a la última de sus adaptaciones, ofrecernos una visión de Lovecraft diferente y aterradora. Con el inevitable toque oriental aplicado a su técnica, a la dinámica de sus viñetas o al propio sistema narrativo japonés en el que necesariamente leemos las páginas al revés, Tanabe mantiene su trono como figura clave del horror dibujado con un catálogo de pesadillas del que este primer tomo apenas es un sencillo aperitivo para las atrocidades cósmicas que estamos deseando ya leer en el siguiente capítulo, del que os adelantamos ya su impresionante portada, disponible en la web de la editorial y cuya publicación está prevista por Planeta Cómic para febrero de 2025.
SOBRE EL AUTOR
GOU TANABE
Gou Tanabe es un autor de manga japonés nacido en la región de Kantō, Tokio, especialmente conocido por sus adaptaciones de las obras del escritor estadounidense H. P. Lovecraft. Sus trabajos han sido traducidos a diversos idiomas incluyendo el español. En 2001, ganó el Premio Shiki de la revista Afternoon por Sunakichi , y en 2002, ganó una mención de honor en el 4º Gran Premio Entame de Enterbrain por Veintiséis hombres y una niña, basada en la novela de Maxim Gorki. En 2007, dibujó el drama romántico Kasane para la revista Comic Beam, publicado el mismo año por Enterbrain, así como El Forastero, adaptación libre del cuento de Lovecraft. En 2012, dibujó una adaptación de Mr. Nobody en Monthly Comic Ryū que también fue publicada posteriormente en tres volúmenes encuadernados por la editorial Tokuma Shoten. En 2015, dibujó El Color que Cayó del Cielo de Lovecraft en Comic Beam, que fue publicado por Enterbrain. En 2016, Enterbrain publicó más adaptaciones de Lovecraft: El Morador de las Tinieblas y En las Montañas de la Locura y en 2018, fue nominado para el 22º Premio Cultural Tezuka Osamu por esta última obra, y nominado para el Premio Eisner a la mejor obra cómic adaptada por sus obras basadas en las novelas de Lovecraft. En 2019, En las Montañas de la Locura fue nominado para la selección oficial del 46.º Festival Internacional de BD de Angoulême, para el premio ACBD (el Premio Asia de la crítica ACBD). Recibió los Premios Daruma de ilustración y de encuadernación de lujo en la modalidad manga en los premios Expo Japón14. En 2018, dibujó La Sombra Fuera del Tiempo, seguido de La Llamada de Cthulhu en 2019, ambos de Lovecraft. En 2020, ganó el premio a la mejor serie del Festival Internacional de BD de Angoulême por Sombras que Transcienden el Tiempo: Obras Maestras de Lovecraft. El 12 de marzo de 2021, completó La Sombra Sobre Innsmouth también de Lovecraft. También ha ilustrado algunas novelas del escritor japonés de ciencia ficción Sakyo Komatsu.
