Todo en esta obra suena a nuevo Premio Nacional de Cómic. La primera nota la interpreta su guionista, Antonio Altarriba, quien ya recibió ese mismo galardón en 2010 por El arte de volar. Pero es que desde que se anunció esta maravillosa portada de la que sería nueva novela gráfica con guión de Altarriba, toda apuesta es poca. Porque esta obra nos hace soñar desde esa maravillosa ilustración de Sergio García, coloreada por Lola Moral, con la pesadilla real que sabemos nos aguarda en su interior y a la que, pese a todo, sabemos que vamos a rendirnos, dejándonos llevar sin remedio.
El cielo en la cabeza llegó a mis manos en el mismo momento real en que, día sí y día también, las costas de las Islas Canarias se vieron saturadas por pateras repletas de migrantes siempre desesperados huyendo de miserias y conflictos que, desde nuestras cómodas vidas occidentales, suenan como un murmullo en las desgracias cotidianas de cada telediario. Dado que este tema lleva tiempo sin ser nada nuevo, Antonio Altarriba fue muchos pasos más lejos y comenzó hace tiempo uno de sus detallados procesos de investigación y documentación sobre el tema para crear una historia en torno a una de esas personas sin nombre, uno de esos seres humanos que, como cada uno de nosotros, tiene en realidad toda una vida detrás. Por supuesto, sus recuerdos y vivencias poco tienen que ver con nuestras absurdas preocupaciones, nimiedades o rutinas.
El cielo en la cabeza cuenta el increíble viaje de Nivek, uno de los muchos niños esclavo en una mina más de República del Congo que se ve forzado a convertirse en «kadogo», en niño soldado. Altarriba es crudo y directo desde la primera página y apenas si nos dará tregua desde ese momento a lo largo de una intensa y extensa novela gráfica de un contenido tremendo. En una de sus primeras presentaciones del libro lo afirmaba claramente conmovido: la vida de Nivek es una invención basada en muchas vidas reales, en situaciones vividas de verdad por personas reales. Por desgracia, vivimos en un mundo donde los mayores monstruos son los mal llamados seres humanos, capaces de atrocidades que cada vez resultan más evidentes por la globalización y difusión visual de guerras, atentados y barbaridades cometidas a diario en cada rincón del planeta. Altarriba es, en todo momento, duro en el tono y el relato que finalmente ha decidido contarnos pero, como comentaba el autor, los testimonios reales a los que llegó por organizaciones humanitarias y ONGs son aún más escalofriantes. Conocer el proceso con el que los salvajes soldados africanos reclutan a sus niños soldados es tan atroz que los compañeros creativos de Altarriba en esta aventura afrontaron un reto incluso mayor que el del guionista decidiendo hasta dónde y cómo contarlo.

Por eso ya desde la portada es increíble como Sergio García, Premio Nacional de Ilustración en 2022, ha sido capaz de llevar algo de esperanza en forma de dibujo a esta historia. Con ese trazo único que, en algunas páginas, nos hace pensar en cuadros de intrincada composición más que en viñetas, Sergio García dota de humanidad a las barbaridades que Altarriba necesitaba hacer visibles. Y para ello ha tenido la suerte de contar con Lola Moral, su pareja sentimental pero, sobre todo, una profesional que completa con maestría el duro espectáculo visual que constituye perderse, sin poder despegarse de las páginas, en El cielo en la cabeza. Lola Moral añadía a la díficil tarea de cómo dibujar el horror sin perder la razón, detalles tan importantes como el hecho de que en una obra como ésta, a todo color, «la sangre no aparece reflejada en color rojo pero sí en color negro», tratando de rebajar un contenido que, honestamente, no es para todos los estómagos.

Pero si te decides a continuar, con esperanza, el viaje de Nivek, avanzaras tras el caos de su paso por las milicias asesinas hasta disfrutar de una huida que le lleva, junto a otro fugitivo, al otro lado de las maravillas que todavía conserva África, donde tribus de personas normales tratan de evolucionar sin olvidar la importancia y el peso que siempre debería tener la Naturaleza. Entremedias y un poco más adelante en ese mismo viaje, cuando Nivek logra llegar a Libia y roza ya la posibilidad de cruzar en patera a la «tierra prometida» que sigue pareciendo la vieja Europa, Altarriba nos hará caer varias veces. Fiel a ese realismo basado en numerosos hechos e infinidad de personas reales que viven ese éxodo cada día en toda África, nos recordará, cuando bajemos la guardia y disfrutemos de apenas un respiro de buena suerte, que en ese oscuro mundo real de la esclavitud en pleno siglo XXI, la degradación y el escaso valor que se da a las vidas humanas es completo. Y mientras abre nuestra conciencia a entender lo que hay detrás de esa noticia que se repite todos los días en tantas playas de toda Europa, quizás el mayor logro de El cielo en la cabeza es contarnos una historia que al final no guarda moraleja alguna. Su grandeza reside en ser capaz de sumergirnos en una historia triste, real, posible, donde la vida y los acontecimientos nos superan y pasan por encima de todo. Las viñetas de El cielo en la cabeza nos dejan asomarnos a este mundo en que vivimos, donde los únicos que ganan siempre son los malos, pero donde incluso quien sufre la peor de las vidas volverá a levantarse cada vez, porque quizás el capítulo siguiente que nos hace libros de piel y recuerdos será, quizás, mejor.
Creativamente, El cielo en la cabeza es un nuevo triunfo de sus creadores, autores de obras enormes como El arte de volar, El ala rota, y Trilogía del yo con firma de Altarriba o Les trois chemins de Sergio García, quien no deja de deslumbrarnos con sus poderosas portadas para The New Yorker. Curiosamente ya trabajaron juntos antes en Cuerpos del delito, donde ya se atrevieron a explorar el salvaje lado oscuro de uno de los últimos conflictos del siglo XX en el corazón de Europa, en la antigua Yugoslavia de los primeros años 90. Pero ahora han firmado una obra que merece tanto ser leída y contada como vista, ya que nos atrapan a la vez el viaje descrito por Altarriba y la fascinante narrativa visual de Sergio García. No esperes a que se inicie la larga lista de premios que va a conseguir esta novela gráfica y atrévete a viajar a lo que hay detrás de toda esa gente sin nombre que lucha por llegar aquí. No volverás a verlo nunca más de la misma manera.
Si tienes la suerte de vivir en Madrid, no pierdas la oportunidad de asistir a la presentación de este libro, mañana miércoles 8 de noviembre a las 19h00 en la Casa del Libro de Gran Vía.

SOBRE LOS AUTORES

ANTONIO ALTARRIBA
Novelista, ensayista y, ante todo, guionista reputado, este catedrático de literatura francesa de la Universidad del País Vasco obtuvo junto al dibujante Kim el Premio Nacional del Cómic de 2010 por El arte de volar, la obra que junto a El ala rota compone el díptico basado en la vida de sus padres que recorre un siglo de la historia de España.
Antonio Altarriba es una de las primeras espadas del cómic español desde hace treinta años. Sus obras han sido publicadas en multitud de países cosechando algunas de las máximas distinciones como el Gran Premio de la Crítica Francesa por Yo, asesino, primera entrega de una trilogía que sigue con Yo, loco y se cierra ahora con Yo, mentiroso.
Galardonado con el Gran Premio de la 37ª edición de Cómic Barcelona, recientemente ha creado la fundación El Arte de Volar en apoyo a los dibujantes jóvenes

SERGIO GARCÍA
Sergio García Sánchez (Guadix, España. 1967) estudió Bellas Artes en la Universidad de Granada donde actualmente imparte clase como Profesor titular de Universidad.
Es artista, historietista e ilustrador. Ha trabajado para Dënoel, Norma Editorial, Dupuis, Toon Books, Fantagraphics, Dargaud, Delcourt, Glénat, Dibbuks, Actes Sud, The New Yorker, The New York Times, El País Semanal, Grupo Correo, Ediciones SM, Ediciones Santillana y Edebé, entre otros.
Su trabajo ha sido reconocido con el Premio Nacional de Ilustración de España en el año 2022 y por The Society of Illustrators (2023-2022-2021-2016), American Illustration (AI37), Premios ÑH (2019-2020), FESPA (2020), APIM (2019), School Library Journal (2016), Kirkus (2016), Festival Internacional de Bande Dessinnée de Sierre (2001) o CBBD-Centre Belge de la Bande Déssinne.
Asimismo, ha participado en proyectos expositivos en París (Musée National Picasso), Nueva York (Society of Illustrators), Angoulême (Musée de la Bande Dessinée), Bruxelles (CBBD), Frankfurt (Feria Internacional del Libro), Madrid (Biblioteca Nacional de España), Granada (Centro de Arte Contemporáneo José Guerrero y Crucero del Hospital Real) y muchas otras.

LOLA MORAL
Lola Moral (Montalbán de Córdoba, España. 1964) estudió Bellas Artes en la Universidad de Granada y es Técnica superior de Artes Plásticas y Cerámica Artística por la Escuela de Arte Val del Omar de Granada.
Es artista multidisciplinar, colorista y guionista. Ha trabajado para Dënoel, Norma Editorial, Dupuis, Toon Books, Fantagraphics, Dargaud, Delcourt, Dibbuks, Actes Sud, The New Yorker, El País Semanal, EME21, Diario Ideal, Grupo Correo y Ediciones Santillana, entre otros.
Ha participado en numerosos proyectos expositivos en Washington (Sala de exposiciones de la Embajada española) Frankfurt (Feria Internacional del Libro), Granada (Crucero del Hospital Real, Sala Gran Capitán, Biblioteca de Andalucía, Galería Arrabal, Cuarto Real de santo Domingo, Carmen de la Victoria), Jaén (Museo Provincial), Cádiz (Museo de Cádiz – Casa Pinillos) y Valdepeñas (Museo Municipal).




