El límite oscuro del Imperio Romano: “Brigantus” de Hermann e Yves H. Edita cARTEm Cómics.

Resulta imposible no sentir fascinación por el Imperio Romano y la época histórica que abarca. Pilar de la cultura occidental a la que pertenecemos, ese apoteósico pasado sigue siendo fuente de inspiración en cine, literatura y, como no, el mundo del cómic. Si hablamos de viñetas qué mejor ejemplo que la pervivencia y éxito hoy en día de un personaje como Astérix el galo para entender la importancia de la elección de escenario. Junto al popular personaje inmortal, muchas otras series, de temática bastante más seria y, sobre todo a cargo de autores europeos, se han ganado también un lugar destacado como referencias de grandes historias: el Alix de Jacques Martin comenzó a publicarse en 1956 y supera los treinta álbumes; Vae Victis!  De Jean-Yves Mitton y Simon Roca supuso quince libros entre 1991 y 2006; mientras que la ya legendaria serie Murena, creada por el dibujante Phillipe Delaby (seguido por Theo Caneschi tras su fallecimiento en 2014) y el guionista Jean Dufaux, ha supuesto 9 aventuras desde 1997. Veteranos de dibujo tan espectacular como Enrico Marini con Las Águilas de Roma o el argentino Marcelo Frusin con guión de Richard Marazano en La Expedición han sido capaces con sus diferentes propuestas de mantener las historias sobre Roma entre las novedades de cómic destacadas de los últimos años. Hasta autores bastante alejados delas líneas clásicas del cómic europeo, como el polémico Bastien Vivès y Merwan, han realizado interesantes incursiones en el género con la magnífica trilogía Por el Imperio. Ni siquiera el manga ha querido perder la oportunidad del filón de Roma y la autora Mari Yamazaki logró cierta notoriedad con sus propuestas Thermae Romae y Plinivs.

Llevados a través de tantos territorios conquistados en realidad a sangre y fuego, cARTEm Cómics nos ofrece ahora una nueva serie en la que adentrarnos con una legión romana en las frías y salvajes tierras del norte de Britania en torno al año 84 d.C. El más que veterano y respetado autor Hermann (autor entre otras obras de las enormes Jeremiah o Las Torres de Bois-Mauri), aprovecha en Brigantus, con guión de su hijo Yves H., un terreno poco explorado pero verdaderamente atrayente. La realidad histórica nos cuenta que Julio César logró expandir las fronteras del Imperio en la actual Gran Bretaña, pasando por encima de tribus celtas y britanas al sur de las islas. No obstante, las tribus pictas del norte llegaron a suponer tal problema que Roma se vio obligada a construir el todavía visible y conservado muro de Adriano ante las continuas incursiones de los que se rebelaban contra la ocupación romana. Obviamente los pictos fueron sólo el principio de la eterna resistencia norteña en esa Caledonia que posteriormente sería Escocia y esas indómitas Highlands pobladas por tribus recias capaces de resistir históricamente hasta el final.

En un territorio tan inhóspito, Hermann parece acomodar su dibujo, normalmente detallado y con muchos más colores, a las brumas y misterios de las tierras norteñas, siendo capaz de transmitir con una pálida paleta de colores, casi todo en tonos grises, los elementos más fríos y sangrientos de una nueva incursión romana, al igual que la sensación de oscuridad, de caminar siempre entre la niebla exterior y la oscuridad de soldados que no aparentan ser muy diferentes a esos a los que se atreven a llamar “bárbaros”. Tan brillante a nivel visual como es habitual en este autor e incluso con un sorprendente tono de madurez, si eso es posible en alguien que lleva dedicándose a dibujar cómics desde 1969, una de las cosas que más se agradecen en esta edición de cARTEm Cómics, es el respeto por el formato europeo para poder disfrutar de las viñetas a gran tamaño y el dibujo de Hermann en un formato que se agradece especialmente. Curiosamente, sobre su dibujo de los últimos años, en los que prácticamente su hijo le ha escrito todos los guiones, comenta Hermann que “Yves crea un escenario, yo hago el dibujo. La conjunción de los dos da un producto que ya no es exactamente lo que él había imaginado y mi dibujo ya no es el mismo. Siento que estoy evolucionando”.

Sobre este primer volumen de Brigantus, que ofrece un gran espectáculo visual y promete aún más, la historia arranca junto al avance por tierras pictas de una legión de soldados que acuden como refuerzo de un fuerte romano situado aún más al norte, a la espera de tener fuerzas suficientes que les ayuden a mantener su posición. Con ellos viaja el inesperado protagonista de este relato: Melonius Britannicus, un enorme legionario excepcionalmente brutal y eficaz en combate, a quien sus compañeros llaman “el picto” por razones que conoceremos a lo largo de las páginas. Pese a su ferocidad aparente, incluso un soldado de acción tan rudo mantiene unos principios férreos sobre su lealtad al Imperio y a la legión a la que pertenece. E incluso se permite soñar con luz más allá de la violencia, que es lo único que verdaderamente le ha acompañado toda su vida: “la oscuridad… La penumbra… La negrura… Los hierros que entrechocan y cortan las carnes… Los gritos de dolor… La sangre, las lágrimas, los insultos. Eso es lo único que conozco”.

Esta edición, que forma parte del extenso e interesante catálogo de SAF Cómics (Strip Art Features) se edita con el habitual cuidado de cARTEm Cómics, que otorga tanto valor a las historias como al cuidado con el que nos las ofrece, desde la elección de tapa dura o la calidad del papel que nos permita disfrutar del mejor modo de arte en viñetas como el de Hermann. El libro incluye un interesante prólogo escrito por Diego García Rouco, conocido colaborador de la web Zona Negativa y en la revista Z, además de una extensa lista de notas finales a cargo del traductor José E. Martínez, explicándonos de modo didáctico, práctico y entretenido muchos de los términos empleados habitualmente por los soldados romanos como optio vigilius o centuria. El regalo final a este tomo viene en forma de dibujos, estudios de páginas y bocetos del gran Hermann, a toda página y con una calidad de reproducción exquisita. Sin duda una nueva serie a tener en cuenta por todos esos seguidores de historias de Roma en formato de cómic europeo de la mejor calidad. Aventura dentro de lecciones de Historia y entretenimiento a partes iguales en una lectura que te recomendamos no dejes pasar y de la que acabarás, con total seguridad, deseando leer la continuación.

SOBRE LOS AUTORES

HERMANN

Hermann Huppen nació el 17 de julio de 1938 en la región de Fagnes (Bélgica). Pasó su infancia en plena guerra y su adolescencia estuvo marcada por el deseo de independizarse y aprender un oficio: ebanistería, arquitectura, decoración de interiores… A los 17 años, voló a Canadá. Pero aunque tuvo la suerte de recibir clases de dibujo en la Academia de Bellas Artes de Saint-Gilles, todavía no estaba destinado al cómic. Sorprendentemente, fue su matrimonio, en 1964, lo que le acercó a su nueva novia de papel: su flamante cuñado, Philippe Vandooren, futuro director editorial de Dupuis, dirigía entonces una revista scout a la que entregó su primera historia. Observado por Greg, Hermann, desde que éste se convirtió en su seudónimo, fue contratado en el estudio del maestro que escribió para él, a partir de 1966, la serie que establecería inmediatamente su innegable talento en el estilo realista, Bernard Prince (Le Lombard). Después de un rodeo por Jugurtha (Le Lombard), serie para la que dibujó sus primeros álbumes, Hermann emprendió una nueva serie con Greg, Comanche (Le Lombard), cuya publicación comenzó en diciembre de 1969. Diez años más tarde, el principiante había adquirido todos los trucos del oficio y conquistado a un público numeroso y fiel: de modo que todas las cartas estaban en su mano para lanzar y triunfar con su primera serie en solitario, Jérémiah (Dupuis), que todavía dirige hoy con el mismo éxito. Se desvió de los temas post-atómicos para crear en 1982 Tours de Bois-Maury (Glénat), un excelente fresco medieval. Exigente, curioso, trabajador e inclinado a elevar el listón cada vez más alto, en 1991 firmó su primer tomo único, Missié Vandisandi (Dupuis), al que siguió el grito de revuelta Sarajevo-Tango (Dupuis), un álbum realizado en colores directos cuyo contenido histórico y social le valió el Premio Oesterheld, que lleva el nombre del célebre guionista argentino que “desapareció” trágicamente en 1977. Con Caatinga (Le Lombard), el lápiz de Hermann vuelve a situarse del lado de las víctimas. En 2000 publicó Lune de Guerre con J. Van Hamme para la colección Aire Libre de Dupuis. Con su hijo Yves H. como guionista, realiza para Le Lombard una trilogía americana: en 2000, un thriller fantástico Blood Ties; en 2002, una magnífica novela negra, Manhattan Beach 1957 y en 2005, La chica de Ipanema. Hermann ha recibido numerosos premios que coronan su obra y, en particular, en 2002, el premio Saint-Michel en el primer Festival del Cómic de Bruselas y una nominación al “Alph Art al mejor dibujo” por Manhattan Beach 1957 en el Festival del Cómic de Bruselas. En 2016, Hermann recibió el Gran Premio de Angulema premiando todo su trabajo.

YVES H.

Yves H. cayó en el pozo del cómic desde el momento en que nació. Fue en 1966 cuando su padre Hermann (Huppen por su apellido) inició una carrera profesional y prestigiosa como diseñador al crear Bernard Prince en la revista Tintin, basada en un guión de Greg. Su hijo Yves nació en Bruselas en 1967 y desde pequeño acarició el sueño de convertirse en creador de historias. Influido por su pasión por el cine de autor moderno (Terry Gilliam, Woody Allen, Kusturica, los hermanos Cohen y muchos otros), inicialmente tomó esta dirección, pero pronto se dio cuenta de que las producciones en papel requerían menos inversiones y concesiones previas que las producciones en cine. Con su padre, en 1995 publicó su primer álbum, Le secret des hommes-chiens, con Dupuis, donde practicó el dibujo y la narración. Considerándose más un narrador que un diseñador gráfico, se dedicó luego al guión y escribió sucesivamente Liens de sang (Le Lombard, 2000, una historia atmosférica única que ilustra la relación entre un padre y su hijo), Rodrigo (Glénat 2001, el duodécimo episodio de la serie Tours de Bois-Maury) y Manhattan Beach 1957 (Le Lombard, 2002, un thriller retrospectivo especialmente bien recibido). Zhong Guo (Aire Libre Dupuis, 2003) avanza hacia el thriller futurista y la ficción política, un género que quiere abordar desde hace tiempo. Modestamente, desea darse a conocer bajo un seudónimo que no se basa en sus orígenes familiares, sin negarlos a los que lo saben, y la apuesta está ganada ya que Hermann constata que sus producciones conjuntas venden muchos más ejemplares.

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