«El morador de las tinieblas», de H.P. Lovecraft renace magistral ilustrado por Tomás Hijo. Minotauro Ilustrados.

Imagina por un momento que eres aficionado al género fantástico, de hecho si estás leyendo estas líneas ya estás respondiendo a la siguiente consulta: Menciona a dos escritores de literatura fantástica cuya obras crees que más veces ha sido adaptada fuera de los libros donde nacieron sus creaciones. No te las des de erudito. Todos leemos, disfrutamos y, seguro que por suerte, conocemos a decenas de nombres. Pero seamos honestos, si hay dos autores dentro del mundo fantástico convertidos en universales por sus libros y cuya influencia se mantiene vigente incluso en este siglo XXI, a nadie le pasan desapercibidos los nombres de J.R.R. Tolkien y el de H.P. Lovecraft. De Tolkien sólo en el recién terminado 2024 se estrenó la segunda temporada de una serie que adapta muy libremente su universo y una película de animación, sin contar con todas las reediciones de escritos suyos conmemorando algún aniversario que otro como casi todos los años. Si hablamos de Lovecraft, te puedo recomendar la relectura de recomendaciones aparecidas en esta misma página web bien recientes de adaptaciones de sus relatos al cómic, como los son las maravillas de Gou Tanabe, editadas por Planeta Cómic, publicaciones periódicas dedicadas a su aún influyente figura y recientes adaptaciones y promesas de nuevas películas basadas en sus relatos.

Para suerte de quienes disfrutamos del mundo de la ilustración, desde hace años un autor de Salamanca se ha labrado una carrera a base de trabajar verdaderamente de forma artesanal en contacto siempre con el mundo fantástico y con una cercanía extrema y especial a estos dos autores de los que comenzamos hablando. Personalmente descubrí la obra de Tomás Hijo, ilustrador único convertido en nombre propio gracias a sus grabados, cuando ganó en 2016 el prestigioso Premio a mejor ilustración de The Tolkien Society con su elaboradísima escena de El Pony Pisador, basado en la mítica taberna en la que los hobbits cruzan sus pasos y destino con Aragorn en El Señor de los Anillos de Tolkien. Contemplando esta maravilla queda claro que, tal y como el mismo autor se declara, es un «absoluto enamorado de la obra de Tolkien«.

Seguidor declarado de la obra de un autor de logradísimo trazado único gracias a la técnica con la destaca de modo inigualable, a partir de aquel momento cada vez resultó más fácil ver y disfrutar de la obra de Tomás Hijo no sólo en sus redes sociales donde nos regalaba el proceso y acabado de cada nueva maravilla que creaba. En mayo de 2018 pudimos disfrutar de su primera creación y colaboración con una editorial tan fundamental para el fantástico como es el sello editorial Minotauro. Su entrada a lo grande la realizó junto a otro autor al que respetamos y admiramos profundamente en este rincón de letras como es Carlos Sisí. Juntos, Sisí e Hijo alumbraron Nigromante, la primera novela de la que sería una trilogía que, salvando las distancias pero a pocos pasos en mi opinión, fueron capaces de crear un universo propio, sólido, coherente y creíble comparable a las imperecederas obras de Tolkien.

Nigromante. Bajo la tierra, un antiguo secreto despierta de Carlos Sisí con ilustraciones de Tomás Hijo (Minotauro, mayo 2018).
Hechícero. La parábola de Ellör de Carlos Sisí con ilustraciones de Tomás Hijo (Minotauro, abril 2022).
Guerrero. La Llama en el viento de Carlos Sisí con ilustraciones de Tomás Hijo (Minotauro, mayo 2023).

A partir de Nigromante, el reconocible estilo y forma de llamar visualmente nuestra atención con los contrastes sólo posibles con la técnica del grabado, junto a la que Tomás Hijo ha desarrollado además una espléndida y aún más vistosa aplicación del color, sus trabajos y colaboraciones se han convertido en una más que agradable compañía para infinidad de títulos, editoriales y autores, dejándonos algo de esperanza en estos oscuros tiempos de lucha de los artistas tradicionales contra la infame Inteligencia Artificial, que pretende robar no sólo el trabajo de artesanos como Tomás Hijo, sino el alma de un mundo como el de las obras ilustradas. Sin duda otro momento clave en la vertiginosa carrera profesional de este autor fue el momento en que volvió a aunar aficiones y autores admirados en la creación de un fenómeno que le ha llevado a ser conocido a nivel mundial: sus impresionantes colecciones de cartas de tarot que se iniciaron con el tarot dedicado a Guillermo del Toro, director que considera al autor como “uno de los grandes grabadores modernos. Su obra es vital, moderna, pero inscrita en una gran tradición”. Con del Toro ha realizado desde entonces colaboraciones tan notables y visibles como el tarot que aparece en la película El callejón de las almas perdidas. Además Tomás Hijo ha firmado un tarot de Dentro del Laberinto, otro de Cristal Oscuro e incluso uno basado en la serie de HBO La Casa del Dragón. Pero de nuevo como uno de sus logros más notables, nos deslumbró con otra cita evidente con Tolkien en una colección de imágenes en cartas irrepetibles de tarot de El Señor de los Anillos, basadas directamente en el libro.

Pero no perdamos el hilo, por difícil que resulte tratándose de un autor tan maravillosamente prolífico dibujando que te invitamos a descubrir su ingente y siempre sorprendente obra en sus redes sociales y en su página web. Comenzando esta reseña hablábamos de otro autor al que volvemos por una razón tan obvia como el hecho de estar aquí ahora para recomendarte la imprescindible lectura de El morador de las tinieblas de H.P. Lovecraft en versión ilustrada por Tomás Hijo para la excelente colección Minotauro Ilustrados. Este segundo autor continuamente reeditado y adaptado, ha sido y es otro importante punto de inflexión e inspiración evidente en la muy extensa galería de autores a los que este dibujante ha incluido en su particular universo de grabados inolvidables en todo tipo de imágenes.

Bebé Cthulhu de Tomás Hijo.

En una completísima entrevista realizada al autor en el episodio 10 de M de Minotauro que os recomendamos ver íntegra, Tomás Hijo explica el inicio de su profunda relación con Lovecraft: «igual que la de Tolkien, fíjate empezaron las dos en el mismo momento y y han ido corriendo de forma paralela. Tengo que reconocer que, al igual que Tolkien es un autor así como muy importante para mi vida y por muchas cosas Lovecraft siempre ha sido como una especie de fascinación eh pero de otro tipo, podemos decir como más frívola o menos profunda, pero me encanta sobre todo de Lovecraft el Lore, las criaturas, las leyendas, la imagen, las estética, todo eso todo me encanta. Y llegué a los dos de la misma forma que fue a los 15 años por medio de los juegos de rol porque yo empecé a jugar al rol con 15 añitos y en aquel momento en Salamanca había una pequeña librería que se llamaba Delta y creo que solo tenían dos juegos: el juego del Señor de los Anillos y La Llamada de Cthulhu. Empecé a jugar a esos dos juegos y me enamoré de los dos. El Señor de los Anillos sí que lo leí en su momento mientras estaba jugando a esos juegos ya con 15 años y Lovecraft llegó un poco después y lo he estado leyendo toda la vida, esporádicamente relatos, cartas. Ahora estoy leyendo por ejemplo El diario de los sueños de Lovecraft que no tiene desperdicio».

En noviembre de 2023 la relación de Tomas Hijo con Minotauro pasó a mayores en todos los sentidos. Si no sabías de su existencia pero quizás sí eras seguidor o seguidora del arte de este ilustrador, ya estás tardando para adentrarte en el grandioso experimento de Minotauro Ilustrados. Y es que la edición de La sombra sobre Innsmouth ilustrada por Tomas Hijo va a superar todas tus expectativas si no la conocías, igual que la más reciente de El morador de las tinieblas. Y es que, pese al delicado extremo en el detalle de todos sus grabados, la obra de Tomás Hijo está hecha para disfrutarla a lo grande, para apreciar su trabajo y porque precisamente la propia técnica del grabado le permite sin perder ni un ápice de calidad, ser ampliado hasta el punto de perdernos dentro de lo dibujado en grandes formatos. En este caso, ambas adaptaciones, con idéntica extensión de 64 páginas, han sido editadas en una grandiosa edición en tapa dura con sobrecubierta de nada menos que 26×35 cm., es decir, libros aún más vistosos y espectaculares que cualquier edición especial en formato europeo de la mayoría de cómics o libros en el mercado. Quizás por este motivo no resulta tan fácil encontrar estas maravillas en tiendas habituales de tebeos aún con espacio para exposición o en librerías normales. Por eso créeme, cual personaje de Lovecraft tratando de resolver insondables misterios cósmicos, te recomiendo que de verdad busques estos dos libros para saber lo que te estabas perdiendo hasta ahora.

La sombra sobre Innsmouth es, de modo unánime creo, una de las obras fundamentales de Lovecraft, inolvidable en su presentación de los Profundos, esas escalofriantes criaturas creadas por Lovecraft mitad humanos mitad peces que tanta influencia han generado desde entonces en tanta iconografía fantástica y de terror sobre una parte más de los insondables Mitos de Cthulhu. Fruto del fin de prósperos tiempos olvidados cuando Innsmouth vivía del comercio con lejanas comunidades salvajes del Pacífico que llenaban de riqueza sus arcas y sus redes, la decadente y decrépita villa marinera a la que llega el protagonista de este relato siempre pudo casi olerse en las descripciones de de Lovecraft y, en esta edición ilustrada por Tomas Hijo casi puede sentirse en su laberíntica galería de oscuros cultos rendidos por habitantes que convierten semejante escenario enfangado en una trampa y un laberinto. Con un registro notablemente distinto a tantos otros trabajos repletos de luz en el contraste que ofrece la tinta negra de los grabados de Tomás Hijo, lo que resulta evidente es, no sólo la admiración por el escritor eterno de Providence, sino que sus imágenes logran escribir en lo que se desdibuja de sus planchas toda la grandiosa oscuridad que envuelve un relato como éste, hasta sumirnos en un viaje tan hipnótico como los propios cánticos de los Profundos.

Y llegamos por fin a esta reciente edición de El Morador de las Tinieblas, otra narración inequívocamente escalofriante del maestro del horror cósmico. Publicado originalmente hace casi un siglo, en 1935, está considerado como el último cuento de Lovecraft y reincide en los personajes arquetípicos de tantos de sus relatos. En este caso seguimos en sus crecientes obsesiones a Robert Blake, también él escritor que, fascinado por lo sobrenatural y, tras el inquietante hallazgo de un inquietante objeto denominado “Trapezoedro Brillante” en una iglesia abandonada de Providence, descubre que con él es capaz de atisbar más allá de nuestra realidad. Al sorprendente descubrimiento lo ensombrece de inmediato una advertencia: no despertar a la entidad que reside en las sombras, El Morador de las Tinieblas, un ser antiguo y temido que, como tantos otros encerrados en los universos de Lovecraft, espera su oportunidad de ser liberado.

Pese al terror latente desde la primera página y, sobre todo, desde que entra en escena el “Trapezoedro Brillante”, Lovecraft resumió en El Morador de las Tinieblas muchos de los logros que Tomas Hijo ha aprovechado para idear la forma de ilustrar el relato: «Lovecraft pese a todo es un autor costumbrista. Hay un encanto siempre en reconocer los paisajes o las calles de Providence. Es muy descriptivo en ese sentido y eso lo convierte en un autor de época fascinante. Luego yo creo que aparte él hizo una cosa que es muy chula y que encaja muy bien con cierto espíritu de nuestro tiempo, que es que él convirtió a los dioses en entidades extraterrestres. De alguna forma es un autor que tiene una mitología atea. No quiero decir que todo el mundo que lea a Lovecraft sea ateo ni que comparta esa mentalidad, pero sí que hace que se de una hibridación entre mitología, ciencia ficción y terror, osea que de alguna forma de repente cubre muchos campos. A mí lo que más me gusta de Lovecraft son los relatos más locos donde te habla de esos dioses que en el fondo son extraterrestres de dimensiones cósmicas que están por ahí en dimensiones ocultas».

Repitiendo una técnica rompedora que el autor reconoce emplear desde los libros que realizó con Carlos Sisí, donde sus aportaciones resultaban mucho más moderadas, Tomas Hijo no ilustra al uso ninguna de estas ediciones de relatos de Lovecraft. De hecho la sensación al leerlas/verlas es que las ilustraciones grabadas han sido capaces de reconstruir a una nueva dimensión ambas historias. «Cuando hago presentaciones por ahí lo enseño a veces -explica el autor sobre su método-. Lo que hago es coordinarme con la editora de la colección para que me pase los pdfs con una especie de premaqueta, donde el maquetador distribuya el texto del libro de una forma más o menos interesante y lo que hago es imprimir esos pdfs en grande y abocetar directamente sobre ellos y tratar de hacer unas ilustraciones que jueguen con el texto, que dialoguen con el texto que hay en cada página. A mí me interesa mucho que el libro tenga un flujo claro, osea que no sea simplemente un cromo en cada página, sino que de alguna forma funcionen como una película, que haya un juego de planos».

La experiencia visual es de las que no olvidan. Por supuesto la avalancha de imágenes por si solas no explican la trama descrita siempre con todo lujo de detalles por Lovecraft, pero el conjunto de ilustraciones y texto, curiosamente a partir de una técnica tan ancestral como el grabado, se convierten en una visión profundamente moderna de simbiosis entre palabras y dibujo, formando los párrafos parte de lo que vemos y lo que leemos parte de lo que, asombrados, contemplamos. Y todo formando un equilibrio perfecto donde la elección de dobles páginas profusamente coloreadas se alterna con páginas donde detalles significativos centran nuestra mirada y a la vez resaltan la importancia de cada palabra, haciendo de las letras, de la tipografía, parte de un conjunto espectacular.

«En El Morador de las Tinieblas tenemos un montón de elementos que conducen a un gran monstruo final -anticipa Tomas Hijo-. En lo que te tienes que centrar es en el diseño de ese final que va a aparecer y, sin embargo, hay un montón de de cuestiones que son muy interesantes, porque en el libro el personaje recuerda, reflexiona, imagina, intuye… Y puedes sacar un montón de cosas que no están en la línea principal narrativa del texto. Era muy interesante en este libro poder de repente plasmar una tablilla jeroglífica de procedencia desconocida o meterte a describir una ensoñación del tipo con un planeta en el que las cosas pasan de otra manera. Además el personaje es pintor y escritor de modo que puedes también dibujar los cuadros que pinta el personaje».

Tomas Hijo se demuestra a estas alturas de sus dibujos y carrera como alumno aventajado de todo autor que le ha supuesto una influencia decisiva y reconocida: «desde el mundo del grabado hay unos unos grabadores de Europa del este, checos y polacos relativamente recientes, de los años 50 y 60 que me influyeron muchísimo en cuanto a cuestiones técnicas de ver cómo ellos utilizaban el grabado para contar historias para con fines narrativo». Demostrado admirador por otro lado de otro genial contador de historias a partir del mínimo trazo como es Mike Mignola, el creador de Hellboy, Tomás Hijo admite como para él el estilo del norteamericano «ha sido decisivo en cuanto a ver cómo se compone una página, cómo se juega con la narración y sobre todo cómo hacer que menos sea más. Esa es la elección que a mí no me ha calado todavía, porque yo soy mucho más barroco que él, a mí me gusta llenar mucho las cosas y hacer muchos detalles, que es algo que él no hace, pero creo que si se mira con mucha detenimiento algo tiene que haber por ahí porque porque para mí es el gran maestro».

La impresionante y cuidada edición de El Morador de las Tinieblas se completa con otro guiño magistral a los grabados de Tomás Hijo. Y es que, al quitar la sobrecubierta de la magistral ilustración elegida como portada, tenemos sobre la tapa dura del libro la misma ilustración con unos logradísimos relieves que dan aún más vida a la criatura monstruosa y recuerdan las láminas casi bajorrelieves que salen del taller de este gran artista y autor cuando emplea planchas para ejercer la presión que impregna de tinta su selecta elección de papeles, para plasmar los trazos que sus manos, con mucha más paciencia y mérito que cualquier artista digital de nuestros días, convierten en imágenes capaces de ilustrar sueños y pesadillas que podrás quedarte contemplando durante horas.

SOBRE LOS AUTORES

H. P. LOVECRAFT

H.P. Lovecraft (Estados Unidos, 1890 – 1937)  es uno de los grandes pioneros de la ciencia ficción y de terror de la historia. Nació en 1890 en Providence, Rhode Island, donde vivió la mayor parte de su vida. Escribió muchos ensayos y poemas al principio de su carrera, pero gradualmente se centró en la escritura de historias de terror, después del advenimiento en 1923 de la revista pulp Weird Tales, a la que contribuyó con la mayor parte de su ficción. Sin embargo, su corpus de ficción relativamente pequeño (tres novelas cortas y unos sesenta cuentos) ha ejercido una gran influencia en el trabajo posterior en el campo, y está considerado como el principal autor estadounidense de ficción sobrenatural del siglo XX. H. P. Lovecraft murió en Providence en 1937. Difundió sus relatos a través de revistas y sólo después de su muerte aparecieron en forma de volúmenes. Entre sus obras destacan: El modelo de PickmanLa casa encantada o En las montañas de la locura.

TOMÁS HIJO

Tomás Hijo nació en Salamanca en 1974. Ha ilustrado un centenar de libros en editoriales de España, Reino Unido, Estados Unidos, Irán y China. También ha escrito algunos, siempre relacionados con el ámbito de las leyendas y el folclore. Co-creador del Tarot del Toro (en colaboración con Guillermo del Toro) y de Labyrinth Tarot, con licencia y supervisión de The Jim Henson Company (ambos publicados por Insight Editions y Titan Books). Ha contribuido con sus ilustraciones a proyectos cinematográficos como Nightmare Alley de Guillermo del Toro (2021), series de televisión y videojuegos. Realizó el storyboard artist para Concursante (dirigida por Rodrigo Cortés), ha sido también ilustrador para el Cuarto Milenio dirigido por Iker Jiménez y Les portes du temps bajo dirección de arte de John Howe. Creador de merchandising para Stranger Things (Netflix) también fue profesor de ilustración y diseño en la Universidad de Salamanca (España). Expone regularmente en galerías europeas y de Estados Unidos. Y ganó el Tolkien Society Best Artwork Award en 2016. Su técnica creativa principal es el grabado, y su obra gráfica forma parte de colecciones privadas en todo el mundo.

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