En el mundo real siempre ganan los malos: «Fouché. El genio tenebroso». Stefan Zweig / Kim. Norma Editorial

Llamada a ser imperecedera, como cualquier obra de un autor como Kim a estas alturas, el descubrimiento de la lectura y personaje de este grandioso Fouché. El genio tenebroso, es una revelación en cualquier momento por infinidad de razones. Para empezar, disfrutar en su última obra hasta la fecha del dibujo y la narrativa gráfica del premio Nacional de Cómic 2010, autor de clásicos como El arte de volar, El ala rota o Nieve en los bolsillos, en especial en esta edición de Norma, en formato 23,5 x 31, cm., por encima incluso del formato habitual europeo de álbum, de por si grande. Y es que, si has tenido la oportunidad de descubrir páginas originales de Kim en alguna exposición, llama poderosamente la atención cómo su minucioso y detallado dibujo y color en muchos casos no son más grandes que los formatos, aparentemente pequeños, de alguna de sus obras editadas. Por eso disfrutar en este caso de un espacio mayor en el que perderse en sus dibujos es un primer aliciente importante.

En segundo lugar, la elección de la historia por parte del autor da pie a un extenso, rotundo y profundo retrato de un personaje histórico real, que demuestra, a lo largo de algunos de los años más convulsos de la Historia de nuestra vecina Francia, de lo que es capaz la inteligencia humana ligada a la codicia, la ambición y la carencia casi total de escrúpulos. No es de extrañar que el personaje de Joseph Fouché fascinase a Stefan Zweig, el autor que escribió la biografía en la que esta novela gráfica está basada. Joseph Fouché fue el ministro de la Policía por excelencia a lo largo de gobiernos franceses completamente opuestos e irreconciliables: iniciada la violenta Revolución francesa, pasó de ser monárquico moderado a jacobino radical, aplaudiendo y convirtiéndose en cómplice de la ejecución de Luis XVI. Tras llevar túnica eclesiástica y tonsura, se vuelve un feroz anticristiano y acaban conociéndolo como el implacable Ametrallador de Lyon por su crueldad en las sangrientas e inconcebibles matanzas de burgueses en aquella ciudad.

Incluso a Robespierre, de quien estuvo a punto de ser cuñado, logró mandarlo a la guillotina tras el golpe de Thermidor. Posteriormente reflotó como ministro de la Policía, cargo que desempeñó con celo creando la red de espionaje más poderosa de Europa, llegando al punto de ayudar directamente a Napoleón Bonaparte a alcanzar el poder. A partir de ese momento y aunque su soberbia le mantuvo siempre en una relación difícil con el general llamado a ser emperador, Fouché se mantuvo siempre cerca del poder, siendo, junto a Tayllerand, una de las piezas fundamentales de la política francesa de la época. Inclinándose siempre a favor del vencedor más poderoso, cuando los Borbones regresaron al trono, se las arregló para volver a ser ministro de la Policía; pero es que cuando Napoleón huyó de su exilio y se hizo de nuevo con el poder, Fouché controló una vez más el nuevo parlamento… para conspirar otra vez contra Napoleón a favor de Luis XVIII.   

Con semejante montaña rusa de vida, digna del más típico folletín francés, la cruda realidad del personaje de Fouché es tan apasionante como oscura. Y Kim nos conduce desde la primera a la última página en la fascinación que ejerce esta ejemplificación de la mayoría, por no decir todos, los políticos que se han sucedido desde entonces a lo largo de los siglos. Aparentemente seres humanos astutos, de una inteligencia real extrema, son éstos a la vez modelos de cinismo, hipocresía y ausencia total de escrúpulos en los siglos venideros. Atado además a una época tan convulsa como la que le tocó vivir, en la que miles de inocentes fueron directamente ejecutados en una supuesta revolución ideal que al final mantuvo el mismo esquema de siempre: el rico y más vil permanece sobre la masa muerta de hambre, asistir página tras página a los acontecimientos y decisiones en las que Fouché estuvo directamente involucrado reafirma la triste realidad de cómo funciona nuestro mundo, sin importar la época o los ideales. Porque Fouché sobrevivió a muchos de los que supieron, desde el momento en que le conocieron, que se trataba de una persona nada fiable y siempre de oscuras intenciones sólo velando por su propio interés. Como bien recuerda Stefan Zweig en la versión escrita de la obra: “ya en el primer escalón de su carrera, el más bajo, se pone de manifiesto un rasgo característico de su personalidad: su aversión a vincularse plenamente, irrevocablemente, a alguien o a algo”. Kim le define por su parte y acertadamente como una figura “hermética e inaccesible”; aunque curiosamente esta versión gráfica consigue a lo largo de sus innumerables vaivenes vitales ofrecernos un retrato pleno de una figura temible, que conocía todos los secretos de todos las piezas del complicado ajedrez político de aquella Francia convulsa.

Existen adaptaciones previas a cómic de la vida de Fouché pero el detallado rigor de esta versión contada por Kim fue, con toda la razón de su parte, uno de los lanzamientos del año pasado en el mundo de la novela gráfica. Y su ambición, exigencia y profundidad son acompañantes perfectos a la que bien debería ser la biografía definitiva en viñetas de Fouché, personificación máxima del poder que mueve realmente el mundo desde las sombras. Este libro es uno esos ejemplos que deberían figurar en las lecturas en centros educativos, siendo lectura igualmente ideal para todo amante de esa Historia de la Humanidad que no nos cansamos de repetir una y otra vez tropezando siempre en las mismas piedras ideológicas que nos conducen al desastre.

SOBRE EL AUTOR

KIM

Joaquim Aubert Puigarnau, más conocido como KIM, estudia Bellas Artes, aunque nunca llegará a terminar la carrera. Empieza su trayectoria como historietista en la revista musical Vibraciones y de ahí pasa a otras publicaciones como Mata ratos, El Víbora o Por favor. Desde las páginas del semanario El jueves concibe su serie Martínez el facha, sátira de la extrema derecha española que ya forma parte de la historia del cómic nacional. Su larga trayectoria ha sido reconocida con galardones como el Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona y el XII Premio Internacional de Humor El GatPerich. En 2010 recoge junto a Antonio Altarriba el Premio Nacional del Cómic por El arte de volar, biografía del padre de Altarriba que constituye además una de las mejores crónicas de la España del pasado siglo. En 2016 la pareja de autores publica El ala rota, nuevo retrato de la España del siglo XX narrado esta vez desde los ojos de la madre del guionista. Su última obra es Nieve en los bolsillos, Novela gráfica autobiográfica, relato de iniciación y tierno homenaje a una generación que tuvo que dejar su hogar en busca de una vida mejor. Fouché es su última obra hasta la fecha.

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Llamada a ser imperecedera, como cualquier obra de un autor como Kim a estas alturas, el descubrimiento de la lectura y personaje de este grandioso Fouché. El genio tenebroso, es una revelación en cualquier momento por infinidad de razones. Para empezar, disfrutar en su última obra hasta la fecha del dibujo y la narrativa gráfica del premio Nacional de Cómic 2010, autor de clásicos como El arte de volar, El ala rota o Nieve en los bolsillos, en especial en esta edición de Norma, en formato 23,5 x 31, cm., por encima incluso del formato habitual europeo de álbum, de por si grande. Y es que, si has tenido la oportunidad de descubrir páginas originales de Kim en alguna exposición, llama poderosamente la atención cómo su minucioso y detallado dibujo y color en muchos casos no son más grandes que los formatos, aparentemente pequeños, de alguna de sus obras editadas. Por eso disfrutar en este caso de un espacio mayor en el que perderse en sus dibujos es un primer aliciente importante.

En segundo lugar, la elección de la historia por parte del autor da pie a un extenso, rotundo y profundo retrato de un personaje histórico real, que demuestra, a lo largo de algunos de los años más convulsos de la Historia de nuestra vecina Francia, de lo que es capaz la inteligencia humana ligada a la codicia, la ambición y la carencia casi total de escrúpulos. No es de extrañar que el personaje de Joseph Fouché fascinase a Stefan Zweig, el autor que escribió la biografía en la que esta novela gráfica está basada. Joseph Fouché fue el ministro de la Policía por excelencia a lo largo de gobiernos franceses completamente opuestos e irreconciliables: iniciada la violenta Revolución francesa, pasó de ser monárquico moderado a jacobino radical, aplaudiendo y convirtiéndose en cómplice de la ejecución de Luis XVI. Tras llevar túnica eclesiástica y tonsura, se vuelve un feroz anticristiano y acaban conociéndolo como el implacable Ametrallador de Lyon por su crueldad en las sangrientas e inconcebibles matanzas de burgueses en aquella ciudad.

Incluso a Robespierre, de quien estuvo a punto de ser cuñado, logró mandarlo a la guillotina tras el golpe de Thermidor. Posteriormente reflotó como ministro de la Policía, cargo que desempeñó con celo creando la red de espionaje más poderosa de Europa, llegando al punto de ayudar directamente a Napoleón Bonaparte a alcanzar el poder. A partir de ese momento y aunque su soberbia le mantuvo siempre en una relación difícil con el general llamado a ser emperador, Fouché se mantuvo siempre cerca del poder, siendo, junto a Tayllerand, una de las piezas fundamentales de la política francesa de la época. Inclinándose siempre a favor del vencedor más poderoso, cuando los Borbones regresaron al trono, se las arregló para volver a ser ministro de la Policía; pero es que cuando Napoleón huyó de su exilio y se hizo de nuevo con el poder, Fouché controló una vez más el nuevo parlamento… para conspirar otra vez contra Napoleón a favor de Luis XVIII.   

Con semejante montaña rusa de vida, digna del más típico folletín francés, la cruda realidad del personaje de Fouché es tan apasionante como oscura. Y Kim nos conduce desde la primera a la última página en la fascinación que ejerce esta ejemplificación de la mayoría, por no decir todos, los políticos que se han sucedido desde entonces a lo largo de los siglos. Aparentemente seres humanos astutos, de una inteligencia real extrema, son éstos a la vez modelos de cinismo, hipocresía y ausencia total de escrúpulos en los siglos venideros. Atado además a una época tan convulsa como la que le tocó vivir, en la que miles de inocentes fueron directamente ejecutados en una supuesta revolución ideal que al final mantuvo el mismo esquema de siempre: el rico y más vil permanece sobre la masa muerta de hambre, asistir página tras página a los acontecimientos y decisiones en las que Fouché estuvo directamente involucrado reafirma la triste realidad de cómo funciona nuestro mundo, sin importar la época o los ideales. Porque Fouché sobrevivió a muchos de los que supieron, desde el momento en que le conocieron, que se trataba de una persona nada fiable y siempre de oscuras intenciones sólo velando por su propio interés. Como bien recuerda Stefan Zweig en la versión escrita de la obra: “ya en el primer escalón de su carrera, el más bajo, se pone de manifiesto un rasgo característico de su personalidad: su aversión a vincularse plenamente, irrevocablemente, a alguien o a algo”. Kim le define por su parte y acertadamente como una figura “hermética e inaccesible”; aunque curiosamente esta versión gráfica consigue a lo largo de sus innumerables vaivenes vitales ofrecernos un retrato pleno de una figura temible, que conocía todos los secretos de todos las piezas del complicado ajedrez político de aquella Francia convulsa.

Existen adaptaciones previas a cómic de la vida de Fouché pero el detallado rigor de esta versión contada por Kim fue, con toda la razón de su parte, uno de los lanzamientos del año pasado en el mundo de la novela gráfica. Y su ambición, exigencia y profundidad son acompañantes perfectos a la que bien debería ser la biografía definitiva en viñetas de Fouché, personificación máxima del poder que mueve realmente el mundo desde las sombras. Este libro es uno esos ejemplos que deberían figurar en las lecturas en centros educativos, siendo lectura igualmente ideal para todo amante de esa Historia de la Humanidad que no nos cansamos de repetir una y otra vez tropezando siempre en las mismas piedras ideológicas que nos conducen al desastre.

SOBRE EL AUTOR

KIM

Joaquim Aubert Puigarnau, más conocido como KIM, estudia Bellas Artes, aunque nunca llegará a terminar la carrera. Empieza su trayectoria como historietista en la revista musical Vibraciones y de ahí pasa a otras publicaciones como Mata ratos, El Víbora o Por favor. Desde las páginas del semanario El jueves concibe su serie Martínez el facha, sátira de la extrema derecha española que ya forma parte de la historia del cómic nacional. Su larga trayectoria ha sido reconocida con galardones como el Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona y el XII Premio Internacional de Humor El GatPerich. En 2010 recoge junto a Antonio Altarriba el Premio Nacional del Cómic por El arte de volar, biografía del padre de Altarriba que constituye además una de las mejores crónicas de la España del pasado siglo. En 2016 la pareja de autores publica El ala rota, nuevo retrato de la España del siglo XX narrado esta vez desde los ojos de la madre del guionista. Su última obra es Nieve en los bolsillos, Novela gráfica autobiográfica, relato de iniciación y tierno homenaje a una generación que tuvo que dejar su hogar en busca de una vida mejor. Fouché es su última obra hasta la fecha.

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