Entrevista con Tomás Hijo, ilustrador de los relatos de Edgar Allan Poe en «Poe/Corman» de Ediciones T&T.

Cuando en el mundo editorial alguien abre la puerta, por inesperado que resulte, al éxito comercial y de ventas, antes de lo que tardes en leer esta recomendación y entrevista, ya habrá otras con productos similares esperando al anuncio de las novedades del mes siguiente. Aunque en un mundo repleto de secuelas, precuelas y remakes tratando de exprimir la falta de originalidad, a nadie podría extrañarle. Por otro lado, aún en una época demolida por las imágenes sin texto y sin inteligencia de unas pantallitas que caben en la palma de la mano, hay valientes capaces de embarcarse como editores independientes para dar a luz e iluminar con libros de papel este hipercambiante mundo nuestro. En su búsqueda de calidad por encima de cantidad, hoy en día herramientas como la autoedición o la posibilidad de lograr un capital mínimo gracias a plataformas como Verkami hacen posible la existencia de aventuras tan loables como la de Ediciones T&T, una editorial que publica novelas, libros ilustrados, juegos de rol, juegos de mesa e incluso láminas. De su muy interesante catálogo, queremos recomendarte y hacerte saber de la existencia de un libro verdaderamente excepcional sobre dos autores universales: el escritor Edgar Allan Poe y el director de cine Roger Corman, que además está ilustrado por un artista del que aquí nunca nos cansaremos de hablar: Tomás Hijo. Poe/Corman es un documento único ideado para tocar, releer y ver mucha veces.

Guardas de la parte de Poe por Tomás Hijo.

Original en concepción y contenidos, Poe/Corman es uno de esos libros que, dándole la vuelta, se convierte en dos. Su doble portada y doble contenido nos recibe con una sobrecubierta doble de efecto traslúcido, donde dos ilustraciones de Tomás Hijo se acoplan a las fotografías de los dos autores que nos esperan cada un en una parte del libro. Así, si lo abrimos por la portada de Poe, nos encontramos con nada menos que 11 relatos del gran genio norteamericano al que, siglos después de sus escritos, generaciones enteras de aficionados al terror siguen venerando. Los cuentos de Poe incluidos en este libro son el fruto de una nueva traducción a cargo de Jesús Gómez Gutiérrez y en su selección queda claro que están, en orden cronológico, no sólo los más conocidos, sino algunos de los mejores imaginados por la pluma de este inmortal autor norteamericano: Morella, Ligeia, La caída de la Casa Usher, El pozo y el péndulo, La máscara de la Muerte Roja, El gato negro, El entierro prematuro, La verdad sobre el caso del señor Valdemar, El cuervo, El barril de amontillado y Hop-Frog. Si a semejante hallazgo, añadimos la presencia de nada menos que 28 grabados de Tomás Hijo, precediendo cada uno de ellos e ilustrando su desarrollo, el regalo a la vista no puede ser mejor. Como broche final, sin embargo, nos espera también un pequeño epílogo titulado «Edgar Allan Poe: una vida marcada por la tragedia y el genio» en el que Luis Ángel Madorrán esboza de un modo brillante, ameno y preciso, la vida y obra del autor, además de numerosas curiosidades en torno a su vida y obras además de recordarnos la notable influencia ejercida por sus creaciones en cine, televisión, literatura, música, teatro, cómics e incluso videojuegos.

Guardas de la parte de Corman por Tomás Hijo.

Teniendo en cuenta que Roger Corman y su legado proceden de mediados del difunto siglo XX, posiblemente muchas de las nuevas generaciones de aficionadas y aficionados al terror desconocen su existencia o les resultará difícil descubrir el impresionante listado de películas en las que, de un modo u otro, estuvo involucrado. De hecho son cientos de películas de todo género y presupuesto imaginable, algo en lo que Corman fue siempre experto, llegando al extremo de aprovechar en más de una ocasión los escenarios y a los actores para rodar dos películas casi al precio de una. Sin embargo hay que tener cierta edad para entender la vinculación tan especial que, para muchos amantes de Poe, despertó Corman en nosotros gracias a esa prehistórica edad en la que tan sólo había dos cadenas de televisión y, en una de ellas, se emitió un inolvidable ciclo de películas (los domingos por la tarde, si mal no recuerdo) donde se repasaron prácticamente todos los filmes de los que habla el segundo lado de Poe/Corman, es decir, todos los que Roger Corman rodó aprovechando las ideas o desarrollo completo en ocasiones de los conocidos cuentos de Edgar Allan Poe.

Roger Corman junto al legendario Vincent Price en un descanso de sus muchas colaboraciones.

Abriendo Poe/Corman por el desafiante retrato de Roger Corman, este libro adquiere la calidad de verdadero tesoro para cualquier verdadero amante de ambos apellidos. Para empezar, nos recibe un extenso pero medido ensayo realizado por el escritor Enrique Dueñas, «Sangre, poesía y carcajadas». Con un tono periodístico y realmente revelador, nos adentramos no solo en la vida y obra de Roger Corman desde sus inicios, sino que Dueñas se permite recesos e importante información detallada sobre la distribuidora independiente AIP (American Releasing Corporation), tan importante en la existencia del cine de Corman. La lectura gana interés cuando Dueñas nos introduce al cine basado en la obra de Poe para pasar después a un extenso repaso a la carrera de Vincent Price, actor que, por encima de cualquier otro, es el recuerdo de las películas de Corman sobre relatos de Poe. Y por si fuera poco, también nos habla del que fue guionista de muchas de esas adaptaciones, nada menos que Richard Matheson, imprescindible autor de ciencia ficción y terror fantástico creador de clásicos como El increíble hombre menguante o Soy leyenda. Por último, «Sangre, poesía y carcajadas» incluye extraordinarios apuntes sobre las películas que, una por una, son desglosadas y analizadas a continuación en un apartado impagable donde a los carteles originales de cada película le sigue una ficha técnica con año de producción, reparto y equipo técnico además del análisis de un grupo de invitadas e invitados de excepción.

La caída de la casa Usher (1960), basada en el relato: La caída de la casa Usher y analizada por la periodista y escritora Blanca Lacasa. El péndulo de la muerte (1961) basada en el relato El pozo y el péndulo y analizada por el agitador cultural y coleccionista Victor Verrier. La obsesión (1962), basada en el relato: El entierro prematuro y analizada por Manuel Moreno, colaborador en infinidad de publicaciones y escritor. Historias de terror (1962), basada en los relatos MorellaEl gato negroEl barril de amontillado y Los hechos en el caso del señor Valdemar y analizada por Miguel B. Núñez, ilustrador, músico y dibujante de cómics. El cuervo (1963), basada en el relato El cuervo y analizada por Eliza McCausland, periodista, crítica e investigadora. La máscara de la muerte roja (1964), basada en los relatos: La máscara de la muerte roja y Hop-Frog y analizada por Javier Vielba, músico, compositor y productor. Y, por último, La tumba de Ligeia (1964), basada en el relato: Ligeia y analizada por Guillem López, escritor de género fantástico y ficción especulativa. ¿Quién da más?

Para saber algo más del tercer protagonista de este libro, el que ha dado indudable vida y aún mayor visibilidad a dos nombres a los que normalmente no hay que presentar, no hemos querido desaprovechar la oportunidad de hablar con Tomás Hijo, inagotable ilustrador que amablemente respondió a nuestras preguntas sobre parte de su pasado, su presente y, por supuesto y especialmente, sobre esta maravilla indiscutible que es Poe/Corman.

ENTREVISTA CON TOMÁS HIJO

El dibujo y la ilustración siempre han formado parte de tu vida pero, ¿qué te impulsó exactamente a dejar tu puesto de profesor de Ilustración y diseño en la Universidad de Salamanca para dedicarte en cuerpo y alma exclusivamente a ofrecerle al mundo tu particular visión de tantos clásicos además de todas tus creaciones propias?

Por encima de todo, la falta de tiempo para compaginar las dos tareas de forma plena. Años atrás, tenía menos proyectos artísticos y estos solían tener condiciones menos exigentes; por otro lado, mi trabajo de profesor implicaba menos horas de clase y menos responsabilidades. Las dos actividades fueron creciendo. Los trabajos de ilustración iban aumentando en dimensiones y exigencias de plazos, y requerían más disponibilidad para viajar o responder a contingencias varias como viajes, presentaciones, reuniones… Y la actividad docente, por la propia configuración de la carrera de profesor universitario, exigía una dedicación cada vez mayor a la enseñanza y la investigación y una implicación más profunda en actividades de pura burocracia. Era imposible seguir implicándome en los proyectos creativos que se me ofrecían y cumplir con las obligaciones de mi trabajo en la facultad. Había que decidir, y la decisión estaba clara.

Grabado original de Tomás Hijo.

¿Cuánto de culpa y, por una vez para bien, tienen las redes sociales en el hecho de que tu arte se haya convertido en algo conocido a nivel mundial? Soy de los que, lo recuerdo perfectamente, asistía al nacimiento de cada nueva ilustración tuya según la ibas descubriendo y desvelando en redes, especialmente en facebook, si mal no recuerdo.

Toda la culpa. De hecho, fue una sorpresa para mí y el principio de muchas cosas. Recuerdo que empecé a postear con reticencia, sin entender muy bien de qué iba la cosa y pensando que incluso me podría perjudicar. Llevaba ya tiempo en el mundo editorial, ilustrando libros infantiles, y mi cabeza estaba hecha a la maquinaria de promoción tradicional: básicamente, enseñar el portafolio a los editores. ¿Para qué enseñar tu trabajo a cualquiera que pase por una red social? Me di cuenta rápidamente de las enormes ventajas. Desde el principio, recibí una respuesta generosísima, y muchas de las cosas que he hecho y han funcionado han surgido de consejos de mis contactos de redes: desde ideas para grabados y otros proyectos, hasta la idea de crear prints (y, después, grabados) y venderlos en una tienda on line. Y sí, Facebook fue la primera red que utilicé. Y sí, me parece fundamental enseñar el proceso de gestación de la obra para dar fe de la labor completa y porque los bocetos y los estadios intermedios me encantan.

Ilustración de Tomás Hijo para Ligeia.

Eres un autor que ilumina su proceso de creación como pocos: es decir, enseñas bocetos de lo que acaban siendo a veces enormes impresiones realizadas mediante ese proceso de estampación manual que es tu seña de identidad. ¿En qué momento decides que la técnica de estampación mediante  linóleo sea lo que define el arte de Tomás Hijo y no cualquier otra de las que seguro también dominas?

De nuevo, fueron los consejos generosos los que me llevaron al grabado. A mí siempre me interesó el aspecto arcaico, nítido y potente del grabado en relieve, ya fuera en madera o linóleo, y lo veía muy adecuado para lo que me interesaba hacer. El problema era que no sabía nada de talla o estampación, por lo que intenté simularlo con técnicas de pseudograbado. Recuerdo que algunos de los alumnos de la facultad de Bellas Artes, que veían mis ilustraciones en redes, me preguntaban que por qué no hacía directamente grabados de verdad, que mi estilo “lo pedía”. Al final, consiguieron que diera el paso y me tragué todo lo que había en YouTube sobre el tema. Empecé de manera muy torpe, pero me enganchó la técnica. Cuando mis compañeros del área de grabado de la facultad vieron que estaba interesado, me aconsejaron sobre los materiales más idóneos y me permitieron usar sus talleres para practicar hasta que montara el mío, cosa que no tardó en ocurrir.

Ilustración de Tomás Hijo para El entierro prematuro

Tu ascenso y presencia fue tan meteórico que, de empezar a colaborar en alguna portada (como los libros de la editorial Minotauro), tus siempre inconfundibles ilustraciones han pasado a ser casi una agradecida moda visible en infinidad de portadas de libros de muy diversas editoriales y temáticas. Honestamente, visitar la modesta sección de libros de un hipermercado y ver más de seis libros en la sección de novedades con portadas tuyas es más que agradable. ¿Esto es porque llamas a todas las puertas o son muchas las editoriales que comenzaron a llamar a tu puerta?

Puede parecer meteórico desde fuera, pero te aseguro que es un camino largo recorrido a pasos muy pequeños con algún saltito aquí y allá. La verdad es que hace años que no presento carpetas ni proyectos en ninguna parte, y son los proyectos los que llegan a mi bandeja de entrada. No tendría ningún inconveniente en llamar a esas puertas y, de hecho, ha sido lo corriente en otros momentos, pero ahora no sucede así.

Ilustración de Tomás Hijo para La máscara de la muerte roja.

Por supuesto antes de tu presencia casi multitudinaria, realizaste muchos encargos maravillosos y posiblemente menos conocidos como El mundo encantado de Castilla y León para el Museo Etnográfico de Castilla y León. ¿Crees que todas esas migas creativas que fuiste dejando contribuyeron a que hoy en día posiblemente no te de la agenda para los encargos que seguramente te piden?

Todo cuenta, y cada proyecto es la semilla de otros venideros. Yo siempre digo que no hay trabajos menores, y procuro tratar todos los proyectos con la misma intensidad y cuidado. Creo que eso es importante y que va creando un sustrato de personas que van encontrando tu trabajo y detectan el entusiasmo y la dedicación. Además, hay proyectos, como el que citas, que son muy longevos. Ahora mismo, El mundo encantado de Castilla y León sigue siendo un libro muy solicitado que espera una reedición aumentada y que ha generado muchísimas actividades secundarias, merchandising

Ilustración de Tomás Hijo para La verdad sobre el caso del señor Valdemar.

Como seguidor y admirador de tu obra, y creo lo comparto con aficionados que me consta piensan igual, una de las cosas que más agradecemos es tu fidelidad y constancia con todo lo que tenga que ver con los mundos de la fantasía, el terror, la ciencia ficción incluso. Porque has elevado con tu arte y técnica todos esos géneros a un nivel de representación gráfica superior. Somos un país que le ha dado al mundo muchísimos pintores universales, la lista de dibujantes de cómic internacionales ganadores de premios es también enorme, incluso portadistas de libros y revistas siempre más reconocidos fuera tenemos también, pero ilustradores fantásticos al nivel de los que han dado países cuna del fantástico (Brian Froud, Alan Lee, Roger Dean…) no recuerdo nombres de artistas españoles a los que defina el género fantástico como a ti… ¿O tú has tenido alguna influencia de autores españoles para llegar a encontrar tu estilo?

Yo creo que las influencias más reconocibles en lo que hago vienen de grabadores de Europa del Este y de dibujantes norteamericanos, pero podría ponerme a citar artistas españoles que me encantan y no parar. Por poner unos ejemplos, y evitar un listado enorme, creo que Javier Olivares, Javier Serrano y Santiago Sequeiros me han influido bastante.

Grabados originales de Tomás Hijo.

Llegados al libro de Poe/Corman, éste es uno más de los varios libros en los que ya has trabajado con una editorial discreta como Ediciones T&T. ¿Cómo surge tu relación con ellos? 

Antonio (uno de los editores) cursó a un taller de grabado que impartí en Valladolid. Creo que no me propuso nada en el momento, pero se guardó el contacto y me llamó tiempo después.

Poe/Corman nació a través de una campaña de crowfunding en la plataforma Verkami como lo ha hecho también el nuevo libro en el que estás involucrado con la misma editorial, Metropolis. La mejor noticia, sin duda, es que en ambos casos, la cantidad a alcanzar fue sobrepasada poco tiempo después de iniciada la campaña. Es el caso de otras campañas de otros autores cuyo nombre, ya establecido, no evita que recurran a campañas de este tipo para iniciar la financiación de un nuevo proyecto. ¿Cómo se mueve actualmente el mundo editorial para que editoriales y autores prefieran ir a lo seguro y tener la seguridad del seguidor, teniendo así unas ventas mínimas iniciales antes que lanzarse a la aventura de la edición tal cual se conocía?

Creo que, para algunas editoriales, el crowdfunding equivale a la preventa tradicional que otras hacen a través de sus canales de distribución, que suelen ser más robustos. Para las editoriales que usan esta herramienta, hay ventajas evidentes como la financiación previa o el cálculo de la tirada, pero también el propio “músculo promocional” de algunas de las plataformas y la colaboración de los mecenas puede ayudar bastante.

Ilustración de Tomás Hijo para El pozo y el péndulo.

Como aficionado al fantástico has tenido la suerte de ilustrar la obra de los Grandes autores con los que crecimos varias generaciones y que, por suerte, siguen influyendo a las actuales: Lovecraft, Robert E. Howard, ahora Poe; e incluso en infinidad de trabajos de otra clase Tolkien, además de clásicos de la fantasía visual de los 80 como Dentro del Laberinto o los universos de Guillermo del Toro en diversas barajas de tarot. ¿Te queda algún autor de los que te trajeron al mundo fantástico al que te gustaría dar presencia visual con tu linoleos? ¿Te verías por ejemplo ofreciendo tus dibujos para nuevas ediciones ilustradas de cualquier libro de Stephen King?

¡Estaría bien! También me hablan mucho de Sanderson últimamente. Ahora, puestos a pedir, lo que yo querría es dibujar una historia de Hellboy o algo de Susanna Clarke.

Versión coloreada para la ilustración de Tomás Hijo para el relato Morella.

Como aficionado, espero, de todos los autores a los que has dado nueva vida a través de tus ilustraciones, ¿qué supone personalmente la obra de Edgar Allan Poe para tí y cómo te planteaste afrontar sus mejores relatos, recuperados en el libro de  Ediciones T&T?

El problema con Poe es que se ha ilustrado mucho (también con películas) y cuando uno piensa en él ve los dibujos de Aubrey Beardsley y el rostro de Vincent Price. Con Poe hice lo que hago siempre, que es volver a los textos y tratar de recordar (o reinventar) lo que vi la primera vez que leí los textos. Es imposible lograrlo del todo, pero sí se puede ir “raspando” la memoria para quitar la mayor parte de la pintura añadida por otros. En este sentido, fue un desafío aún mayor el Tarot de El señor de los anillos, ya que el impacto visual de las películas había sido enorme en mí. En cualquiera de los dos casos, tratar de “resetear” todas esas influencias e intentar recuperar la visión primera es una labor imposible, pero te permite llegar a un lugar particular, único y bastante honesto.

Ilustración de Tomás Hijo para La caída de la Casa Usher.

Continuando un poco esa pregunta, imaginamos que ahora mismo te encuentras en una cómoda posición, ganada a pulso por tu trabajo, eso sí, en la que entiendo que puedes permitirte elegir qué proyecto es el siguiente. ¿Qué te lleva ahora mismo a involucrarte en un trabajo? ¿Eres selectivo o te puede tu afán de trabajar y seguir dando a conocer tu arte?

No soy muy selectivo, la verdad, y la razón es que me apetece casi todo lo que me ofrecen. Es verdad que tengo un perfil muy claro, por lo que me llegan propuestas que me suelen encajar. Pero también es cierto que me puede el entusiasmo y en cuanto me proponen algo, comienzo a imaginar estrategias y soluciones y me cuesta decir que no. Digamos que me suele apetecer el camino que se me abre, sea trillado o nuevo para mí.

En libros como Poe/Corman o Metropolis, viendo por ejemplo la original sobrecubierta en papel cebolla del libro donde tus ilustraciones preceden a las fotografías de ambos autores, ¿ejerces de mero dibujante inspirado por la obra escrita o llegas a involucrarte en la medida de lo posible en el propio diseño del libro dando ideas y adaptando tus dibujos a los huecos adecuados y las tipografías establecidas por el editor?

Me encanta intervenir en el diseño del libro, en la edición, en la maqueta… Fui editor y di clases de diseño, así que más o menos entiendo cómo va el tema. De hecho, algunos editores se sorprenden de que hable su mismo idioma, lo que me resulta raro. Eso sí, soy muy prudente y me limito a proponer o a desaconsejar, y me fío mucho del criterio de los responsables en cada caso. En el caso de Poe/Corman, la idea de la sobrecubierta translúcida fue idea de ellos, así como el diseño general del libro. Hice algunas sugerencias sobre tipografías y tratamiento de la imagen fotográfica de las cubiertas, pero no me hicieron el menor caso. Y me parece bien, que ellos tienen lo suyo y yo lo mío.

SOBRE LOS AUTORES

EDGAR ALLAN POE

Nació en Boston en 1809. Hijo de actores ambulantes que nunca conoció, Edgar Allan Poe fue acogido al cumplir dos años por la familia de un comerciante que marchó a Inglaterra en 1815. Cursó sus primeros estudios en internados de Londres y Stoke Newington. Asistió brevemente a la Universidad de Virginia y a la academia militar de West Point. En 1827 publicó Tamerlan y otros poemas, que incluía versos escritos a los catorce años. Ocupó su vida en bares, salas de juego y tribunales de justicia; colaboró con efímeras publicaciones y se enemistó con todos sus colegas. En 1833 The Saturday Visitor premió su Manuscrito encontrado en una botella. Tres años después se desposó con su joven prima y acometió la redacción de las más altas historias de terror y suspense del siglo, prefigurando la literatura del siguiente. La tradición sureña, con sus relatos de aparecidos, cementerios y cadáveres, ofreció un vasto repertorio sobrenatural a este maestro del cuento breve, que en 1841 inauguró el género policial con Los crímenes de la calle MorgueEdgar Allan Poe sobrevivió tres años a la muerte de su esposa. Vencido por el delirium tremens, murió el 7 de octubre de 1849 en la sala común de un hospital de Baltimore. De PoeLibros del Zorro Rojo ha publicado también El gato negro y otros relatos de terrorEl método del doctor Alquitrán y el profesor Pluma y Edgar Allan Poe, Cuentos y poemas.

ROGER CORMAN

(1926 – 2024) fue un actor, productor y, sobre todo, director de cine que sobresalió por sus numerosas películas de bajo presupuesto. Entre sus filmes más conocidos destaca su serie de películas de época y terror gótico basadas en historias de Edgar Allan Poe. Aunque a menudo se lo denomina «el rey de las películas de serie B», dirigió algunos de los títulos de género más influyentes, audaces y salvajes del cine, que se arriesgaron e inspiraron a innumerables cineastas en el proceso. Sus producciones cinematográficas dieron trabajo y fueron mentores de futuros titanes de Hollywood como Francis Ford Coppola, James Cameron, Martin Scorsese y Ron Howard; sin mencionar leyendas del cine como Jack Nicholson, Peter Fonda, Dennis Hopper, Sylvester Stallone y muchos más, quienes se dieron a conocer gracias a Corman. Reconoció las tendencias cinematográficas y prestó mucha atención a los gustos del público. Desde el terror y la ciencia ficción de los años 50 hasta las películas de motociclistas de los 60 y las películas de gánsteres de los 70, en los 80 fue testigo del auge de las películas de serie B de artes marciales y de cómo encajaban perfectamente en su ambiente.

TOMÁS HIJO

Tomás Hijo nació en Salamanca en 1974. Ha ilustrado un centenar de libros en editoriales de España, Reino Unido, Estados Unidos, Irán y China. También ha escrito algunos, siempre relacionados con el ámbito de las leyendas y el folclore. Co-creador del Tarot del Toro (en colaboración con Guillermo del Toro) y de Labyrinth Tarot, con licencia y supervisión de The Jim Henson Company (ambos publicados por Insight Editions y Titan Books). Ha contribuido con sus ilustraciones a proyectos cinematográficos como Nightmare Alley de Guillermo del Toro (2021), series de televisión y videojuegos. Realizó el storyboard artist para Concursante (dirigida por Rodrigo Cortés), ha sido también ilustrador para el Cuarto Milenio dirigido por Iker Jiménez y Les portes du temps bajo dirección de arte de John Howe. Creador de merchandising para Stranger Things (Netflix) también fue profesor de ilustración y diseño en la Universidad de Salamanca (España). Expone regularmente en galerías europeas y de Estados Unidos. Y ganó el Tolkien Society Best Artwork Award en 2016. Su técnica creativa principal es el grabado, y su obra gráfica forma parte de colecciones privadas en todo el mundo.

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