Inauguramos semana viajando un poco más lejos de lo habitual ya que, teniendo aquí siempre un hueco destacado para autoras y autores del lejano Oriente, la verdad es que pocas veces (o ninguna) había tenido la posibilidad de experimentar el importante reto de Alexandr Poltorak y Dmitry Chukhrai, dos autores llegados nada menos que de Rusia en la reveladora adaptación a novela gráfica de un clásico de la Literatura Universal como Guerra y Paz de su compatriota León Tolstói (Lev en correcto ruso). Autores modestamente curtidos en el difícil mundo literario de la Rusia actual, su discreto éxito tras una primera colaboración juntos les llevó a atreverse a presentar la idea de este libro en 2017 en la Biblioteca Central Lev Tolstói de Moscú. A los directores de la biblioteca les pareció un proyecto extremadamente interesante pero difícilmente realizable. Por suerte, como en cualquier lugar del mundo, la creación a veces va acompañada de una persistencia que nada ni nadie pueden vencer. Dos años más tarde, en 2019, los autores organizaron una exposición para presentar las primeras treinta páginas de su atrevida adaptación. La reacción del público, entre quienes se encontraban eruditos de la obra de Tolstói y prensa, fue unánime y quedaron gratamente impresionados.
Realizado el sueño e impresa una novela gráfica que ya ha demostrado un notable recorrido en países angloparlantes, la propia directora de la Biblioteca General Lev Tolstói de Moscú, Rosa Gabitova, escribe en esta edición cuidadosamente editada por Planeta Cómic una interesante introducción donde recuerda y ensalza la proeza de Alexandr Poltorak y Dmitry Chukhrai: “si nunca has leído el Guerra y Paz de Lev Tolstói, esta novela gráfica te dará una idea clara sobre su atmósfera y sobre los argumentos principales. Aquellos que conozcan la obra del gran escritor ruso disfrutarán de las imágenes que cobran vida en este medio visual de gran calidad y se sumergirán una vez más en el mundo de la épica literaria; mientras que los eruditos de la obra de Tolstói apreciarán sus fascinantes detalles”.
Por su parte, los autores, en una de sus entrevistas promocionales publicadas por su primera editorial, curiosamente norteamericana, dejaban muy clara su elección: “Guerra y Paz, la gran saga de León Tolstoi, se convirtió en una de las primeras obras de gran escala del realismo literario y ocupa su lugar legítimo entre otros clásicos mundiales. El libro describe, no solo la forma en que las personas se ven atrapadas en la tormenta de una gran guerra, sino también cómo se entrelazan sus destinos (…) El mundo en el que vivimos ahora está cambiando tan rápidamente, y Guerra y paz nos hace considerar si estamos listos para el cambio y si podemos cambiarnos a nosotros mismos; cuál es nuestro propósito y cómo llegar allí. Además, es un libro verdaderamente cautivador, y a menudo no ofrece respuestas inequívocas al lector, dejándolo todo en sus manos”.
Acostumbrado a tantos estilos diferentes en tantas novelas gráficas y cómics leídos, reconozco que la novela gráfica de Dmitry Chukhrai y Alexandr Poltorak es algo completamente nuevo, alejado de los estándares europeos, orientales o norteamericanos. Tatyana Krasnova, directora del Sistema Central de Bibliotecas de Moscú, apunta certeramente cómo, adaptada en numerosas ocasiones al cine o al formato televisivo, Guerra y paz es, en manos de Chukhrai y Poltorak “una obra nueva y única en este género que representa la esencia de la gran novela épica de Tolstói con impresionante sutileza”. Tras una extensa presentación del amplio plantel de personajes condensados en 232 páginas, “los complejos dibujos imitan el estilo pictórico ruso del siglo XIX y la atención de los autores hasta al más mínimo detalle es cautivadora -apunta Tatyana Krasnova–. Esta es una obra de arte elaborada y con entidad propia que consigue transmitir la filosofía, el espíritu y el argumento esencial de esta novela excepcional. El Guerra y paz de Dmitry Chukhrai y Alexandr Poltorak reinterpreta para un público moderno el extraordinario mundo de los personajes de Tolstói y las turbulencias históricas que cambiaron su destino y el de su país dramáticamente”.
Lo cierto es que aún siendo Guerra y paz una obra de una densidad a tener en cuenta, Chukhrai y Poltorak logran adentrarte en aquella Rusia del siglo XIX donde la nobleza, aún arruinada en muchos casos, regía el destino de una de las naciones más grandes del planeta. Con un estilo desdibujado, alejado de la perfección formal de cualquier autor europeo, Dmitry Chukhrai es el complemento perfecto para la brutal obra de adaptación por parte de Alexandr Poltorak del relato original. Y aún en las viñetas donde los fondos a veces destacan por su ausencia de tinta, el cuidado y prominente color del dibujante detalla en sus escenarios las villas señoriales, los salones, las fiestas, la indumentaria y los edificios del texto original en una reconstrucción meditada que funciona a la perfección. “Intentamos que la representación gráfica se correspondiera con la época original -afirma el dibujante-. Los trajes, las mansiones, los elementos interiores… Intentamos que pareciera lo más auténtico posible. Resaltamos la trama principal de la novela, pero no la cambiamos. Guerra y paz es una obra muy seria e importante y vale la pena volver a leerla cuando se es adulto”.
En estos tiempos en que se celebra la ignorancia y trata de relegarse al olvido generalizado todo lo ganado a lo largo de siglos de páginas inmortales, hay que agradecer el esfuerzo de autores como Chukhrai y Poltorak quienes, disfrazando de la facilidad con que las viñetas son capaces de ejercer una buena influencia didáctica, nos ofrecen recuperar y mantener viva la memoria de nuestra cultura universal: “los niños y los jóvenes leen mucho menos ahora. La lectura ya no es un pasatiempo popular. En la mayoría de los casos, un niño necesita un incentivo adicional para coger un libro. Una novela gráfica puede ser precisamente ese incentivo. Estoy seguro de que muchos niños, después de leer nuestra novela gráfica, querrán compararla con la obra original. Y aquellos que nunca leyeron la novela de Tolstói se harán una idea de ella y la verán a través de nuestros ojos. Creo que muchos estudiantes de secundaria podrían beneficiarse de nuestro trabajo; y para algunos ayudará a descubrir el mundo de la literatura clásica rusa”.
Te recomiendo regalarte un momento a solas con la literatura convertida en viñetas por dos autores inquebrantables, que han logrado hacernos pensar una vez más sobre el valor e infinitos usos del Noveno Arte para recuperar la importancia de otras artes. Nos quedamos con una de sus afirmaciones y recomendaciones al respecto: “la literatura es lo primero, sin duda. Quienes hayan leído el libro disfrutarán de cómo las imágenes cobran vida; podrán discutir o estar de acuerdo con la visión del artista, compararla con su propia interpretación. Quienes no lo hayan leído disfrutarán de la novela gráfica en sí y, posiblemente, querrán leer el libro original después”.
SOBRE LOS AUTORES
LEÓN TOLSTÓI
León Tolstói está considerado, junto con Dostoievski, el escritor ruso más importante de la segunda mitad del siglo XIX. Miembro de una familia de la antigua nobleza, su infancia y adolescencia transcurrieron entre Moscú, la gran hacienda familiar de Yásnaia Poliana y Kazán, en cuya universidad se matriculó en 1844. Participó en la guerrra del Cáucaso y fue oficial de artillería. Entre sus obras destacan Infancia, adolescencia y juventud, Los cosacos o Resurrección. Con Guerra y paz y Anna Karenina se ganó el respeto de sus contemporáneos y un lugar preeminente en la historia de la Literatura Universal.
ALEXANDR POLTORAK
Alexandr Poltorak es el creador de varios libros, revistas y programas de televisión infantiles rusos populares. Animado por las reacciones a su adaptación de Guerra y paz, actualmente está trabajando, de nuevo con Dmitry Chukhrai, en una novela gráfica basada en una novela de Fiódor Dostoyevski y en las obras de Nikolai Gogol. Apuntando aún más alto, no descarta crear una novela gráfica basada en El invicto de William Faulkner .
DMITRY CHUKHRAI
Dmitry Chukhrai es un artista que ha expuesto internacionalmente y que reside en Moscú. Cuenta de él su compañero creativo Alexandr Poltorak que “los cómics siempre fueron muy populares en la antigua URSS, pero difíciles de conseguir. Cuando yo era niño (en la época soviética) solía ir a la embajada de Francia, donde una vez al mes, después de hacer una cola enorme, podía comprar un ejemplar de un cómic de Pif. Dmitry fue aún más lejos. Cuando era niño, cambió el anillo del siglo XVIII de la familia por un paquete de cómics. Cuando nuestros padres se enteraron, ya era demasiado tarde y nunca recuperaron el anillo…”
