En estas comerciales fechas en que todo el mundo anda más agitado de lo normal tratando de cumplir con las tradiciones para ganarse su cupo de normalidad, hay que saber disfrutar igualmente de los momentos de calma y posible paz, e incluso vacaciones los más afortunados, para en realidad tratar de ralentizar vida, deberes y obligaciones. La mejor forma de hacerlo será siempre disfrutar de tu propia compañía junto a un libro y, si puede ser, casi incluso mejor un tebeo. Y de entre las muchas macro y mega novedades con las que todas las editoriales, con pleno derecho, tratan de salvar el año en el mes en que posiblemente más se vende del año, os recomiendo que no dejéis pasar la nueva joya maestra de Luis Durán, Los pájaros que al surcar el alba, una nueva obra de orfebrería elaborada, en todos los sentidos, al modo tradicional: ideas, historia, papel, lápiz, tinta. Mejorada su técnica profundamente por el esforzado ejercicio de dibujar cientos de páginas una vez más, tras la apoteósica obra maestra que sigue siendo su anterior obra: los cinco tomos de Orlando y el juego (Diábolo Ediciones), como en todo trabajo de este veterano artesano del blanco y negro, lo que nos ofrece de nuevo es una novela gráfica en cuya aparente sencillez será capaz de sumergirnos en las vidas de nuevos personajes a los que, leído el libro, acabas con la sensación de dejar atrás a un amigo con el que has compartido las experiencias más intensas.
Los pájaros que al surcar el alba comienza en la calle, conociendo a uno de los personajes que conducen el relato desde las calles, don Saturnino. Su oficio es una olvidada profesión perdida: la de sereno, esos antiguos vigilantes de la noche que recorrían las calles de las ciudades y que tan pronto socorrían a alguien que necesitase de ayuda para volver a casa como eran capaces de ejercer de relojes y despertadores humanos ambulantes. De la misma ciudad parte, cuando don Saturnino acaba su ronda, la ambiciosa escritora Abril Vega quien, tras lograr un sonado éxito con un libro testimonio que escribió después de permaneces meses en una cárcel de mujeres, se ha planteado un reto aún mayor para su nuevo libro: ingresar en una institución mental para mujeres bajo el nombre falso de Laura Vicario con la cuestionable ayuda de uno de los psiquiatras del centro, el doctor Eleuterio, indudable adicto a la morfina.
A partir de estos ejes principales, Luis Durán, siguiendo su habitual estilo narrativo, entreteje una red de historias secundarias que se entremezclan y avanzan hasta que, inevitablemente se encuentran en un momento del libro. Con la calma que le permiten 250 irrepetibles páginas, el desfile de personajes es tan enorme como el interés con el que el autor nos pierde en un nuevo universo situado en la posguerra española, escenario en el que descubrimos recuerdos increíblemente elaborados, fruto de un gran trabajo de documentación por parte del autor en el dibujo de calles, artilugios como el reloj que usaban los serenos o detallistas imágenes de los medicamentos que se utilizaban en esa época o sus costumbres más habituales. Conoceremos así al relojero don Segundo; a la maquiavélica y perversa enfermera jefe del centro psiquiátrico, la señorita Angelines; a doña Emiliana, la comadrona del barrio; don Agustín, el sonámbulo políglota… Aunque para entender mejor Los pájaros que al surcar el alba, hemos contado con un protagonista de excepción: el propio Luis Durán. Esperamos que disfrutes la entrevista.
Han pasado cuatro años desde Orlando y el Juego, ¿no es mucho tiempo para una nueva concepción de una obra? ¿O entremedias ha habido otros proyectos aparte de la revista BACHI-BUZUK que han acaparado tu atención y tus dibujos?
Bueno, la verdad es que la realización de esta obra me ha llevado casi 3 años, ya que este nuevo libro, Los pájaros que al surcar el alba, tiene 250 páginas realizadas a base de tramas manuales muy muy elaboradas. Por ahí he leído que cada página de este tebeo parece todo un trabajo de orfebrería. También, me he tomado mi tiempo realizando el guion, documentándome, caracterizando a los personajes… Además, durante estos cuatro años que han transcurrido desde que finalizara la publicación de Orlando y el juego, también he estado escaneando de nuevo y coloreando todas las páginas de mi libro La ilusión de Overlain, que fue un álbum que publiqué hace ya años con Planeta DeAgostini y que pronto volverá a publicarse. Y ahora mismo, estoy coloreando otro de mis anteriores libros, El mago descalzo. En esto y en algunos otros trabajos que nada tienen que ver con el cómic he invertido estos cuatro años… y bueno, viendo cómo ha quedado el libro Los pájaros que al surcar el alba pienso que ha sido un tiempo muy bien invertido, y es más, me atrevería a recomendar este nuevo libro a todos los lectores de cómic porque creo que les va encantar.
Te autoeditaste en tus orígenes y después has trabajado con todo tipo de editoriales nacionales. ¿Qué te lleva al cambio en cada ocasión?
Bueno, la autoedición fue durante bastante tiempo una necesidad. A los 15 años ya estaba publicando y editando fanzines y es ahí donde realmente aprendí a dibujar y a ver qué funcionaba y qué no funcionaba en un medio narrativo como es la historieta. Durante muchos años en España solamente existían media docena de revistas de cómic, en las que era imposible entrar por falta de espacio, y no se llevaba todavía el formato álbum o libro como ahora, así que si querías publicar no quedaba otra que hacerlo a través de publicaciones más o menos alternativas y a través de la autoedición. Yo me autoedité mis primeros álbumes de alrededor de 30 páginas y los distribuí con mis propios medios y fue toda una escuela. Después, cuando comenzaron a florecer editoriales independientes como Sinsentido, De Ponent… ya no tuvo sentido continuar con la autoedición, al menos en mi caso, ya que habían surgido editores muy interesados en publicar mi trabajo y que lo iban a hacer con muchos más medios de los que yo disponía y además, así yo podría dirigir toda mi energía a lo verdaderamente importante, a la creación del tebeo y desentenderme en lo posible de la distribución, impresión, promoción…
En cuanto a por qué tengo repartidos, desde entonces, mis libros en varias editoriales… en la mayoría de las ocasiones el cambio ha surgido por las circunstancias del momento, a veces, porque la editorial ya tenía todas las fechas de publicación cerradas o porque antes de terminar el libro, ya me lo había pedido alguna editorial. Curiosamente, en las redes se me ha criticado en muchas ocasiones el haber publicado en varias editoriales españolas. No sé el porqué hay personas en el mundo del cómic a las que les molesta el que algunos autores publiquemos en distintas editoriales, pero aceptan y admiran que otros muchos autores cambien de editorial y no les machacan repetidamente por ello durante años.
Yo tengo publicados casi treinta libros, lo que hubiera sido prácticamente imposible si me hubiera limitado a publicar en una única editorial en este país. Además, estoy muy orgulloso de tener libros en Norma, Planeta, Dolmen, De Ponent, Sinsentido, la Cúpula y Diábolo.
Para este nuevo libro, Los pájaros que al surcar el alba, ¿cómo se produce tu vuelta a la escudería de Dolmen Editorial, con quienes ya editaste El Martín Pescador, que aún mantienen disponible en su catálogo? A nivel de proceso de producción, ¿Dolmen dio el visto bueno al proyecto y te dedicaste a realizar la obra o fuiste a ellos ya con el trabajo terminado buscando distribución?
Con Vicente y con Jorge Iván siempre ha habido muy buen rollo, de hecho ya tenía anteriormente otros dos títulos en la editorial Dolmen, ya que había publicado con ellos El viaje de Gasparetto y El Martín Pescador. Así que este año, a dos meses de terminar Los pájaros que al surcar el alba y como todavía el libro estaba sin editor, me acerqué hasta el Salón del Cómic de Barcelona y hablé con el editor de Dolmen, le propuse este libro y le entusiasmó el proyecto, aceptando publicarlo. Y como puede verse, ha salido una edición preciosa. Y además, vamos a seguir colaborando en más cosas…
¿Te planteaste en algún momento ofrecer a tu público una versión a color de Los pájaros que al surcar el alba como tus anteriores obras, Una colmena en construcción y Orlando y el Juego o tuviste muy claro el blanco y negro de tus orígenes como única versión posible?
Llevaba ya una década publicando todos mis tebeos a color, pero, con este tebeo, ya veía, desde que me puse con los lápices, que le vendría mejor un blanco y negro a la hora de retratar las atmósferas de los centros psiquiátricos y el ambiente nocturno de la ciudad en aquellos años.
A lo largo de toda tu trayectoria profesional, lo que hace verdaderamente únicas tus obras, además de tu inconfundible e inimitable dibujo, son tus personajes. Da igual cuántos libros hayan pasado y aún en los momentos en que tu trazo pueda resultar menos realista, tus personajes siempre son creíbles y humanos: con sus virtudes y defectos, su grandeza y sus momentos de miseria también. ¿Cómo o qué te inspira para construir de la nada vidas tan sólidas que siempre cuesta dejar llegados a la última página (salvo que hablemos de tus villanos o villanas, claro)? ¿Pura invención o mucha observación de la gente que te rodea?
Como dice Borges, en cierto modo, todo es arcilla para modelar tu obra, lo que leo y veo, lo que le ocurre a la gente a mi alrededor, también lo son igualmente mis alegrías y disgustos… aprovecho todo, porque todo me sirve como instrumento para hacer creíbles estas historias y darles cuerpo y espíritu a cada uno de los personajes que aparecen en ellas. Y supongo que también todo lo que escribe uno, en alguna medida, siempre es un poco autobiográfico, aunque ligeramente disfrazado.
Personalmente considero universales todos tus libros porque, incluso los que se sitúan en momentos históricos o lugares muy concretos, prescindes de ciertos detalles que podrían desviarla atención. Me explico: Los pájaros que al surcar el alba podría transcurrir en cualquier capital de provincias española porque no hay detalles específicos que hagan reconocibles los escenarios. Las pistas que ofrecen por supuesto la existencia de serenos, además de la canción Tómbola de Marisol (1962), el Soy minero de Antonio Molina (1956)y la probable película de Sofia Loren y Alan Ladd La sirena y el delfín (1957) sí dejan muy claro los años en los que transcurre tu novela gráfica. Y pese a la tentación en que la mayor parte de narrativa y cine español caerían de inmediato, que es la política en aquellos años de posguerra, tú te centras completamente en las vidas de tus personajes. ¿Qué te hizo situar la novela gráfica en esa época?
Bueno, era necesario que la historia transcurriera, por motivos de guion, después de 1962 que fue cuando comienzan a instalarse en los portales los primeros interfonos y antes de 1967 que es cuando dejan de practicarse en los centros psiquiátricos las últimas lobotomías legales, así que tenía un margen de cinco años entre 1962 y 1967 para situar la historia. No digo en el tebeo en qué año trascurre la historia, pero sí dejo ver que acaba de salir el single «Tómbola» de Marisol que salió, como dices, en 1962. Ha sido como realizar un encaje de bolillos donde todos estos elementos temporales tenían que acoplarse o entrecruzarse para el buen desarrollo de la historia.
Como continuación a la pregunta anterior, aparte de las pistas “culturales”, tu recreación de aquellos años es detallada desde las costumbres culinarias a los medicamentos y las marcas de muchos productos, ¿te llevó mucho documentarte tan al detalle para todos los elementos que quería utilizar?
Sí, como te comentaba antes, la creación de este tebeo ha seguido un largo proceso, también en el aspecto de recabar toda la documentación necesaria para ponerme a dibujar la historia para darle mayor verosimilitud, lo que me ha llevado su tiempo. Internet me ha ayudado mucho en detalles, para saber cómo eran los formatos y presentaciones de medicamentos en 1962, los relojes que utilizaban los serenos, incluso algunas ropas de los personajes. Pero a la hora de documentarme sobre las atmósferas de los manicomios para mujeres tuve que leer también bastantes libros, de Virginia Woolf, Christine Lavant …
¿Sigues siendo un autor de producción tradicional: papel, lápiz y tinta? Aparte, en numerosas ocasiones has mostrado el impresionante tamaño de las páginas originales que dan forma a tus cómics, ¿sigues realizando tus originales en gran formato?
Aunque cuando coloreo lo hago por lo general con ordenador, dibujando no me veo para nada con tableta gráfica o algo así. Yo para expresarme como que necesito mancharme las manos, usar esponjas y trapos para hacer texturas, buscar estilógrafos del siglo pasado para hacer mis tramados manuales… mira si tengo manías que ahora mismo tengo almacenados unos treinta estilógrafos de los de antes, porque ya no se hacen igual, y me niego a dar el acabado a una página con rotuladores de los que se fabrican ahora, que no tienen ya ni punta metálica y llevan tinta que no es ni tinta, es aguachirri… vamos, como para dibujar con una tableta gráfica…
En estos agitados tiempos de modas mediáticas a partir de las volubles redes sociales, ¿resulta fácil lograr la atención del lector de tebeos incluso cuando se tiene a las espaldas una carrera llena de reconocimiento y premios como la tuya?
Pues lo cierto es que me encantaría saber si resulta fácil o no lograr la atención de los lectores con una carrera llena de premios y reconocimientos, ya que ese, lamentablemente, no es mi caso. Supongo que sí, que será algo más sencillo vivir del mundo de la historieta si fuese un autor multipremiado como dices, ja ja. Mira, yo gané dos premios en Barcelona a principios de siglo… pero curiosamente, en todas las entrevistas cuando se habla de mi trayectoria se utiliza el término «multipremiado»… y de verdad es que suena ya como a broma cuando lo comentan. Lo cierto es que no me han dado ni un sólo premio o reconocimiento ni me han nominado a nada hace por lo menos 20 años. Así que a lo que me preguntas no puedo responderte; eso sí, te puedo decir que, creo, que si he logrado durante todos estos años resistir y mantener algún tipo de atención por parte de un reducido grupo de lectores es por volcarme en seguir haciendo muy buenos tebeos y no, por haber recibido el apoyo de salones, eventos, premios, ACDCómic…
Desde la publicación de Los pájaros que al surcar el alba, ha resultado fácil de nuevo contar con tu presencia en presentaciones y formas del libro. ¿Compartes que para la necesaria venta y mayor alcance posible de un libro, la presencia y firmas del autor son las herramientas más efectivas?
En realidad, no lo sé… estoy en instagram y face … y he tenido twitter y yo no he vendido más ejemplares que cuando no disponía de estas herramientas. Y a lo largo de mi trayectoria lo cierto es que me han invitado a muy pocos salones o encuentros de cómic y sesiones de firmas. Con Los pájaros que al surcar el alba, estoy asistiendo a algunas sesiones de firmas y a algún evento por invitación de la editorial Dolmen, y supongo que se venderán algunos ejemplares más. Creo que lo que puede marcar la diferencia para lograr unas buenas ventas es una buena promoción editorial.
En un panorama donde la mayor parte de películas y series son secuelas, precuelas o remakes de lo ya visto en los últimos 50 años, ¿cómo reaccionarías si un día alguien llegase a ti pidiéndote los derechos de adaptación a pequeña o gran pantalla de alguna de tus historias?
Pues reaccionaría con mucha alegría, porque me encantaría ver alguno de mis tebeos llevados al cine o a la televisión y ver como quedarían mis diálogos con personajes de carne y hueso. Aunque también reaccionaría con acusada sensación de pánico-terror viendo que, desde hace ya algunos años, cualquier buena idea que se lleva a la pantalla termina transformada en un panfleto… los tiempos de aquellos Estudio 1 o de series como «Los gozos y las sombras» donde se adaptaban novelas a un nivel que se situaba a la altura del propio libro original son tiempos que definitivamente se han perdido con las ganas de hacer caja.
¿Aceptarías encargos como dibujante que te pidiesen expresamente emplear un estilo diferente al tuyo?
Bueno, para algo puntual, una publicidad o algo así, no veo por qué no. Para un álbum de cómic… depende de qué se trate.
¿Qué te mueve personalmente a escribir historias a través del dibujo?
Pues la verdad es que todavía ni lo sé, porque está claro que no me merece demasiado la pena lo mire como lo mire; económicamente, esto es una ruina, hacer tebeos para mí es predicar en el desierto y pienso que en general da más disgustos que alegrías. Quizás lo que me mueve a continuar haciendo historietas es que a veces me recuerdo, de pequeño, leyendo tebeos del Corsario de Hierro, Capitán Trueno, Corben, Thorgal, Comanche… y me recuerdo feliz.
¿Y cuando termines toda promoción posible de Los pájaros que al surcar el alba en salones de cómic y ferias del libro, qué es lo próximo que podemos esperar que dibujes?
Lo próximo que estoy preparando es la edición restaurada y a todo color de La ilusión de Overlain y puede que hacia febrero, ya sí, me ponga a dibujar el nuevo tebeo.
Muchas gracias por tu tiempo y por tu obra.
A ti Rolo, como siempre y un fuerte abrazo a todos los lectores de LH Magazín; ah, y compraros mi tebeo y regaladlo en Navidades.
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Con una narrativa apasionada y apasionante donde todo personaje secundario tiene su momento protagonista, Luis Durán ha escrito y dibujado en Los pájaros que al surcar el alba una nueva obra maestra donde su realismo vuelve a embarcarnos en un mundo fantástico, único, en un imponente universo interior que el autor sabe dibujar para que podamos disfrutarlo en sus páginas con la calma y paciencia con la que sus personajes nos hacen pasar las páginas y olvidarnos de todo mientras lo hacemos. De verdad, una de las mejores obras con las que despedirse de 2024 o empezar con buen pie 2025.
SOBRE EL AUTOR
LUIS DURÁN
Nací en Oñate (Guipúzcoa). Soy licenciado en Bellas Artes (Universidad del País Vasco. UPV-EHU). Otros estudios realizados: Curso de Adaptación Pedagógica (Universidad del País Vasco); Diseño gráfico y maquetación por ordenador (Universitat Oberta de Catalunya/Universidad Complutense de Madrid- UOC/UCM). Soy dibujante y guionista de historietas. Comencé publicando en revistas como Cretino, Tmeo, Habekomik, Aizú, Ritmo del Rock, Ría del ocio, etc., y más tarde, autoeditando mis álbumes Solsticio, El vuelo del caracol, Nabo, El gato sin alas bajo el sello Mancuso Cómics. Mis trabajos han aparecido en diarios españoles como El Correo, El País (El Pequeño País), El Diario Vasco y El Diario de Burgos. Los álbumes que he ido realizando han sido publicados por varias editoriales en España y Francia (Sins Entido, Planeta de Agostini, La Cúpula, Rackham Editions, Norma Editorial, Diábolo Ediciones).