Juliette Robles es una artista de ascendencia peruana andina nacida en Barcelona que camina hacia el reencuentro con sus raíces. Para ella, la música se constituye como un canal de sanación del dolor que produjo el rechazo de una parte fundamental de su origen. Su camino ha sido trazado la evocación de lo andino y la experimentación sonora que se consolidan en un temperamento de resistencia. Sus líricas aluden a su mundo de experiencias como segunda generación migrante y a las ganas de resiliar sus raíces indígenas.
En 2019 inició este viaje a través del lanzamiento de su primer EP llamado “Inmersión”, producido por el mecenazgo del Cabal Musical, proyecto social del Taller de Músics. Presentó este primer proyecto por Europa (España, Portugal) y Suramérica (Perú, Argentina y Chile).
En septiembre de 2024 inicia la presentación de su nuevo disco llamado “El Gran Río”, gracias al mecenazgo obtenido desde la sala Paral.lel 62 de Barcelona. En este trabajo, Juliette atraviesa el camino junto a la fuerza del agua y saca a flote el dolor y su fuerza ancestral, nutriéndose constantemente del descubrir de su identidad, de sus viajes físicos y la cosmovisión andina.
El disco y el directo tienen la esencia de un ritual que va a transformar el dolor en un aliento para confrontar la desigualdad que atraviesan cuerpos como el suyo. La lectura del proyecto tiene matices poéticos y oníricos del futurismo indígena y se mezcla con los sonidos electrónicos que apuntan a lo tradicional de vientos, cuerdas y percusiones andinas.
Hay unos hilos invisibles en la historia de la música que siempre están conectados. En este caso, el hilo conecta a la obra literaria de la escritora Gabriela Wiener con la obra musical y escultórica de Juliette. Por eso, Gabriela ha querido regalarle a Juliette estas palabras acerca de su música:
«Conocí a Juliette por su música. Me conmovió escucharla cantar. Nos encontramos en momentos de nuestra vida en la que había algo que se nos había desgarrado. Supe que andaba de aventurera por las tierras de sus ancestros, recorría el Perú que había visto nacer a sus padres y del que había oído desde niña en su Cataluña natal. Inmediatamente nos reconocimos como “caras de huaco”, hermanas marrones de ojitos pequeños y rasgos andinos que buscaban, cada una por su lado, sanar y continuar. Me la volví a encontrar en Chile, un día antes de que actuara y me contó que estaba trabajando en este proyecto, un taller que tendría al Huaco retrato como leitmotiv. Ella llevaba tiempo haciéndose preguntas sobre lo que la atravesaba racial, cultural y afectivamente como hija de migrantes sudakas. Encontró que el huaco podía ser un vehículo para el autodescubrimiento y contra la discriminación. Me emociona saber que estamos tan conectadas en nuestras obsesiones y que podemos compartir y complementar nuestros trabajos. Queremos hablar sobre supervivencia e identidad para generar diálogo y reflexión colectiva. El trabajo de Juliette materializa muchas de las temáticas de mi literatura y, por fin, las encarna».
(Gabriela Wiener).
Sobre su proyecto Huaco Autorretratos:Juliette Robles combina su faceta musical con otra vertiente artística: la escultura, pues crea huacos retratos peruanos, piezas totalmente conectadas con el significado de su música. Ella misma lo narra aquí, incluyendo algunos difíciles episodios que ha tenido que pasar en la vida:
«Después de leer el libro de Gabriela Wiener, ‘Huaco retrato’, me vi identificada con la cara de huaco y el expolio del patrimonio cultural, relacionándolo directamente con el expolio de mi autoestima por la España en la que había nacido con un rostro y corporalidad marronas indígenas. Nací en territorio español durante los 90 y desde muy temprana edad fui atacada constantemente por mis rasgos y adoctrinada para odiarme y odiar lo que significaban estos rasgos. Estos ataques hicieron que me alejara de mi origen y se creara un conflicto interno muy grave hacia mi identidad, que no era considerada digna del lugar donde había nacido.
El libro de Gabriela llega a mis manos después de una violación sufrida en el Perú durante un viaje que hice para reencontrame con mis orígenes andinos. En ese momento tan vulnerable la embajada española tenía la obligación de ayudarme y activar un protocolo al que tenía derecho como española, pero no fue así, este país me volvió a negar. Leer “Huaco Retrato” me dio fuerzas para alzar la voz por las vivencias traumáticas y comenzar a sanar. Así nació mi proyecto “Huacos (auto) Retratos”, para empezar esta sanación, sacralizando el rostro que tanto me había complicado la vida.»