Pocos medios hay con tanto alcance como el cómic que puedan ser utilizados con fines didácticos. La conjunción de textos incluso concienzudos mezclados con dibujitos, como muchos siguen considerando al medio, en realidad son una forma de enseñar especialmente buena en estos tiempos de pantallas e imágenes invadiéndolo todo. Podríamos citar decenas de obras, pero para entender su importancia, me viene a la mente el ejemplo norteamericano de una obra maestra de este subgénero didáctico como es Entender el cómic de Scott McCloud. Mucho más cerca, tenemos autores nacionales dedicados en cuerpo y alma a enseñar con viñetas, como es el caso del profesor Pedro Cifuentes y sus libros de Historia del Arte en cómic o el de los libros sobre personajes históricos del historietista Jordi Bayarri. Sólo un poco más lejos, nuestros vecinos franco-belgas llevan décadas empleando a certeros dibujantes para ilustrar contenidos logrados tras muchos meses o años de trabajo real. Curiosamente ya hablamos aquí de un libro de temática divulgativa y educativa como El Mundo sin fin de Jean-Marc Jancovici junto al genial dibujante Christophe Blain, que se convirtió nada menos que en el libro más vendido en Francia de 2022. De modo que sí, hay gente que se toma bien e incluso muy en serio ampliar conocimientos gracias a los cómics.

Juntos, nos recuerdan cómo la arqueología ha reconstruido nuestros orígenes a través de los artilugios encontrados en yacimientos que demuestran que, una vez que nuestros antepasados fueron capaces de dominar el fuego, fueron también capaces de progresar e idear lo que sería el inicio de la cocina con técnicas como la cocción al vapor o la congelación. Con datos tan reveladores como que consumir carne fue una de las causas que hizo sobrevivir al homo sapiens frente a las variantes previas de humanos conocidos, cómo fuimos capaces de evolucionar desde comer carne cruda a hacer guisos de carne, sopa o pan, quedan reflejados en este exhaustivo recorrido que avanza desde la Prehistoria a la Edad del Hierro, la Edad Media y todas las revoluciones industriales que vinieron después. Sinceramente, la cantidad de curiosidades y datos probados por las pruebas de nuestra presencia a través de los siglos son tan interesantes como entretenidas, como cuando se nos cuenta cómo los misioneros portugueses llevaron la técnica de freír al lejano Japón haciendo que los samuráis probasen a hacer sus primeras tempuras.
Si eres aficionado a los tebeos pero además curioso por naturaleza y eres de esos que prefieren irse a la cama sabiendo al menos algo más cada día, nada mejor que aprender algo nuevo a través de viñetas. Y qué mejor excusa que recordar la historia de la Humanidad a través de lo que nos ha hecho sobrevivir y evolucionar, es decir: la comida y nuestra forma de consumirla desde que los primeros homínidos comenzaron e erguirse y mostrar signos de conocimiento. Pues esa es la propuesta de Benoist Simmat, periodista comprometido y verdaderamente serio que se ha documentado intensamente para ofrecernos esta gran sorpresa editorial que se lee de principio a fin como la mejor novela gráfica, y que igualmente se disfruta como el tebeo más entretenido, gracias a la gran aportación que supone el dibujo de línea clara de un veterano como Stéphane Douay.

Con un innegable toque de humor que hace aún más apasionante la lectura, Simmat nos hace recapacitar sobre cómo cada avance y descubrimiento cambió nuestra forma de comer y la de nuestro mundo: un ejemplo es lo que supusieron los alimentos llegados de América en momentos tan cruciales y crudos como el siglo XIX y la Revolución Industrial, en cuyos duros inviernos hortalizas tan resistentes como la patata traída de allí hicieron posible la supervivencia de millones de personas. Igual de interesante es leer cómo las dos Guerras Mundiales que diezmaron a la población hicieron necesario y posible el avance en la conservación de los alimentos y en esas latas de conservas y comida envasada que todo ejército necesitaba para la subsistencia de sus tropas.
Un poco más lejos, Simmat llega hasta nuestros días, donde el tono es especialmente ácido y jocoso al analizar las tendencias culinarias de los dos últimos siglos, donde la masificación ha tratado de homogeneizar el menú de todo un planeta donde, por suerte, por cada comida rápida («fast food») siempre habrá un defensor de la «slow food» y del patrimonio culinario y gastronómico que cada país guarda en cada uno de sus rincones. Esta original novedad se edita en excelente tomo con tapa dura que, además de la extensa e impresionante bibliografía en la que se ha basado el autor, incluye un apéndice con recetas de toda clase de cada continente. Ideal para descubrir en verano y practicar sus recetas en cualquier temporada.
SOBRE LOS AUTORES

Benoist Simmat
Es un periodista que firma habitualmente en Le Journal du Dimanche. Especializado en escribir sobre el vino, en 2008 publicó el polémico In vino Satanas, donde denunciaba la degradación de la industria enológica francesa en beneficio de la farmacéutica. En 2010 publicó con Philippe Bercovici un cómic satirizando al crítico estadounidense Robert M. Parker titulado Robert Parker: Les Sept Pêchés capiteux.

Stéphane Douay
Nacido en 1970, Stéphane Douay se hizo particularmente famoso en espectáculos callejeros y de malabares, aparte de realizar carteles, retratos, dibujos publicitarios y algunos cómics. Fascinado por Don Quijote durante mucho tiempo, convencido de que el libro de Cervantes contiene símbolos cabalísticos, abordó ese escenario en Don Quijote en el Canal.



