Un cómic escrito por un belga y dibujado por un italiano sobre uno de los mejores y más universales pintores españoles de la Historia del Arte Universal y, en particular, sobre La Venus del espejo, uno de sus cuadros más celebrados, que reside desde 1906 en la National Gallery de Londres y que sirve de título a la obra que me gustaría recomendaros hoy. ¿Se puede pedir algo más europeo? Tratándose de Norma Editorial, hogar de impresión que ha hecho posible que este libro llegue a nosotros en castellano, posiblemente no, no se puede pedir más. Pero lo cierto es que, entre sus toneladas de páginas de manga invadiendo de nuevas e intensas propuestas sus novedades mensuales y con lugar de honor para obras selectas llegadas del otro lado del Atlántico, descubrir La Venus del espejo nos recuerda una vez más el cuidado con el que los editores de cómic europeo de esta editorial seleccionan obras que, eclipsadas a veces por otros títulos de la misma editorial, podrían y no deberían pasar desapercibidos.

No sería de extrañar que, si eres aficionada o aficionado al Noveno Arte y admiras y aprecias la grandeza que encierran las viñetas de un cómic, sepas apreciar esas ventanas a otros mundos que cuelgan de las paredes de cualquiera de los respetables museos que tenemos la suerte de poder disfrutar en nuestra amplia geografía. Siempre hemos sido país de genios universales y Diego Velázquez es uno de esos nombres tan celebrados y respetados hoy en día como reconocido fue en su propio tiempo. Y eso es lo que nos recuerdan y cuentan el guionista Jean-Luc Cornette y el portentoso dibujante Matteo Alemanno con La Venus del espejo: que más allá de lo que podemos admirar en las paredes de los museos, esos cuadros y quienes les dieron vida vivieron su momento para alumbrar semejantes obras maestras.

Diego Velázquez viajó a Italia en dos ocasiones a lo largo de su vida. Nació en 1599, y en su primera visita tenia treinta años, y cincuenta en la segunda. Reconocido en vida con el honor de ser nombrado pintor de cámara del rey Felipe IV, el monarca lo convirtió también en superintendente de obras reales. Bajo ese cargo, fue el rey quien envió a Velázquez en ese segundo viaje a Roma, en julio de 1649. Acompañado por su criado Juan de Pareja, su misión era comprar obras de arte por encargo del rey en las mejores galerías de la ciudad y parte del resto de Italia.
Se sabe que, durante esa segunda estancia en Roma, que se alargó más de un año pintó algunos cuadros. Con certeza pintó en Italia los retratos del Papa Inocencio X y de Juan de Pareja, momentos ambos reflejados con maestría en La Venus del espejo. Con mayores dudas, algunos historiadores ubican también en ese período la obra única que da titulo a este libro, mientras que otros la sitúan después del viaje. Los argumentos de los que sí están convencidos de que el cuadro fue pintado en Italia tienen a su favor la propia Historia: en la España del siglo XVI, sometida aún a la estricta autoridad de la Inquisición, estaba prohibido pintar desnudos por sus supuestas implicaciones eróticas.

No en vano, el guionista se sirve del personajes del Papa Inocencio X para recordar lo obvio cuando Velázquez afirma cuánto le gustaría pintar un cuerpo humano desnudo, deslumbrado por la piel que brilla en sus contemporáneos italianos de la época. «Termina mi retrato, Diego Rodríguez de Silva -le indica el Papa-, y después entrégate al gozo de una pintura que tu país censura, ¡pero que aquí celebramos!» Aprovechando esta posibilidad, Jean-Luc Cornette acaba de adentrarnos en su de por sí apasionante historia sobre la historia del cuadro, jugando con la misteriosa identidad de una modelo de la que nunca se supo su nombre. A partir de las suposiciones de diversos historiadores del arte, expertos en la vida y obra de Diego Velázquez, Jean-Luc Cornette desarrolla su argumento en torno a la posibilidad de que una pintora italiana llamada Flaminia Triunfi, Flaminia Triuli o Flaminia Triva, hermana del pintor Antonio Domenico Triva, fuese no sólo la modelo de tan sublime obra, sino incluso su amante.

Jean-Luc Cornette demuestra en esta obra su indudable pasión por el mundo de la pintura. De hecho ya escribió anteriormente dos memorables obras como Frida Kahlo dibujada por Flore Balthazar y Klimt dibujado por Marc-Renier. En el caso de Velázquez, con tantísima información sobre su vida y obra, la idea para La Venus del espejo le llegó cuando, según cuenta, en un viaje a Sevilla, donde nació Velázquez. Allí le llamó especialmente la atención descubrir que Velázquez tenía un esclavo aunque nunca le tratase como tal (Juan de Pareja) y, sobre todo, que sólo había pintado un desnudo en toda su vida. «Fui a ver sus pinturas durante la gran exposición en París en el Grand Palais en 2015 -añadía el guionista durante las entrevistas promocionales de su obra en Francia-, también vi sus pinturas en Madrid, Viena y Nueva York. He leído todos los libros sobre él, los de los más importantes historiadores del arte. Y poco a poco, una historia va tomando forma en mi cabeza hasta que llega el día en que decido empezar a escribir».

En el apartado gráfico, la labor de Matteo Alemanno, pasadas las primeras páginas en las que se hace precisa la presentación de los personajes principales, es sobresaliente. Jean-Luc Cornette, que también es dibujante aparte de guionista, recuerda como le confió todo el peso gráfico a este artista italiano de largo recorrido y sobrada experiencia dibujando momentos históricos de otras épocas: «él hizo la mayor parte de la investigación documental -afirma rotundo el guionista, que en este caso no elaboró ninguna indicación visual a su guión-, porque conoce muy bien este período, ciertamente mejor que yo. Aunque es veneciano y aunque la acción de nuestra historia se desarrolla en Roma, es más su cultura que la mía». De hecho Matteo nos hace olvidarnos de los nombres para vivir en sus viñetas la vida imaginada de sus personajes. Introduciendo infinidad de referencias pictóricas y esbozando y recordándonos con precisión las obras de Velázquez, por un momento nos imaginamos encontrando la misma inspiración que, indudablemente, Velázquez halló en la estatua del Hermafrodita Borghese o de la Venus de Urbino de Tiziano. Y con los silencios necesarios que rodean la creación, da alas a las palabras de Jean-Luc Cornette plasmando en viñetas e inolvidables páginas la originalidad con que la Venus de Velázquez fue pintada, de espaldas junto a Cupido, su hijo, sosteniéndole un espejo.

Y así, sin darte cuenta, las vistosas páginas en gran formato europeo de La Venus del espejo se convierten en apenas un suspiro de lectura gracias a un relato basado en una gran idea, ejecutada con mayor maestría por un dibujante que rinde homenaje a un pintor al que, posiblemente la próxima vez que visites el Museo del Prado entre sus cuadros, no veas de la misma manera. Avistada la persona detrás del genio que ya conocíamos, Jean-Luc Cornette nos recuerda que «para profundizar en el conocimiento de Velázquez, el único consejo que me permitiría darle es que fuera a ver sus cuadros en vivo. Lo mejor, por supuesto, es ir al Museo del Prado en Madrid. Tienes entrar en el cuadro. Acércate, mira las pinceladas, esa mezcla de gestos fuertes y delicadeza en la aplicación del color. Sumérgete en la mirada tan humana de los infantes. Y así, poco a poco, vamos comprendiendo su genialidad». Sin duda un cómic digno de compartir su mensaje y contenido en las salas de cualquier museo donde se aprecie tanto arte desatado en forma de historieta.

SOBRE LOS AUTORES

JEAN-LUC CORNETTE
Jean-Luc Cornette nació el 3 de mayo de 1966 en Uccle, Bélgica. Si le preguntamos por su motivación para hacer cómics, Jean-Luc responde que siempre los ha leído y por eso siempre ha querido hacerlos. Como si su pasión por el noveno arte sólo pudiera satisfacerse creando sus propias tablas, fue al Instituto Saint Luc de Bruselas y debutó en Spirou con una pequeña heroína venida del espacio, Columbia. Comenzó a dejar su huella en los libros infantiles, trabajando en particular para L’École des Loisirs y Seuil Jeunesse con títulos emblemáticos como Pizza Quatre saisons y Coyote Mauve, ilustrados por Jean-Marc Rochette. Luego Cornette unió fuerzas con Christian Durieux y regresó a sus primeros amores estudiantiles con Columbia. La joven heroína todavía es un bebé cuando su padre adoptivo se enamora de ella a pesar de su condición militar. Juntos dan vida a una serie de ciencia ficción, navegando entre lo burlesco y los reveses cotidianos de un padre a su pesar. Después de Visite surveillée en la colección Tohu-Bohu de Humanos, no menos de tres álbumes verán la luz en el ámbito juvenil y del cómic en los próximos meses, incluida la adaptación del hilarante y muy británico Fantôme des Cantervilles con Christophe Hanze.

MATTEO
Nació en Italia en Lecce el 16 de agosto de 1967. Matteo Alemanno realizó estudios de arquitectura y puso en práctica directamente estos aprendizajes trabajando, durante sus estudios, en varios estudios de arquitectura. En 1996, tras obtener su diploma, comenzó a trabajar como decorador (escenografías en trampantojo). En 1998, Matteo comenzó a ejercitar su talento como ilustrador, trabajando para la revista italiana Il Messaggero dei Ragazzi, así como para la editorial estadounidense Boyds Mills Press. Luego colaboró en la publicación de libros de texto y libros escolares. Matteo se especializa principalmente en ilustraciones históricas y trabaja con las editoriales italianas Mondadori Scuola, Carlo Signorelli Editore y Einaudi Ragazzi. En los años 90 Matteo también publicó sus primeros cómics en la revista italiana Schizzo. Pero no fue hasta el año 2000 cuando hizo su entrada oficial en el mundo del cómic con la serie Mèche Rebelle escrita por Zidrou.