¿Quién recuerda cuántas guerras siguen en pie ahora mismo? Que los medios de comunicación dejen de hablar de un tema, ¿significa que ese problema ya no existe? Es triste que en un mundo donde tenemos acceso a lo que ocurre a miles de kilómetros de distancia en realidad sepamos tan poco de lo que ocurre en la ciudad de al lado. Y, aunque te parezca mentira, en apenas unos días hará ya dos largos años que Rusia trató de invadir Ucrania, iniciando un conflicto en el que, queramos verlo o no, siguen muriendo civiles a día de hoy. Gente normal, como tú o yo, que un día vivían sus vidas con preocupaciones anodinas para al día siguiente huir de bombas.

Nora Krug, la autora de esta reveladora novela gráfica, ha antepuesto su conciencia a su comodidad, esa misma que hoy en día nos permite a la mayoría asistir a un asesinato retransmitido en directo para después seguir mirando la pantalla de nuestro móvil como si nada fuese con nosotros. Vivimos en un mundo donde el estereotipo de megalómano con medio bigote son personajes reales que gobiernan países con capacidad nuclear. Nora Krug, como tú o yo, ha sido capaz de ver esto y ha ido un paso más allá, como explica en el interesante texto que sirve de introducción a Diarios de Guerra: «creo firmemente que podemos influir en nuestros Gobiernos, que podemos cambiarlos, y creo que es nuestra responsabilidad resistir de forma activa a la injusticia. A quienes vivimos lejos y vemos todo esto desde los márgenes: no basta con decirnos a nosotros mismos que no sabemos cómo actuaríamos ni lo que haríamos ante un régimen tiránico. Admitir nuestro miedo a pasar a la acción debería ser sencillamente el punto de partida de una confrontación interna más profunda”.
En un mundo tan segmentado y manipulado, sobre todo en lo tocante a los volubles medios de comunicación, Nora Krug se propuso construir un relato lo más objetivo posible como lo haría la mejor reportera gráfica: contando con las dos versiones de la historia. Para ello, al inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022, contactó con K., una periodista ucraniana emplazada en Kiev y con D., que es un artista ruso de San Petersburgo contrario al conflicto: «contacte para preguntarles cómo estaban, con ambos había hablado por internet, en una sola ocasión, pero a ninguno lo conocía en persona. Me conmovió la crudeza de sus respuestas y entendí que, al contrario de la mayoría de las publicaciones sobre la guerra que había leído en los medios, los relatos de estas dos personas podían ofrecer una fuente de emociones que me permitiese entender la realidad cotidiana del devastador impacto de la guerra sobre quienes no nos vemos directamente afectados por ella. Les pregunté si podía entrevistarlos para hablar de sus experiencias y crear un diario semanal ilustrado que yuxtapusiera sus voces particulares y opuestas, y que sirviera para despertar conciencias sobre la guerra. Ambos aceptaron al instante».

De este modo se inició un intercambio de correspondencia con estos personajes, escondidos en el anonimato dada la peligrosa situación y posible persecución de disidentes en ambos bandos. A partir de lo que ambos le contaban, Nora Krug establece un detallado diario simétrico donde, semana a semana, recoge las frases y momentos más destacados de sus confidentes de un modo que la lectura resulta cómoda, atractiva y dinámica, acompañándolo de ilustraciones que sintetizan el instante clave de cada una de estas dos vidas. «En el transcurso de los doce meses siguientes -explica la autora-, me comuniqué con ellos de manera individual por mensajes de texto. Todas las semanas les preguntaba cómo se sentían, en qué pensaban y qué experiencias habían tenido la semana anterior. (…) Luego moldeaba sus relatos y respuestas individuales para crear una narración coherente, cambiaba detalles para mantener su anonimato, les enviaba el texto para su aprobación y al final creaba ilustraciones de acompañamiento a partir de mi investigación».

Diarios de Guerra comienza al inicio de la guerra y, a lo largo de 52 semanas, lo que se inicia como mero testimonio de personas desde la zona del conflicto a uno y otro lado, se convierte en el emotivo relato de sus vidas, en dos historias reales a las que te enganchas como si se tratase de amigos o conocidos. Por un lado K. se ve obligada a proteger a su familia fuera de Ucrania, aunque ella se ve forzada por trabajo a volver una y otra vez a su país, a su ciudad, donde su apartamento de Kiev le recuerda a cada visita que quizás no vuelvan nunca a vivir la vida normal que tuvieron allí un día. Mes a mes, el desarraigo, la impotencia o el cambio de prioridades en su vida, con su familia desintegrada en varios países sin posibilidad de verse durante semanas a veces, hace mella en una periodista que trata de aguantar y encontrar refugio mental cada vez más lejos de su país, que no deja de luchar. Por su parte, el dilema interno de D., como persona de especialidad sensibilidad desde su condición de artista, se debate de continuo entre el odio a los dirigente responsables de su país de la situación y su propia supervivencia desde su oposición silenciosa a lo que está pasando. Él también se ve obligado a huir de Rusia cuando este país trató de enrolar en el ejército a la fuerza a sus ciudadanos, y deambula por medio Europa, casi avergonzado de ser ruso pero sin poder huir de su condición y de todo lo bueno que en realidad conservan en Rusia las personas normales, las que sólo pretenden vivir vidas cotidianas junto a su familia. En ambos casos, a la incredulidad inicial la sustituyen el cansancio de un conflicto que, como os recordaba, sigue activo, separando familias, aniquilando esperanza y sumando muertos cada día.
Diarios de Guerra es una novela gráfica imprescindible para estos tiempos, de una realidad y conciencia abrumadoras. Y el trabajo de Nora Krug, reuniendo estos testimonios y dándoles vida y difusión junto a sus dibujos es una labor tanto periodística como artística de mucha altura. Si ya no podemos confiar en los medios, hagámoslo al menos en las personas que sí están viviendo situaciones que ojalá nadie tuviese que sufrir.
SOBRE LA AUTORA

NORA KRUG
Nora Krug es una autora e ilustradora germano-estadounidense, que también trabaja como profesora asociada de ilustración en la Parsons School of Design de Nueva York. Ha recibido becas de Fulbright y de las fundaciones John Simon Guggenheim Memorial, Pollock-Krasner y Maurice Sendak, entre otras. Su trabajo ha aparecido en publicaciones como The New York Times, The Guardian, Le Monde diplomatique y A Public Space, y en antologías publicadas por Houghton Mifflin Harcourt, Simon & Schuster y Chronicle Libros. El conjunto de su obra ha sido reconocido con el Premio del Círculo Nacional de Críticos de Libros de 2019, el Premio de Novela Gráfica Lynd Ward y el oro del Club de Directores de Arte, entre otros. Su memoir gráfica Heimat (Salamandra Graphic, 2021) fue elegida mejor libro del año por The New York Times, The Guardian y NPR, entre otros. Además, su colaboración con el historiador Timothy Snyder en Sobre la tiranía (Salamandra Graphic, 2022) fue nominada a Mejor Novela Gráfica de 2021 por The New York Times y ha sido galardonada recientemente con la medalla de oro de la Sociedad de Ilustradores.



