Hay autoras cuyo arte es su vida en el más profundo sentido de estas palabras. Especialmente conocida, popular y celebrada en España, la obra de la surcoreana Keum Suk Gendry-Kim y sus historias vuelven a calar hondo tras la crudeza medida y tan respetuosamente narrada de Hierba, la dolorosa aceptación de La espera y la alentadora y luminosa Perros. Y de nuevo lo hace desnudando su vida y gran parte de su alma ante nosotros. Su nueva novela gráfica, Mañana Será Otro Día, habla de un tema especialmente sensible en su Corea del Sur natal, que además no deja de ser una realidad constatada en todo país occidental: la dificultad de muchísimas parejas para poder tener hijos una vez que éstas toman la decisión de lanzarse a una decisión crucial en toda relación. Retomando la inmersión de Keum Suk Gendry-Kim en su obra, después de haberla visto como investigadora, ejerciendo de hija y testigo de la historia o como indudable amante defensora de los animales, su nueva novela gráfica es, nuevamente, su propia historia. Keum Suk Gendry-Kim ha reconocido abiertamente en todas sus entrevistas sobre Mañana Será Otro Día que esta es su historia «cuando tenía 30 años con un poco de ficción, porque quería proteger los datos personales de mi familia y de la gente alrededor».
Mañana Será Otro Día cuenta un momento muy particular de las vidas de Bada y San, una pareja de treintañeros que tienen dificultades para concebir un bebé, hasta el punto de verse obligados, presionados por sus familias, amigos y la propia sociedad a intentarlo a través de un tratamiento de fecundación in vitro. El viaje gráfico al que nos enfrenta esta vez Keum Suk Gendry-Kim es un relato donde pone sobre la mesa la realidad de uno de los mayores retos de nuestra veloz sociedad globalizada. En un mundo donde encontrarse un hueco a veces parece una utopía, haber caminado parte del camino supone para la mayor parte de parejas afrontar que construir una vida en común pasa por una vida donde el tiempo ríe rápido viendo pasar los años. Hoy en día, como Bada y San, la inestabilidad laboral y la dificultad por pensar que puedas acabar algún día con casa propia lleva a infinidad de mujeres y hombres a centrarse en sus vidas profesionales hasta que a veces el reloj biológico en ambos casos está a punto de quedarse sin pilas. Keum Suk Gendry-Kim vuelve a acertar de pleno con algo que toca a muchísima gente de cerca y, sobre todo, de una forma especialmente dura a las mujeres.
Con los mismos modelos patriarcales repetidos a lo largo de todo el planeta por hombres aprovechando la desigualdad y mujeres sumidas en tradiciones impuestas a quienes su edad les impide superarlas en muchos casos, junto a Bada y San asistimos a un desfile de estereotipos aún firmemente anclados en la sociedad surcoreana pero que cualquier occidental identifica igualmente con los desgraciados roles que hemos visto seguramente cerca: así, mientras la madre de la protagonista no deja de animar a su hija con la esperanza de ésta por quedarse embarazada, en especial cuando deciden recurrir a la fecundación in vitro, la madre de San incide una y otra vez en la edad de Bada, como si en ningún caso el problema fuese algo en lo que su hijo tuviese que ver, cuando en realidad los problemas de fertilidad afectan tanto a mujeres como a hombres hoy en día en la mayoría de casos.
Con la misma ilusión de potenciales padres primerizos con al que Keum Suk Gendry-Kim nos mantiene, pese a todo, expectantes e inmersos en la historia de Bada y San de la primera a la última página, lo cierto es que, según avanzamos, nos deja conocer más a ambos personajes, revelando los retos físicos y psicológicos a los que se enfrentan. Recurriendo en esta ocasión a fondos de difuminados e infinidad de momentos desdibujados, la autora refleja con viñetas certeras repletas de infinidad de grises el desgaste y la pérdida de posibilidades según pasamos páginas y meses de vida de los personajes. «En este libro la técnica ha sido una técnica coreana en la que se mezcla tinta con agua -explicaba la autora en una de las numerosas presentaciones multitudinarias del libro en España- que me ha servido para expresar las diferentes emociones que despiertan los muchísimos tonos diferentes de grises, salvo al final, ya que el último capítulo es a color porque el personaje se ha reconciliado consigo misma, cambiando el mensaje por uno de esperanza».
Narradora tan audaz como sencilla, directa y clara con su dibujo, Keum Suk Gendry-Kim utiliza Mañana será otro día para contarnos además numerosas historias dentro de la trama principal. Y sobre todo toda diferentes visiones de momentos a los que, en relación al tema de la maternidad, sólo se enfrentan las mujeres: Apenas se inicia el relato, una amiga de Bada y San, con pareja y al poco de intentarlo, ha quedado embarazada y comparte con ellos la feliz noticia, recordándoles a los protagonistas su propia situación. Más adelante, cuando Bada lleva tiempo intentándolo sin conseguirlo, conocemos a otra amiga de ésta a quien su pareja trataba como un objeto y que, sin quererlo en su caso, queda embarazada también aunque no duda en confesar que va a abortar cuando Bada roza ya la desesperación por no conseguirlo ella. Keum Suk Gendry-Kim reflexiona también en el papel de mujeres, madres e hijas observando a su propia madre y recordando también, en un capítulo especialmente emotivo, la ausencia de su hermana, una hermana mayor que básicamente no quería tener hijos porque siempre estaba trabajando pero que finalmente tuvo uno a costa de perder su propia salud y, prematuramente, su vida. Como recuerda la la autora en boca de Bada: «su marido y sus suegros querían que ella les diera hijos. Lamentablemente después de varios embarazos y abortos, su salud empeoró gravemente».
A Keum Suk Gendry-Kim le ha costado más de 20 años poder afrontar su experiencia real tratando de ser madre porque algo así, donde incluso ante aparentes victorias solo sufrió tremendas derrotas, la dejaron agotada a todos los niveles hasta el punto de olvidar completamente la idea de su propia maternidad. «He aceptado a mis perros como parte de mi familia porque no tengo hijos», reconocer ahora, encontrado su lugar, desde el que nos regala historias como esta donde resulta imposible no percatarse y ser consciente de la dureza del propio tratamiento de fertilidad y el cambio de mentalidad y vida que la autora asumió como persona. Curiosamente, Mañana será otro día incluye un revelador capítulo dedicado a San, la pareja de Bada, en la que revivimos la historia desde el punto de vista del hombre. En el trágico momento del agotamiento mental de todo el proceso, la autora confiesa que no podía asumir o entender lo que vivió su pareja porque «él no sufrió lo que ella sufrió físicamente, en su cuerpo». Sólo con el tiempo ha sido capaz de entender un poco el sufrimiento de los hombres con un tema tan sensible, cediéndole un protagonismo que habla de igualdad con total honestidad, planteando las dificultades y vacío al que se enfrenta San, tan incapaz de tener hijos como Bada.
Con una vitalidad presente incluso en los momentos más grises de sus historias, Keum Suk Gendry-Kim demuestra una vez más su afán de superación compartiendo una parte muy intima de su propia vida. Y al final el optimismo se impone y cada página es una nueva lección aprendida. Compartir vivencias no sólo ayuda a quien las cuenta a entenderlas mejor, sino que son un ejemplo en el que vernos reflejados y donde podemos aprender más de nosotros mismos gracias a los demás. De nuevo un diez para una autora única en convertir sentimientos y vida en viñetas de realidad en las que seguir perdiéndonos.
SOBRE LA AUTORA
Keum Suk Gendry-Kim nació en Goheung, en la provincia de Jeolla (Corea del Sur). Se licenció en Bellas Artes en la Universidad Sejong, en Seúl, y terminó su formación artística en la École Supérieure des Arts Décoratifs de Estrasburgo. Vivió diecisiete años en Francia y empezó a publicar dibujando sus primeras novelas gráficas para el mercado francés, de las que destacamos Le chant de mon père (2012) y Jiseul (2015), así como L’arbre nu (2020); también ha ilustrado numerosos libros infantiles y traducido más de cien libros. Hierba (2017) es su primer libro en coreano y el que mayor proyección internacional le ha dado, traducido a catorce idiomas y ganador del Premio Antifaz al Mejor Cómic Internacional Editado en España, entre otros prestigiosos galardones. A este han seguido Jun (2019) y La espera (2021).