Personas rotas, por Carmen Escariz Mella

Personas rotas

Me enamoro de personas rotas

Me atrae su alma soberbia,

sus desprecios, expertos en proteger su herida bajo la piel.

Yo trato de curarlas, pero siempre muero en el intento,

nadie se da cuenta, soy un poco suicida.

Trato de entenderlas, las escucho atentamente,

las diagnostico y finalmente, las beso.

En ese instante todo funciona,

sus ganas vienen de vuelta, las revivo,

y por un momento, su mirada se enciende de nuevo.

Empiezo a sentir sus manos acariciando mi pecho,

veo cómo el deseo prende su ser. Están vivas. Estoy viva.

Es un momento catártico, todo brilla.

Pero quiero más, me invade la ambición.

Lo quiero todo.

Así que les sigo el prospecto, quiero curarlas.

Recomendaciones: menos ropa, más rápido.

Atendiendo al papel, se la quito con cuidado, y acelero.

Yo siempre acelero.

Abro mis piernas y dejo que entre en mí toda su pena.

Me penetran. Se vacían.

Toda la culpa entra en mis adentros.

Justo ahí, empieza mi sentencia.

Ya es suficiente.

Las personas rotas, se levantan y se visten, ya no me necesitan.

No me acuerdo de sus nombres, pero tengo una cicatriz con su alma.

No vuelvas a llamarnos, me dicen.

Me dan un beso de Judas, y cierran la puerta.

Y yo, me quedo en la cama, inerte y un poco triste,

esperando a que ahora sea el frío, el que me lleve la pena.

Viaje

Me compré una cámara de usar y tirar

Como si pudiera captar todos aquellos instantes e inmortalizarlos

Quería pegar nuestros besos por toda la pared.

Hice fotos de la ciudad, de las calles empedradas y de las luces pequeñitas.

Pero ahora son solo papel que decora el cuarto

Y me recuerdan que ya no estás.

No sé si tirarlas,

Siento que se burlan de mí

Si bajo la guardia y en un despiste las miro, me susurran que no vas a volver

Y ya no sé si meterlas en un álbum de fotos,

O guardarlas bajo llave en el desván y esperar a que cojan polvo

Para poder abrirlas sin que duela

*Para poder abrirnos sin que duela*

No lo sé. No sé qué hacer con las putas fotografías.

No sé cómo aceptar que fuimos

Pero que ya no somos.

Sexo sin amor

Le pedí un segundo asalto.

Y mientras, me juré que sería la última vez

Pero es que la ética se esfuma cuando la vida aprieta.

La máquina me pregunta si quiero reiniciar la partida.

Y yo, sin pensar demasiado, presiono el botón de volver a empezar.

Ludópata. Enganchada a un juego sin amor

Para no contemplar la posibilidad de perder.

“Se busca asertividad en momentos de crisis”

Sigo desnudando a mi cuerpo para vestir a mi alma.

Sigo queriendo esconderme tras las sábanas diluyendo la tristeza detrás de un orgasmo

Demasiado corazón para aguantar el ritmo.

Demasiadas mentiras para no encarar a la verdad, a mi verdad.

Y cuando termino el encuentro

Rebusco entre la ropa aquello que andaba buscando,

Aquello que nunca encuentro entre nosotros.

Aquello que demando de la gente normal y que nunca funciona.

Madrid

“En Madrid no hay mar, pero siempre tienes arte cerca”

Escribí esto por si me revuelve la vida en Madrid y no puedo salir a navegar.

Así que si voy al Prado es porque estoy triste, al igual que todos aquellos cuadros.

“Es normal Carmen, era época de guerra”.

Pero por favor, alguno también haría el amor en época de guerra

¿Nadie se preocupó en pintarlo?

Yo creo que la gente de aquellos cuadros también estaba triste los domingos por la tarde.

Igual se tuvieron que despedir.

Y no querían.

Gris

-Carmen, ya no me acuerdo de cómo es el gris,

¿qué sientes al verlo?

(Se me llenaron los ojos de lágrimas)

-Es un color lleno de melancolía, como una tormenta. ¿Te acuerdas de la lluvia?

La amalgama de colores entre el negro y el blanco. La duda que vive entre dos certezas.

Triste y elegante, como esos hombres que visten de traje y llevan un maletín. Todo fachada.

¿No te apetece preguntarles por qué han elegido una vida tan aburrida?

Me da rabia, pero a la vez me gusta.

Me agarró fuerte la mano y me dijo que no se pondría la camisa gris.

-El verde siempre está bien, ¿no crees?

Lo abracé fuerte.

Margaritas

Tengo miedo a que las margaritas se marchiten,

Me las ha regalado mi padre

Amarillas, que significa amar i lla (s)

Yo no elegí el color, pero tampoco tenía dudas, es que es mi padre.

Ama, y ya. A veces se nos olvida. A mi padre también

pero me regala margaritas