Hay mil formas de disfrutar de los tebeos. Y la verdad es que hasta que este ¿Quién es ese pitufo? de Tebo no ha caído, casi por una casualidad, en mis manos, no he sido consciente de uno de los mayores placeres de leer viñetas: algo tan simple como la diversión y la evasión con mayúsculas. Y es que, cual magdalena de Proust, Tebo consiguió con esta maravilla de cómic recordarme dónde empezó básicamente mi especial afición por el cómic europeo. Nunca fui demasiado de superhéroes pero Astérix, los Pitufos y las aventuras de Johan y Pirluit, a partes iguales con todos los personajes de Ibáñez, forman parte de esos recuerdos de infancia donde la felicidad era posible mientras estabas dentro de esas historietas. Para mí el mayor y mejor representante de la línea clara europea fue Peyo durante mucho tiempo. De hecho Los Pitufos es de esas colecciones que aún conservo en las diminutas tapas blandas de Bruguera, las posteriores reediciones en formato europeo con tapa dura e incluso algún integral posteriormente editado. Todavía actuales con muchísimos títulos nuevos al año cortesía de Norma Editorial, la verdad es que el digno y notable trabajo del Estudio Peyo nunca me ha llamado demasiado la atención. Igual que con otros personajes retomados por otros autores ha habido aciertos y álbumes nuevos sencillamente memorables, el auge comercial de Los Pitufos, incluyendo las prescindibles películas yanquis y toda una lista de series paralelas, me parecen muy alejados del espíritu único que Peyo logró con su creación atemporal cuando estos personajes aparecieron por primera vez en la aventura de Johan y Pirluit La flauta de los pitufos en 1958 nada menos. Pero entonces llega Tebo, que desde la portada te deja claro que va a tomar prestados a los pitufos para hacerlos “sus” pitufos a su manera y lo primero que haces es quedarte boquiabierto cuando el álbum se abre así:
Al estilo de Peyo, que comenzaba tantas de sus historias con una viñeta inicial o una ilustración a toda página dentro de uno de esos paisajes suyos inimitables, Tebo logra llamar tu atención y que, desde luego, prestes atención a todo lo que vienen a continuación. Y vaya si lo logra, como puedes comprobar cuando le eches un vistazo a las páginas de adelanto cortesía de la editorial con las que acaba esta reseña/recomendación. A la aldea de los pitufos llega un pitufo que no pitufa ni pitufo de lo que pitufa a su alrededor… o lo que es lo mismo, que ha perdido completamente la memoria, no sabe quién es y, para colmo, no entiende ni una sola palabra del particular idioma pitufo donde casi todo se reduce a pitufar el pitufo.
Mención especial en este libro merece el gran trabajo de Daniel Cortés Corona, traductor de esta obra del francés original que ha conseguido mantener la gracia de todos los ingeniosos chistes y referencias lingüísticas así como los “errores” de comprensión cuando este nuevo pitufo desconocido comienza a conocer al resto de pitufos de la aldea, empezando por la pitufina a la que él confunde con “pitrufina”, “pitusina” y “pirulina”. Aunque en realidad Tebo no da puntada sin hilo y cada plancha de ¿Quién es ese pitufo? esta repleta de chistes, gracietas y alusiones que de verdad te hacen esbozar una sonrisa nostálgica y bastantes carcajadas bien actuales con las ocurrencias del pitufo amnésico.
Por suerte para él, papá pitufo acudirá pronto para intentar ayudar a este pitufo. De camino, eso sí, Tebo se dedica a romper todas y cada una de las reglas que seguro el Estudio Peyo cumple y sigue como mandamientos inquebrantables en cada nueva aventura pitufal “clásica”. Pero Tebo es un humorista crudo, al estilo de los de antes, que entiende que no hay mejor forma de conseguir la risa que riéndose absolutamente de todo. Por algo, aparte de sus series de creación propia, ha sido dibujante en incontables ocasiones de ese gamberro del noveno arte que es el personaje de Titeuf, e incluso ha estado a cargo de reinvenciones propias de otros personajes igual de icónicos como el mismísimo Mickey Mouse que, en 2017 le valió recibir el Premio de la Juventud en el festival de Angoulême por La jeunesse de Mickey. El increíble estilo y capacidad gráfica de este autor le permite por ejemplo saltarse esa regla en la que todos los pitufos son exactamente iguales salvo, quizás, algún elemento en su vestimenta. Por eso aquí pitufo fortachón es verdaderamente un megapitufo. Tebo rompe tabús quitándole el sombrero a un pitufo para ver qué hay debajo. Y, sin embargo, se demuestra en realidad respetuoso y conocedor como el que más de las aventuras clásicas de Peyo, a quien rinde homenaje dibujando pequeños detalles al margen de algunas viñetas que, al ojo experto, ponen nombre de aventuras entrañables como Los pitufos y el ketekasco, por mencionar sólo una de muchas que irás encontrando y descubiendo.
Y mientras papá pitufo trata de encontrar un remedio en su mítico laboratorio, acompañado de pitufo tontín, la pitufina le propone al bautizado como pitufo “desconocido”, realizar una expedición “para pitufar el misterio que te rodea”. El diálogo entre ambos no puede dejar más claro cómo gran parte de los líos en que se mete un pitufo se debe al aburrimiento por su vida en la aldea.
Y así, como en los mejores tebeos de Peyo, se inicia un viaje donde, honestamente, la primera vez que lo lees y con Tebo de la mano, de verdad es del todo impredecibles qué va a pasar en la viñeta y páginas siguientes. Algo que la previsibilidad de la mayoría de historias hacen impensable hoy en día. Por eso, mejor que contarte nada de las muchas sorpresas que vienen después, de verdad te recomiendo que, si eres fan de los pitufos, pero en especial de su etapa bajo la mano y pincel de Peyo, descubras esta maravilla de tebeo. Posiblemente de lo único que te arrepientas, como me pasó a mí, es de no haberlo descubierto antes y de casi haberlo dejado pasar en el aluvión interminable de muy buenas novedades que han coincidido, para la gran parte de editoriales de cómics, con el último Salón del Cómic de Barcelona.
Sin duda, ¿Quién es ese pitufo? es uno de los tebeos más refrescantes a nivel creativo que he tenido la suerte de leer en mucho tiempo, tanto por la historia y las bromas, como por el verdaderamente genial dibujo del autor y su original forma de dar vida a este universo, reinventado con una paleta de colores vivos tan bien mezclados que crean verdadera adicción a sus viñetas. Se pueden disfrutar mil y un cómics de temática, estilo y dibujos diferentes, pero que apenas 56 páginas sean capaces de devolverte, durante el tiempo de lectura, a tu infancia y a la ausencia de preocupaciones, pocos autores son capaces de conseguirlo en este loco mundo actual nuestro. Recomendable además para todas las edades, como las historias originales de Peyo.
SOBRE EL AUTOR
TEBO
Frédéric Thébault alias Tebo, publicó sus primeros dibujos en el diario Ouest-France. Hace su entrada en la publicación Tchô! en 1999 donde creó Samson y Néon. En Tchô! dio vida también al formidable Capitán Biceps con la ayuda de Zep en el guión. También le debemos La Bande à Fred, publicada por la revista mensual D Lire desde 2002. En 2006, publicó su primer historia larga, que no fue otra que el volumen 6 de su serie Samson y Néon. En 2007, su sueño de dibujar con Gotlib se hizo realidad en una edición especial de Tchô!, en la que competían Superdupont y Capitán Biceps. En 2008, todavía con Zep en el guión, produjo imágenes para el álbum Comment Dessiner?. El mismo año ilustró el libro In Caca Veritas escrito por los médicos estadounidenses Josh Richman y Anish Shet. También en 2008, dibujó 8 páginas para la serie de ciencia ficción Les Chroniques de Sillage, en el volumen 6 escrito por Jean-David Morvan. En 2010, Samson y Néon se convirtió en una serie de animación transmitida por France 3 y Canal J (la serie está producida por Toon Factory). Lo mismo ocurre con la serie Capitán Biceps transmitida por France 3 y producida por Futurikon. Comix Buro publica un Sketchbook dedicado a Tebo, que reúne múltiples ilustraciones nuevas. El mismo año, escribió el guión de Alicia en el país de los monos, dibujado por Keramidas. En 2011, se unió a Yoann, Cyril Pedrosa, Julien Neel, Guillaume Bianco y Alfred para participar en L’atelier Mastodonte creado por Lewis Trondheim. El mismo año fue invitado al volumen 2 del Principito (de Glénat) donde escribió algunas páginas sobre el tema de un planeta hamburguesa. En 2017 recibió el Premio de la Juventud en el festival de Angoulême por La jeunesse de Mickey.
