Llegamos, amigos, a uno de los puntos cruciales en cuanto a la gestión colectiva de los derechos de autor.
“Gestión colectiva” porque no existe otro modo de reclamar lo que por derecho pertenece a un autor de música que hacerlo a través de una entidad que proteja y ponga por delante al más débil -el autor- ante al océano de tiburones que de buena gana, cual piratas del Caribe, no tendrían empacho alguno en arrebatarle, enajenarle y usurparle lo que es suyo.
Y con esto en SEDA somos absolutamente inflexibles: eficiencia y transparencia y lo demás, tramas oscuras.
Solo una entidad como SEDA -con sus mismas atribuciones y funciones- puede gestionar la recaudación correspondiente bien a resulta de sus interpretaciones en directo, bien por lo que implica sus reproducciones.
Referente al directo, está claro: se declaran las canciones que se van a tocar y del dinero que se genera con las entradas o la subvención que sea -en el caso de conciertos gratuitos organizados por administraciones- se hacen cuentas y ya está.
En cuanto a los medios que reproducen esta música -radios, televisión, plataformas…-, primero se les autoriza la utilización del repertorio, llegando con ellos a un acuerdo” de cómo y cuánto van a pagar por la utilización de esa música. Esos medios abonan una cantidad a la sociedad de gestión y esta se encarga de repartir ese dinero entre los diferentes autores, respetando siempre los porcentajes de autoría, ya que, como explicamos en anteriores programas, una canción puede ser de un sólo de autor o de varios, contribuyendo estos en porcentajes distintos -o no- a su composición.
La cuestión, claro está, es recopilar esa información. En el ámbito digital es más sencillo: tantas descargas se traducen en tanto dinero. Respecto a las plataformas, aunque habría mucho que hablar sobre lo que destinan a pagar a los autores debido a la “bolsa común” que penaliza a autores pequeños y medianos y beneficia a los grandes, también tienen sistemas de medición que permiten saber cuándo se ha “escuchado” un tema y, por tanto, cuánto le corresponde.
Más problemas hay en cuanto a la comunicación pública, que es la referida a pubs, bares y discotecas dado que identificar la música que suena en una sesión o desde que el establecimiento abre hasta que cierra es técnicamente complicado y por esos “otras entidades” optan por la bolsa común que impide identificar claramente todas las canciones y vuelve a beneficiar a los más grandes frente a los autores pequeños. SEDA
lo tiene claro: ayudar a que estos establecimientos no se rijan por “sondeos” a bulto y que declaren la música que pone. Por eso estamos trabajando en facilitar esa tarea a base de listas de reproducción lo más atinadas posibles.
¿Complicado todo esto? No tanto, de verdad. Escucha este podcast y Patacho, director del mismo, y dos autores jóvenes y muy activos y socios de SEDA -Claudia Pumarega y Alejandro Belmonte- te lo van a dejar bien clarito Y, si te quedan dudas, ya sabes: regístrate un poco más abajo y pregúntanos.
Estaremos encantados de darte todas las explicaciones que quieras o necesites.