Donde el común de los mortales apenas vemos lo que nos ponen delante el tiempo justo antes de fijar nuestra atención en algo más, quienes son capaces de crear, asisten al mundo como testigos capaces de sacar un poema del roce de una hoja caída; una obra de arte donde nosotros solo vemos lo de todos los días; o una historia de una noticia perdida en el amasijo de rutinas repetidas que desfilan por los aletargados periódicos de nuestros días. Este último es el caso de República, la nueva novela gráfica con guion y dibujos del prolífico autor italiano Claudio Stassi, afincado desde hace tiempo en Barcelona y artífice en los últimos años de notables adaptaciones de clásicos de nuestra literatura contemporánea como Nada, La ciudad de los prodigios o Los pacientes del Doctor García.
“La idea surgió leyendo un artículo en La Vanguardia -confirma Claudio Stassi en la entrevista promocional realizada por su editorial-. Allí leí que durante la restauración de un piso que fue del alcalde de Priego de Córdoba descubrieron que, en una parte del piso, existía un zulo. Este zulo tapado con una pared sin puerta se cerró para preservar material que era de la época de la República. Dentro de este zulo estaba la cinta que se pensaba que se había perdido para siempre, donde se grabó la proclamación de la República que se hizo en Madrid en La Puerta del Sol. La cinta estaba muy desgastada, deteriorada y tuvieron que hacer un proceso de restauración a cargo de Ministerio de Cultura. Desde allí me surgió la idea de hacer una historia ambientada justo después de haber perdido la Guerra Civil, sobre qué pasaba en un pueblo tan pequeño y perdido como Priego de Córdoba o Carcabuey en la Andalucía profunda y contar la historia de los maquis”.
Con el llamativo trazo desdibujado por colores pastel con tendencia al gris triste, perfecto para contar uno de los peores momentos históricos de nuestro país, Claudio Stassi nos lleva sin preámbulos a conocer a Manolo, protagonista de esta historia a quien la injusticia de los vencedores de la Guerra Civil, llevada al extremo que alcanzaba por igual a adultos que a niños, le lleva a huir del hijo del alcalde de un pueblo tomado por el terror del Régimen. Tratando de salir ileso de una situación de difícil solución, acaba por pura casualidad en una habitación escondida donde se encuentra de lleno con los recuerdos de la libertad previa al franquismo: desde banderas a libros prohibidos por la censura, pasando por toda clase de memorabilia republicana y, de entre todos los objetos, una antigua película enlatada. “A partir de querer contar este momento histórico, esta lucha -incide el autor-, empecé a crear una historia que narrara la vida de una familia, un niño, una niña, otra familia…Todo un elenco de personas simples, nada de personajes históricos célebres, que habían estado en un bando y otro, el perdedor y el ganador, que tenían que convivir. Por pura casualidad, Manolo, que es el chaval protagonista de mi historia, encuentra la cinta y no sabe qué es, pero le llama la atención. Este es el inicio de lo que se convertirá en República, la primera novela gráfica que escribo y dibujo con una historia completamente mía. Me he tirado a la piscina sin bañador ni flotador, y espero que a los lectores les encante”.
Con la naturalidad de las historias que escriben los de abajo, quienes están a nuestra misma altura, paseamos por las calles y montes de este pequeño pueblo perdido en la sierra andaluza, conociendo a arquetípicos villanos que, por desgracia, representan a la perfección el ideal de personas que, si un día lo fueron, corrompidos por el poder y la convicción de saberse ganadores, se creen también dueños de la situación e incluso las personas contrarias a sus fanáticos ideales. El alcalde caciquil, con su hijo maquiavélico; el sargento de la guardia civil, cuyo hijo está enamorado de la hermana de Manolo, quien a su vez es el eslabón más débil de una familia en la que su abuelo es uno de los combatientes huidos a la montaña para seguir luchando contra la dictadura. “Mi novela gráfica es una ficción histórica, es decir, los personajes son fruto de mi imaginación-apunta Claudio Stassi-. Pero eso no significa que lo que narro en estas páginas no sea real porque estoy seguro que sí existieron muchos niños que, como Manolo, vivieron el drama de la dictadura”.
A estas alturas no creo que haya nadie que no entienda que la Guerra Civil española siga siendo un tema de conversación necesario y que se convierta en inspiración a través del cine, la literatura y, por supuesto del cómic. República es una llamada de atención a algo que, por mucho que se siga logrando en los últimos años, nunca deberíamos dejar atrás. Claudio Stassi lo tiene muy claro: “es importante no olvidar. Lamentablemente vivimos en una época donde no hacemos memoria. Solo mirar lo que está pasando en Europa con el avance de la extrema derecha o en España donde los jóvenes, olvidando el pasado del país, votan a los que fueron la destrucción de España en la época de la dictadura franquista. Creo que es el deber de la gente hacer memoria de lo que fue la dictadura, de la posguerra. Explicar y contar qué ocurrió con la lucha por la República, qué ocurrió en las cunetas, donde se mataba a gente que luego enterraban sin un funeral digno. Tenemos que ser todos guardianes de la memoria, transmitirla a las nuevas generaciones que igual no conocen bien lo que ocurrió durante aquella época de la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, en una época en que los malos gobernaron durante años con golpes de estado e hicieron que la vida de los ciudadanos fuera un inferno. Solo sabiendo lo que ocurrió durante la Guerra Civil, con el régimen franquista al poder, se puede no repetir los errores que se hicieron en aquellos años. Es fundamental mantener viva la memoria y la esperanza de que no haya un futuro parecido al pasado. Porque no podemos darle ese futuro a nuestros hijos e hijas. Tenemos que darles un futuro que sea mejor de lo que vivimos en aquella época”.
Al finalizar su anterior obra, Los pacientes del Doctor García y, una vez que obtuvo el visto bueno de sus editores para lanzarse a la creación de esta historia de concepción completamente propia, Claudio Stassi dedicó un año y medio de su vida a documentarse y escribir la estructura de República. A los muchos libros existentes sobre la Guerra Civil y la dictadura franquista, Stassi rebuscó sobre todo en los pequeños detalles, especialmente en las experiencias de los hijos o nietos de los maquis. “Fue un viaje al pasado duro y difícil -recuerda-, pero importante revisar para no olvidar (…). Teniendo en cuenta que es mi primer trabajo como autor completo, quería que todo funcionara muy bien porque por primera vez me presentaba a mis lectores así y, por respeto a su confianza en mi trabajo, quería darlo todo. Así que he tardado medio año más de lo normal porque quería que fuera lo más perfecto posible. Espero haberlo conseguido”.
Retratando la cruenta persecución en incluso la lucha de los maquis contra el poder establecido e impuesto, Claudio Stassi teje un relato que te engancha, con personajes que cobran entidad propia según vas pasando las páginas y acabas siendo testigo de lo que tienen que vivir. Realista con el momento histórico, detallado y documentado en el virtuoso desarrollo gráfico de República, la historia avanza a ritmo febril según se complican inevitablemente las situaciones de cada involucrado en la lucha de bandos. La intensidad narrativa que impregna las páginas y elaborados dibujos heridas de realidad de Stassi insiste pese a los momentos más trágicos en la esperanza por encima de todo. Particularmente emotiva es la recreación en viñetas de la cinta encontrada en el mundo real que aparece también en República, recuerdo del 14 de abril de 1931, cuando en la madrileña Puerta del Sol se proclamó la Segunda República, acompañada por el discurso de Niceto Alcalá-Zamora.
República se edita en un cómodo formato habitual para novela gráfica, más cercano al tamaño de un libro que al de cualquier cómic europeo. Y sin embargo la disposición de páginas, viñetas y dibujos en ningún momento evitan disfrutar del trabajo gráfico del autor, por muy dura que sea la historia que quiere hacernos llegar. Editado en tapa dura, incluye un dossier adicional donde Claudio Stassi nos da aún más pistas sobre su motivación para escribir e iluminar esta novela gráfica, incluyendo innumerables estudios de personajes, fotografías históricas y bocetos preparatorios para esta novela gráfica. Completamente convencido de las posibilidades didácticas de trabajos como éste, el autor insiste en la necesidad de mantener el vínculo de las nuevas generaciones con nuestra historia: “Llevo años diciendo que la mejor manera para que nosotros, los autores de cómic con temáticas fuertes, nos iría genial no solo terminar el cómic e ir a algunos festivales, sino que sería importante hablar con los chavales, con los lectores y los alumnos, porque son nuestro futuro. Sería útil trabajar con los profesores para hablar de temáticas como esta. La lectura de un cómic como el mío en las escuelas sería interesante para acercar estas temáticas tan difíciles y, a ojos de los chicos, antiguas, con un lenguaje moderno como el cómic”.
Volviendo al inicio y coincidiendo plenamente con uno de los mayores objetivos de República: evitar el olvido, Claudio Stassi nos recuerda con esta novela gráfica de recomendada y emotiva lectura, todo lo que queda por hacer, aún por encima de lo ya logrado para rescatar la memoria de tantas víctimas cuyos recuerdos trataron de ser borrados: “en los últimos años, gracias a la Ley de Memoria Histórica, se está trabajando en sacar de las cunetas los cuerpos de miles de personas asesinadas durante y después de la Guerra Civil. Tan solo un par de meses antes de terminar este proyecto, y a raíz de haber leído otro artículo sobre las inhumanidades que se ejecutaron durante este periodo, descubrí que en las excavaciones realizadas en el barranco de Viznar (un lugar que se encuentra a pocos kilómetros de Priego de Córdoba se encontró una fosa común con 15 víctimas del franquismo. Y entre ellas también había un niño. El pequeño tenía alrededor de unos 11 años y los militares lo habían llevado delante del barranco y le habían disparado en la cabeza. En uno de sus bolsillos llevaba un lápiz y una goma de borrar. Parecía que su única “arma” era el amor hacia el dibujo. Su mayor fuerza era la de crear y viajar con la imaginación para así huir del mundo que giraba a su alrededor, un mundo lleno de monstruos, armas e ideales de muerte. Manolo es de la misma edad que este niño cuando lo mataron. Me gusta imaginar que en su bandolera Manolo lleva también un lápiz y una goma de borrar y que los dos pueden dibujar… juntos”.
SOBRE EL AUTOR
CLAUDIO STASSI
Claudio Stassi, nacido en 1978 en Palermo, vive y trabaja en Barcelona. Ha publicado para numerosas editoriales italianas y extranjeras. Para Sergio Bonelli Editore, dibuja en las series Dylan Dog y Dampyr. En 2007 publica Brancaccio. Historias de la mafia cotidiana, escrita por Giovanni Di Gregorio, y ganó el Premio Micheluzzi y el Premio Boscarato.Su novela gráfica Por esto me llamo Giovanni, publicada por Rizzoli, ya está en su quinta edición. Con Luca Enoch creó La Banda Stern en 2013, un libro que ha sido traducido a cuatro idiomas. Su último trabajo, Rosario. Amor y muerte, basado en textos de Carlos Sampayo, fue publicado en Francia e Italia.Con Planeta Cómic, ha versionado tres de las novelas más importantes de la literatura española: La Ciudad de los Prodigios (Eduardo Mendoza), Los pacientes del doctor García (Almudena Grandes) y Nada (Carmen Laforet). Es profesor de la Escuela de Cómic Joso en Barcelona. En 2024, publica República, su primera novela gráfica completamente creada por él.