«Sigue el mechón», nuevo Titeuf de Zep y «Mala baba», recopilatorio de sus primeras aventuras. Hachette Cómic.

Si eres aficionada o aficionado a los tebeos el concepto del tiempo es algo que, cuando llegas a personajes populares, se queda algo corto. Piensa en cualquiera, en tu favorito: Spirou, Tintín, Corto Maltés, Astérix y Obélix, Lucky Luke… No sólo representan para cualquier lector el momento de su vida en que pasó tan buenos ratos entre viñetas: representan lo que permanece, por encima incluso de sus autores. Si eres aficionado al buen comic europeo, seguro que también conoces a Titeuf, sin duda uno de los preadolescentes más gamberros y ocurrentes del cómic franco-belga de las últimas décadas. Sin embargo, aunque él siga afrontando los problemas de su día a día en el colegio, con compañeros que no cambian y uno de esos amores imposibles que no dejan de resistírsele, el mundo real no perdona y en 2023 Titeuf cumplió nada menos que treinta años de existencia sobre el papel. Y más allá, claro. 23 millones de libros vendidos según las cifras que maneja su editorial dan razones de sobra para la serie de dibujos que incluso llegó a nuestros televisores, películas y decenas de productos derivados cuya verdadera y más importante expresión, seguir creciendo en viñetas, se celebró en Francia con la edición de este nuevo Sigue el mechón que ahora llega a nuestras manos en flamante formato de álbum europeo en castellano.

A diferencia de creaciones de las que sus creadores nunca dudaron, el nacimiento de Titeuf no deja de ser curioso. Preguntado en infinidad de ocasiones, Zep explica aún hoy en las redes sociales de Titeuf: «mi taller estaba junto a una escuela. Nunca creí que dibujaría las aventuras de un niño porque nunca había sido el tipo de cómic que me atrajese. Yo mismo no tengo hijos y había olvidado relativamente mi propia infancia. Y un día llegó el recreo en aquella escuela: todos los críos gritaban, se insultaban unos a otros con palabras inventadas que me hicieron reír especialmente y entonces me acordé de mi infancia… De pronto lo recordé todo… Así que cogí uno de mis cuadernos y empecé a anotar las historias que escuchaba desde mi ventana, dibujando a mis compañeros de colegio. Para que todo pareciese más natural y libre, lo que hice fue tomar a un personaje infantil que había creado para otro proyecto, con un mechón puntiagudo sobre la cabeza. Y así nació Titeuf«.

Entrevistado con motivo del lanzamiento de Sigue el mechón y el trigésimo aniversario del personaje, explicaba que, al principio, «el personaje de Titeuf fue rechazado en la mayoría de sitios en los que probé suerte. Sólo el director de colecciones de Glénat (editorial francesa que aún hoy es el hogar de las obras de Zep), Jean Claude Camanaud creyó en él incluso más que yo. El personaje llegó a él pero él también tuvo que convencer a mucha gente dentro de Glénat que no creían inicialmente en el personaje. Incluso yo creí muy tímidamente en su éxito. Sólo el boca a boca fue aumentando el éxito del personaje».

Quién diría que, treinta años más tarde, la editorial Glénat incluye la llegada del personaje y el «fenómeno Titeuf» como parte fundamental de la larga trayectoria del hogar de tantas buenas historias de ficción. «En 1993 llegan Titeuf y la banda Tchô. El pequeño de Zep se convertirá en uno de los mayores éxitos del cómic europeo con más de 21 millones de álbumes vendidos. En el panorama juvenil existente en la época, el de las historias clásicas del niño educado cuya madre espera a su padre cuando regresa del trabajo, Titeuf destaca por cambiar todos los códigos. Su padre está en paro, él dice palabrotas en el patio de recreo… Titeuf refleja la vida real que pueden vivir los niños de hoy».

En torno al personaje se desarrolló uno de los sellos más ricos y vanguardistas del cómic juvenil, Tchô! La Collec’, apoyado por la revista Tchô! Aparecieron así nuevos pequeños héroes imprescindibles: ¡Lou! de Julien Neel, Captain Biceps de Zep y Tebo, Mamette de Nob y muchos otros. Inevitablemente reflejo de una sociedad cambiante e irreconocible a cualquier edad, donde Cartoon Network y sus dibujos poco estéticos triunfaban tanto como el auge de Los Simpson, Titeuf triunfó porque era capaz de encontrar humor en nuestra cambiante sociedad. «En realidad lo que hago es observar y encontrar historias en lo cotidiano -explica Zep, sin pensar en el lector, porque a Titeuf lo pueden leer nuevos jóvenes lectores y lectores adolescentes, pero también los que llevan siguiendo treinta años al personaje. Lo que hago es buscar algo que en primer lugar me haga reír a mi y después cruzo los dedos…»

Zep se reencuentra así con ganas con su personaje en Sigue el mechón con su estilo habitual que tan fácil resulta leer: un álbum repleto de buen humor en ocurrentes chistes que se resuelven en una sola página donde el final es siempre impredecible. «Más que entender la etapa que retrata -explica Zep, lo que al menos trato de conseguir es meterme en la piel del personaje. Como hago muchas otras cosas, reencontrarme con un personaje como Titeuf que ya existe por si solo, es agradable, sobre todo cuando sabes que hay gente que le espera. Es como reencontrarte después de vacaciones con un amigo al que conoces perfectamente».

Actual como los cambios que nos sobrepasan a todos sin que apenas nos demos cuenta, Zep trata y nos hace ver el lado más humorístico de temas tan actuales como el cambio climático, las redes sociales, los peligros de internet o la Inteligencia Artificial. Por algo afirma que «debemos aprender a reírnos de las cosas que nos suponen un problema».

«Entre los jóvenes de hoy en día y los de hace treinta años seguramente han cambiado muchas cosas -añade el autor-. Sobre todo una parte de la inocencia. Los jóvenes de hoy en día están mucho más informados y una de sus mayores preocupaciones es ser populares, tienen muchos reflejos de gente que se diría ya en el mundo del trabajo. Las redes sociales les han dado una sensación de mayor libertad».

Sobre el candente tema de la Inteligencia Artificial, Zep declara que «hasta ahora en el mundo del cómic y del arte en general nos creíamos seguros, al abrigo. Quizás hoy es pronto para que una IA haga un álbum de Titeuf, pero puede que mañana sí sea capaz. Pero bueno, yo hago cómics porque es lo que me gusta hacer, así que aunque hubiese una IA en mi lugar no dejaría de dibujar».

El único inconveniente verdadero de Sigue el mechón es que, sinceramente, te va a saber a poco. Como cualquier tomo independiente de la serie, se lee en menos de lo que tardas en leer esta reseña. De ahí que verdaderamente el mayor acierto de Hachette Cómic en esta ocasión respecto a la serie y al personaje ha sido poner a la venta con apenas semanas de diferencia este otro Mala baba, un imprescindible y voluminoso recopilatorio en el que se incluyen y recuperan los tomos 5, 6 y 7 de Titeuf, editados originalmente a finales de la ya lejana década de los 90 del siglo pasado y que Hachette Cómic comenzó a editar aquí en 2002.

Sin duda pasar de las 48 páginas de Sigue el mechón a las desternillantes 148 páginas que componen Mala Baba es suficiente aliciente para adentrarse de nuevo en los orígenes de este niño en edad preadolescente en el que, como alguna vez ha explicado su autor, nos encontramos en realidad con niños a ras de la inocencia que, apenas a unos metros metafóricos ya vislumbran todos los cambios y caos en que les sume la preadolescencia, empezando por los cambios en su cuerpo y terminando en su forma de aprender a entender el mundo de los adultos.

Zep no se deja nada en el tintero y responde con situaciones estrambóticas a veces pero siempre hilarantes las mil y una realidades en las que ningún preadolescente puede evitar fijarse: tatuajes, piercings, el acné juvenil, los viajes escolares, el cambio climáticos, la incompatibilidad de pensamiento posible entre niños y niñas de esas edades… Y lo hace siempre con un trazo inconfundible y firme que, cerca incluso de infinidad de chistes y guiños escatológicos, nunca pierde su clase ni el buen gusto. Porque en todo momento Titeuf es como ese recuerdo que todos guardamos de alguna situación parecida en algún momento de nuestra vida. Hasta Zep reconoce que «hay muchas cosas que he utilizado de mi propia infancia para crear las historias de Titeuf«.

Aunque la soltura al lápiz y los colores amables de Zep también tienen mucho que ver. Completamente diferente de lo que conocíamos previamente, ese salvaje mechón rebelde del personaje protagonista es tan sólo uno de los detalles que convierten en igualmente imprescindibles al resto de compañeros de aventuras y desventuras de Titeuf, plenamente reconocibles por el dibujo caricaturesco que a la vez imprime tanto movimiento y personalidad a las páginas dibujadas por Zep, capaz, por otro lado de ilustraciones mucho más intrincadas y dibujos más realistas.

El éxito de Titeuf se entiende perfectamente leyendo, sin poder evitarlo, Mala Baba de un tirón. El personaje siempre tienen los pies en la tierra y pocas veces no es él directamente quien sufre en persona sus propias meteduras de pata. Lectura recomendada para lectores a partir de 8 años, la verdad es que no creo que haya edad para no seguir disfrutando del buen humor y positivismo vital de alguien como Titeuf, que sin duda seguirá demostrando el rápido vuelo del tiempo cumpliendo años pero sin dejar de hacernos reir.

Unido a su personaje como creación de éxito conocido en más lugares de los que posiblemente Zep imaginó la primera vez que lo dibujó, resulta curioso en su caso, visto el éxito de personajes universales reinterpretados por autores diferentes a sus creadores, la idea de que Titeuf no debería seguir sin él: «para mi es importante reivindicar que detrás del personaje hay un autor, como Hergé detrás de Tintín. Detrás de todos los personajes hay una persona que le aporta su compresión y visión del mundo y los personajes evolucionan con sus autores. Estoy seguro de que habría alguien que sabría imitar mi forma de dibujo aunque no encuentro que fuese interesante para ese dibujante. Podemos imitar el dibujo de alguien pero no por eso podemos hacer las mismas historias. Por supuesto el merchandising y productos derivados como figuritas, camisetas, son otras personas que las realizan, pero la vida de Titeuf para mí está ligada a sus cómics». Disfrutemos pues de Titeuf como nunca, gracias a dos libros con los que olvidarse por un momento del mundo que nos rodea o que sirven, por lo menos, para verlo todo desde un punto de vista mucho más amable y divertido.

SOBRE EL AUTOR

Imagen © Valérie Martinez

ZEP

Zep nació en Suiza en 1967. Se matriculó en Arts Déco en Ginebra, donde se graduó. Publicó en prensa Victor y luego llamó la atención del Journal de Spirou. Después de algunos álbumes, en 1992, dio a luz a Titeuf por casualidad, en un cuaderno de bocetos, mientras dibujaba recuerdos de su infancia. La primera página se publicó en un fanzine y, al leerla, Jean-Claude Camano, de Editions Glénat, se ofreció a publicarla. Este es el comienzo de la gran aventura de Titeuf. El éxito fue en aumento y rápidamente se convirtió en un auténtico fenómeno en el mundo editorial. Se han vendido más de 12 millones de álbumes de Titeuf y está traducido en más de 20 países, incluida China. En mayo de 2000, Titeuf apareció en las novelas Bibliothèque Rose publicadas por Hachette Jeunesse. En 2001 se publicó La guía del Zizi sexual, coescrita con Hélène Bruller. Ambos escribieron Les Minijusticiers para Hachette Jeunesse en 2003. Zep también ilustró un folleto educativo para Handicap International el mismo año y produjo un cuaderno de 68 páginas para el álbum Chansons pour les pieds de Jean-Jacques Goldman. Zep colaboró ​​recientemente en Sol En Si creando la portada y las ilustraciones para el libreto del disco Sol En Cirque. En enero de 2004 recibió el Gran Premio de la Ciudad de Angôuleme que le recompensó toda su carrera. Ese año inició la  serie Captain Biceps  con Tébo. Renovó la colaboración en 2008 con la publicación de Comment Dessin? y también unió fuerzas en 2008 con Stan y Vince para el lanzamiento de Chronokids . La serie cuenta las aventuras de dos niños capaces de retroceder en el tiempo: en 2011, por el volumen 3, la serie recibió el premio a la mejor serie infantil en el Festival Internacional del Cómic de Angôuleme. Dirigida a un público adulto, Zep publicó Happy Sex en 2009 con Delcourt, seguido de Happy GirlsHappy RockHappy Parents y finalmente Happy Sex 2.

Zep en su estudio.

En 2011, se produjo una nueva etapa en la vida de Titeuf, que tenía los derechos de su película, escrita y dirigida por Zep. Dos años más tarde, Titeuf celebró su vigésimo cumpleaños y, en esta ocasión, se le dedicó una gran exposición en la Feria del Libro de París y luego en la Feria del Libro de Ginebra. ¡El mismo año, toda la serie estuvo disponible digitalmente en todo el mundo! En septiembre de 2013, con la publicación de A History of Men, Zep ofreció, en un registro completamente diferente, un álbum con gráficos abiertamente realistas cuyo tema hace balance de las pasiones y deseos enterrados de un grupo de ex músicos. Desde noviembre de 2014 hasta abril de 2018, publica periódicamente el blog ¡Qué mundo tan maravilloso!, alojado en el sitio web del diario  Le MondeLuego, Delcourt reimprimió sus tiras cómicas y las publicó como álbum en octubre de 2015. El mismo año, además del volumen 14 de Titeuf¡Bienvenidos a la adolescencia!  Zep publica en noviembre con Glénat una obra erótica dibujada por VinceEsmera. En 2016, Zep continuó su exploración de historias con dimensiones más realistas con Un ruido extraño y hermoso, una obra que se asemeja a una oda a la libertad y la sencillez. En 2018 coqueteó con la ciencia ficción y el esoterismo en The End y al año siguiente escribió el guión de París 2119 con Dominique Bertail como dibujante.

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