Hoy también es el día del libro. No puede haber sólo un día para celebrar ayer, mañana y en el momento en que empieces a leer esta recomendación para resumir lo que estos pequeños objetos contenedores de conocimiento, entretenimiento y experiencias son en realidad. Hoy te vamos a contar lo que esconden las páginas de Al Capone, pero con la excusa de esta nueva joya editada por Norma Editorial y en cualquier día en que muchos celebramos la permanencia de las historias en papel, Norma nos demuestra una vez más no sólo su preocupación y dedicación genuina a su labor, sino la importancia que siguen otorgándole a editar tan bien cada uno de sus cómics o novelas gráficas o tebeos que resulte imposible no acercarse y caer en la tentación de sus ediciones, sus formatos y sus detalles. Son tantas las ocasiones en que superan las reducidas ediciones que otras editoriales hacen de algunas joyas europeas convertidas en lectura para lupa, que no acabaríamos de citar títulos donde elección del papel, gran formato o tapas duras hacen que leer libros siga siendo un verdadero placer para muchos sentidos, sobre todo si tenemos en cuenta el incremento de los precios del papel además. Y Al Capone vuelve a serlo. Al cuidado en la elección de formato y soporte se añade la curiosa elección de esquinas redondeadas y portada donde se mezclan la ilustración satinada con elegantes tonos mate que convierten a este tomo en toda una joya art-decó, tal y como el editor Álvaro Lafuente de Norma explicaba hablando de esta edición.
Sobre Al Capone, la que podría haberse convertido en un biografía en viñetas oscura y tan sórdida como el mundo de la mafia y el crimen organizado en la década de 1920, acaba en manos de S. Meralli y PF Radice en todo un ejercicio de ficción con un curioso juego en el que el guión de Meralli en especial nos atrapa desde las primeras viñetas, situadas en la mítica prisión federal de Alcatraz, en la que Alphonse Gabriel Capone, universalmente conocido como Al Capone, cumplía condena no por los cientos de asesinatos de los que posiblemente fue culpable, sino por sus fraudes probados a Hacienda en la Norteamérica de los teóricamente felices años 20 del siglo pasado. Le acompaña en su celda su madre, silenciosa, preparada para escuchar lo que su hijo tiene que contarle. Y así, con un enigmático «no se dejen engañar: este es el testimonio autobiográfico y totalmente subjetivo, de Al Capone«, los autores de esta novela gráfica dejan a su protagonista contar su propia vida, desde su infancia en el barrio de Brooklyn, en Nueva York, a sus últimos días, excarcelado y arruinado por el peso físico de la sífilis y las consecuencias de sus actos.
Original en muchos aspectos, Al Capone, personaje y libro, hacen un repaso a su vida reinventando como voz en off de forma abismalmente diferente lo que PF Radice dibuja con total crudeza aunque disimulado en un dibujo sencillo, costumbrista, de tonos tierra y casi dulce. Y, por ejemplo, cuando comete sus primeros asesinatos brutales a manos desnudas, leemos «…tuvimos que buscar una solución. Tal vez no fuera la mejor, mamma, pero conseguimos arreglarlo amistosamente. Entre adultos».
Swann Meralli ha explicado en alguna entrevista que Al Capone es «un libro sobre lo que es verdad y lo que es mentira, y cómo las mentiras son creadas en nuestra consciencia. Creo que todos mentimos, por supuesto, aunque no todos mentimos por las mismas razones. Hay quienes tan sólo mienten para obtener algo de los demás. Esas personas son las que mienten un poco pero luego mienten más y más hasta que llega un punto, una línea, en la que ellos mismos no son capaces de saber cuando están mintiendo y cuando no. Lo malo es que la gente nunca les detiene. Ese es uno de los pilares del libro: cómo llegan las mentiras».
Películas y libros sobre la mafia y el crimen organizado hay muchos. El director de cine Martin Scorsese y su círculo de actores fetiche han dado vida decenas de veces a ese mundo latente de la mafia y el crimen organizado con títulos que siguen resonando en la memoria universal como El Padrino. La diferencia aquí, por mucho que lo disimulen los colores preciosistas de esta novela gráfica, es que lo que sus autores tratan de recordarnos es que la vida de Alphonse Gabriel Capone sí fue real, desde su incursión sin vuelta atrás en la emergente mafia neoyorkina junto a la que se crió, hasta su relación y posterior coronación a base de sangre y eliminar contrincantes como contrabandista y cofundador del Sindicato del Crimen en Chicago en los años marcados por la Ley Seca.
Meralli, encargado con su magistral guión de resumir e imaginar la vida de Capone, quien también fue conocido por las cicatrices de su cara que le valieron el apodo de Scarface (Caracortada), recuerda que «al trabajar en el personaje, una de las cosas más interesantes del libro es saber que Capone está mintiendo acerca de su vida y la sociedad miente sobre las mentiras de Capone porque éste fue un ídolo, un personaje icónico. Al final, en muchos casos, lo que queda es nuestra fantasía acerca de su papel, de su personaje, y no de la realidad. Es curioso que en realidad no sabemos mucho de cómo empezó su historia, de cómo llegó hasta ese punto, porque el Capone al que conocemos es el Capone que hemos construido. Lo que se conoce realmente de Capone fue su vida como gánster, que abarca apenas un período de ocho o diez años». Porque lo cierto es que la corrupción que arrastró la persona real, pagando a políticos, policía y cargos públicos le elevó, como a tantos hombres hechos a si mismos dentro del «sueño americano» hasta el punto de ser , de verdad, puedes buscarla, encontrarla y verla, como portada de la revista Time el 24 de marzo de 1930, como si de un gran empresario o emprendedor se tratara.
Gráfica y visualmente Al Capone es una novela gráfica tan llamativa como su guión. El propio Meralli hace hincapié en cómo «mientras para mi lo interesante fue explorar cómo pudo pensar Capone, para Pierre-François lo realmente interesante y con lo que más disfrutó fue con dibujar toda esa década de los años 20, dibujar los coches, la moda, cómo eran las calles, cómo se estaba construyendo incluso uno de los puentes más famosos de Nueva York. El dibujante se tomó mucho tiempo en investigar sobre esa época». Y efectivamente ese empeño se aprecia en cada detalle de cada página, incluso en la elección de colores que hace de algunas viñetas repentinas escenas en color sepia al estilo de viejas fotografías. O logrando expresiones y retratos al estilo del autor de personajes tan importantes en la historia como fueron las diferentes familias y clanes mafiosos o el carismático personaje que logró detener a Capone: el mismísimo Elliot Ness, en un homenaje y guiño evidente a la película Los intocables de Brian de Palma.
Al Capone es otra más de las muchas sorpresas de joyas europeas que Norma Editorial convierte en libros que se disfrutan no sólo con la vista, sino con el tacto de sus impecables ediciones, el olor de su papel y tinta y el buen sabor evidente que dejan las buenas historias convertidas en viñetas. Otra edición para todos los sentidos. Pocas veces leerás una biografía como ésta.
SOBRE LOS AUTORES
SWANN MERALLI
Nacido en 1985, compagina a lo largo de su carrera guiones de cómics y textos para libros infantiles. En 2018, escribió el guion del cómic Algériennes, 1954-1962 junto al dibujante Deloupy (Álbum de Oro en el festival de Brignais y Prix des lycéens et apprentis de la région Auvergne-Rhône-Alpes 2018). También es autor de la serie Petit Livre qui dit Non publicada por P’tit Glénat, y guionista del manga europeo Une Rencontre con Isabelle Pons. En 2022, en colaboración con Arthur du Coteau, publica el álbum infantil La journée des Papas (Éditions Frimousse). En 2023, el dúo se reúne para firmar su primer título para Dargaud, Elizabeth et Diego. Junto a PF Radice ha publicado en España La pastelería en cómic y Al Capone.
PF RADICE
Pierre-François Radice Tiene dos pasiones declaradas: cocinar y dibujar. Hizo de los lápices su profesión, graduándose en la Escuela Émile Cohl en 2013, donde ahora enseña escultura. Dibuja libros infantiles y cómics, y realiza regularmente grabados y esculturas. Es autor de Bashung y Ma vie plus verte, y en colaboración con Swann Meralli, ha dado vida a los libros La pastelería en cómic y Al Capone.
