Todo lo que siempre quisiste saber: «Conan el Bárbaro: la historia oficial de la película» escrita por John Walsh. Norma Editorial.

John Walsh es un verdadero apasionado del cine que lleva escribiendo toda su vida sobre el Séptimo Arte. Para suerte de muchos, su gran debilidad es particularmente el cine fantástico y sus premiados libros tratan sobre algunas de las películas que revolucionaron la ya lejana década de los años 80: Flash Gordon, Escape from New York y, por supuesto, Conan el Bárbaro. Sólo por el documental y las grabaciones que realizó además sobre el genio de la stop motion Harry Harryhausen ya merece un lugar de honor en la atención de cualquier aficionado el fantástico; pero es que además su pulcritud, método y afán por el orden y el detalle evidencian que sus libros son también pequeñas joyas que, como en el caso de Conan el Bárbaro, son capaces de hacerte volver a la primera vez que asististe a la proyección de la que, sin duda, fue la película que convirtió a Arnold Schwarzenegger en una estrella de cine. Y además, gracias a este libro, ahora podrás saber también cómo se hizo.

El libro lo abre un revelador prólogo de Raffaella De Laurentis, hija del mítico productor Dino De Laurentis, a quien su padre consideró preparada, con apenas 30 años, para hacer frente a una producción a la que se destinaron inicialmente 20 millones de dólares de los de 1982. «Al rememorar el rodaje de Conan el Bárbaro con ocasión de su 40º aniversario -escribe la productora-, recuerdo la sobredosis de pasión, el duro trabajo y el esfuerzo enorme que conllevó hacer realidad este filme. También me lo pasé en grande y, si os fijáis en mi carrera profesional, quedé adherida para siempre a la temática fantástica y de aventuras durante los siguientes treinta títulos que produje».

Volviendo la vista atrás tantos años después, no deja de ser asombroso descubrir que en 1982, el año en que Conan se estrenó, por los cines de todo el mundo pasaron películas que hicieron de oro a sus directores en taquilla como E.T. El extraterrestre, Poltergeist, Star Trek II: La ira de Kahn y otras que, siendo fracasos entonces, son hoy en día filmes de culto como Tron, Blade Runner o La Cosa de John Carpenter. Al triunfo absoluto del cine fantástico y de aventuras como el mayor espectáculo del mundo en aquellos dorados años de creatividad sin límites en el cine se sumó el formidable éxito de Conan el Bárbaro según John Walsh «a pesar de (o tal vez gracias a) la casi totalidad fidelidad con que fueron adaptados el personaje y sus peripecias desde la fuente primera. Desde el guión original de Oliver Stone hasta la reinvención que le aplicó John Milius, pasando por la fiera reacción de este con el magnate italiano de la producción Dino De Laurentis; todo indicaba que se estaba haciendo historia del cine. Sin renunciar a una raigambre en los relatos clásicos de Robert E. Howard, Milius buscó inspiración suplementaria en el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, del que llega a incluir una cita en los créditos iniciales: ‘Aquello que no nos mata nos hace más fuertes’ «.

Walsh continúa introduciendo al personaje con una apabullante cantidad de material gráfico y nos recuerda la historia original a cargo del popular escritor Robert E. Howard, el paso a los cómics con esa mítica primera portada del cómic en los 80 a cargo de Barry Smith o la extensa sombra del legado del escritor y su influencia en artistas de la talla de Frank Frazetta, quien ilustró las portadas de los libro otorgando al personaje la apariencia en la que se basarían para desarrollar posteriormente la película. Llegados a su adaptación a la gran pantalla, Walsh rememora con todo lujo de detalles el intento de productores y directores por adaptar la obra de Robert E. Howard o alejarse de ella por encontrarse creando sus propias obras maestras. Cuenta Walsh el vano intento del laureado Oliver Stone de escribir el guión y dirigir lo que él vio claramente como «una franquicia potencialmente lucrativa». Sólo que lo que escribió hubiese costado diez veces el ya de por si elevado presupuesto disponible. Aceptando su derrota, trató al menos de encontrar a alguien que lo intentase. Ralph Bakshi, director de la versión de animación de El Señor de los Anillos fue tanteado igual que lo fue el mismísimo Ridley Scott, sólo que éste ya estaba trabajando en Blade Runner, nada menos. Las elecciones finales resultaron ser al final y, pese a los problemas iniciales, las acertadas. John Milius, «tanto por su ojo experto de cineasta como por su talento como guionista», fue la primera opción de Dino De Laurentis, igual que Arnold Schwarzenegger a quien, pese a sus diferencias en sus primeros encuentros, De Laurentis dijo textualmente y sin más después de asistir a las primeras pruebas de cámara: «Oye, Schwarzenegger, ven aquí. ¡Eres Conan!«

Lo que viene después Walsh lo desgrana con idéntico cariño, detalle y despliegue visual a página completa: en el desarrollo de la película intervino directamente, como ya comentábamos, el mismísimo Frank Frazetta, de quien se incluyen en el libro sus oleos más populares sobre el bárbaro cimerio. A continuación se incluyen decenas de páginas increíbles con uno de los mayores responsables de la imagen de la película: el diseñador de producción Ron Cobb quien, recién salido del Alien de Ridley Scott fue capaz de idear y resolver escenarios, criaturas, vestuario e infinidad de detalles desglosados a lo grande a lo largo de las páginas del libro con dibujos, esbozos, pinturas y muchas fotografías con los resultados logrados, como la majestuosa Montaña del Poder, sede del templo del culto de la serpiente y que fue el mayor escenario creado por el equipo de producción, localizado en el peñón de Bernal, situado a las afueras del municipio de Vícar en Almería.

Las aportaciones de otro importante ilustrador y artista como William Stout sirven de preámbulo a uno de los capítulos más extensos del libro, el que trata sobre el director John Milius, quien después de dirigir obras de violencia callejera de alto octanaje como Harry el Sucio (1971) y Harry el Fuerte (1973), cambió completamente su registro con un personaje por el que, no obstante sentía verdadera devoción. La admiración de Milius por Conan podría tener su origen en sentimientos similares sobre la figura de Gengis Kan, personaje al que trató de convertir en miniserie de televisión en la que describía al personaje de Kan como «el hijo de un asesino a sueldo que, tras el asesinato de su padre, pasa a conquistar todo el mundo conocido y a convertirse en el mejor militar y genio civil de toda la historia». Algo que Milius adapta y repite en el guión de Conan el Bárbaro al declarar: «¿Qué es lo mejor de la vida? Aplastar enemigos, verlos destruidos y escuchar el lamento de sus mujeres».

Walsh pasa a continuación a detallar con espléndidas imágenes tanto del rodaje como de promoción de la película el extenso y excepcional reparto que hizo posible el éxito de Conan el Bárbaro. Empezando por Arnold Schwarzenegger como Conan para seguir con el veterano y respetado James Earl Jones como Thulsa Doom; pasando a Sandahl Bergman como la inolvidable e insuperable Valeria; Gerry Lopez como Subotai; Cassandra Gava como La Bruja; el más que experimentado actor mayormente secundario William Smith como el padre de Conan; Mako como Akiro, el Mago de los Túmulos; o los inolvidables villanos Sven-Ole Thorsen como Thorgrim y Ben Davidson como Rexor; para acabar con la presencia mayúscula de Max Von Sydow como Rey Osric.

Con el diseño de producción, la dirección correcta y los actores y actrices enfundados en sus personajes, comenzó la gran odisea de llevar a la gran pantalla la historia. Walsh rememora los inicios del rodaje con necesarios añadidos para el producto final como fueron la legión de especialistas contratados para todo tipo de escenas y, en especial, las numerosas y espectaculares luchas con espada a lo largo de toda la película. De ahí que hasta las espadas tengan un capítulo en el libro, igual que el pueblo cimerio, que fue construido en un bosque cercano a Valsaín, al sur de Segovia. Momentos y escenas inolvidable de la película como La Rueda del Dolor, los lobos de los que huye Conan o la gigantesca serpiente a la que dio vida el increíble equipo de efectos especiales tradicionales, comparten páginas y protagonismo con otros momentos igual de importantes aunque más subidos de tono como el Salón de la Orgía, el set de la Montaña del Templo, el Árbol del Infortunio o la preparación para la resurrección de Conan.

Los aficionados a los efectos especiales disfrutarán además sobremanera con las imágenes que ilustran capítulos como el de las soluciones visuales con maquetas, miniaturas sobre matte paintings o las maquetas y modelos para la serpiente gigante. Igualmente y en especial en esta película, tan reconocible por sus imágenes como por su música, no podía faltar un capítulo dedicado a la inmortal aportación sonora de Basil Poledouris a Conan.

Y avanzando en los detalles hasta el estreno, mención aparte merece el capítulo dedicado al cartelismo que rodeó una película de inspiración tan netamente gráfica en toda la imaginería que las pinturas de Frazetta y los cómics habían desarrollado alrededor de Conan. Estreno y legado de la película cierran un libro magistral, enorme en tamaño y contenido, de una calidad gráfica y de contenido inigualables. Llegados aquí, resulta mucho más fácil comprender cómo el icónico antihéroe literario de Robert E. Howard se abrió paso a espadazo limpio desde la página impresa hasta la gran pantalla tras un accidentado periplo de décadas. El final de la historia es que con su potente combinación de épicas panorámicas y sangrientas batallas, Conan el Bárbaro entusiasmó a los espectadores de todo el mundo e hizo despegar la carrera cinematográfica de Arnold Schwarzenegger y el eco de un nombre que forma parte indiscutible de la cultura popular como personaje y creación universal. Este libro es, sin duda, una mirada privilegiada y fascinante del desarrollo de uno de los largometrajes fantásticos más venerados de los años 80 y recordado con respeto más de cuarenta años después de su estreno.

SOBRE EL AUTOR

JOHN WALSH

John Walsh es un premiado cineasta residente en Londres especializado en la justicia social. Su trabajo abarca los medios televisivos y los filmes. Ha sido doblemente nominado al BAFTA y a los Premios Grierson por su innovadora obra. Su documental sobre Ray Harryhausen (Moverent Into Life) se preserva en el archivo de la Fundación Ray y Diana Harryhausen. John también ha producido grabaciones en pelÍcula y sonido que recogen declaraciones de Ray durante sus últimos años de vida. Los libros de Walsh incluyen Harryhausen – The Lost Movies y Flash Cordon: The Official Story of the Film, Escape From New York: The Official Story of the Film y Dr. Who & The Daleks: The Official Story of the Films.

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