Aunque Por si desaparezco fue originalmente publicada en Francia en 2020, el tema elegido por la dibujante francesa Mirion Malle para la que fue su primera novela gráfica llega en un momento en que lo que plantea vuelve a ser completamente actual a la vez que casi tabú: hablamos de las enfermedades mentales. Y en especial de las que aquejan a los más jóvenes, a las llamadas «generaciones de cristal». ¿Debería ser preocupante que en menos de dos meses más de tres de los títulos que te hemos traído a este rincón virtual traten además el tema del suicidio?… O quizás es que eso que ha estado ahí siempre, oculto, prohibido en los medios de comunicación, la más desgraciada salida a lo que nos rodea en este inquietante mundo nuestro tan lleno de contrastes e incertidumbre, encuentra cada vez más formas de ser discutido, reflejado, hablado al menos. Pero bueno, ese es el principio de cualquier terapia, ¿no? Ser capaz de hablar de los problemas. Afrontarlos para superarlos. Por si desaparezco nos asalta directamente con una primera viñeta que es en realidad un texto escalofriante por boca de la protagonista de esta historia, Clara: «la primera vez que me quise morir, tendría unos 12 años. Pero eso no cuenta, esa vez no cuenta».

Sin rodeos, Mirion Malle nos presenta a un personaje marcado por una terrible experiencia que dejó en ella una cicatriz abierta tan imborrable que su forma de afrontar su vida desde entonces va a remolque de profundas crisis y una tristeza extrema a las que no se puede resistir. Y pese a rozar el límite con los dedos cada día, Clara sobrevive tratando de entenderse a si misma, de superar lo que la retiene de vivir una vida normal como la de sus amigas y compañeras. Trabaja en una editorial ayudando en la promoción y a lo largo de Por si desaparezco la vemos redactando tanto notas de prensa como preparando firmas de alguna de las autoras a las que promociona. Por desgracia, su estado atrofia su verdadero potencial ya que ella también podría ser autora sino fuese por el bloqueo existencial que evita que escriba un prometedror poemario inconcluso.

En una de las muchas entrevistas promocionales que la autora cedió durante la promoción de su libro en Francia, Mirion Malle, que teje un poderoso relato en el que viajamos angustiados a la vez que esperanzados con su personaje, declaraba que, antes de Por si desaparezco, «nunca había escrito mucha ficción, pero siempre quise hacerlo. Empecé a escribir libros de no ficción, casi por casualidad. Así que, cuando surgió la oportunidad, hice algunas cosas para Expozine, la feria de fanzines de Montreal. En ese momento, estaba terminando mi carrera y trabajando para una organización sin ánimo de lucro, así que no tenía mucho tiempo libre. Pero ese primer fanzine se convirtió en las primeras 30 páginas de Por si desaparezco. Con este libro, quise hablar sobre el estigma de las enfermedades mentales sin culpar a nadie. No es que la gente tenga malas intenciones, sino que no sabemos qué decir porque no hablamos de salud mental».

Exhaustiva en su silenciosa descripción de los días, noches y relaciones de Clara con su entorno, en muchos casos en extensos silencios angustiosos y decenas de momentos en blanco donde Clara no puede evitar un sincero y profundo llanto que le cuesta contener, Mirion Malle saca a la luz otros problemas relacionados con esta terrible dolencia silenciosa de nuestra sociedad, como la carencia de la atención necesaria en tantos casos para estas personas: «quería que el libro se centrara en el punto de vista de Clara, así que aparece en casi todas las páginas. Experimentamos la historia a través de ella y pensé que eso marcaría el tono de la historia. La primera escena explica por qué Clara está deprimida, aunque no lo explícito en ese momento. Además, este no es el mensaje principal del libro, pero quería hablar de la dificultad de acceder a una buena atención de salud mental y de lo cara que es la terapia».

Pero no te asustes, Por si desaparezco no es solo una ventana al encierro de un personaje con un problema verdaderamente serio. Al contrario, Mirion Malle construye un relato dinámico donde todas esas pausas de soledad tan dolorosa nos hacen darnos cuenta por un instante de cuánto podemos llegar a desconocer incluso a quien creemos normal. Porque Clara, que habla abiertamente de su depresión, en realidad oculta a quienes tratan de acercarse a ayudarla sus peores momentos. Y lo hace de tal forma que toda esta novela gráfica nos conduce a pensar sobre cuántas personas esconden o disimulan sus vacíos y carencias sin que nos demos cuenta. «Siempre pienso en quiénes aparecen en mis historias y la representación tiene un componente político -añade la autora-. Pero también escribo sobre cosas que conozco y observo. No quiero crear una obra que copie la realidad con exactitud, sino algo que refleje la sensación de la vida real, de la experiencia vivida».


El estilizado dibujo en blanco y negro aunque repleto de matices y detalles de Por si desaparezco ayuda mucho a no perder el hilo de la historia y seguir adelante con Clara, a la búsqueda de una salida o de las últimas consecuencias de tratar de entender qué le pasa y pasar por encima de ello. Curiosamente su pequeño formato de 21×24 centímetros en tapa blanda, tan cercano al libro de bolsillo, le acerca a una de las influencias artísticas de la autora: el manga. «la primera vez que comprendí realmente lo que un cómic podía lograr -apunta Mirion Malle– fue cuando leí Daddy’s Girl de Debbie Dreschler, cuando tenía unos veinte años. El arte realmente cuenta la historia. Además, construye la atmósfera, la atmósfera tan intensa del libro. Fue entonces cuando los cómics cobraron sentido para mí. Y creo que es como el cine. El cómic y el cine no son palabra más imagen, donde las imágenes ilustran la palabra o viceversa. Ambas piezas —palabra e imagen— cuentan algo. Eso es lo que realmente me encanta del cómic, y, por desgracia, es mucho más económico que hacer cine, porque se puede contar la historia con ambas cosas. Estaría muy perdida si tuviera que escribir un libro basado únicamente en texto. En un cómic, la forma ayuda a contar la historia al mismo nivel que el texto. Por ejemplo, los ojos del manga. De adolescente, era un ávida lector de manga shojo y todavía me encantan, aunque siempre releo el mismo shojo de los 90. Antes de empezar este libro, releí Nana de A. Yazawa, y uno de mis otros favoritos es Gals! de Mihona Fujii. Siempre hablo de estos dos porque fueron muy importantes para mí durante mi infancia. Nana es un poco triste y conmovedora, pero su historia es más dramática. Gals! es un manga divertido. Les debo mucho a esos mangakas».

Una novela gráfica reveladora del talento narrativo de una dibujante de la que aquí sólo se ha editado otra obra más en 2022, Manual para súper feministas (Ediciones SM), pero con una poderosa voz gráfica a la hora de retratar personajes creíbles sobre situaciones reales que, por desgracia, cada día nos rodean más de cerca a todas y todos. Un libro que, del modo adecuado, puede ser tan útil para quien se crea parte de las nuevas generaciones pero también para cualquier adulto que quiera asomarse a lo que muchas veces nuestras propias hijas e hijos quizás son incapaces de contarnos. Para no perder su pista a la espera de que nuevos trabajo suyos se editen (ojalá) en castellano.
SOBRE LA AUTORA

MIRION MALLE
Mirion Malle es una dibujante de cómics francesa, especialmente preocupada por cuestiones de género y feminismo. Es autora del aclamado Commando Culotte (2016) y Manual para súper feministas (2022). También ha ilustrado otras obras de referencia para adolescentes, como Les règles, quelle aventure! (2017); Ce que pèsent les mots (2020), Sous nos yeux (2021) o Internet aussi, c’est la vraie vie! (2022). Por si desaparezco, su primera novela gráfica, vio la luz en 2020, seguida por Adieu, triste amour (2022), y, más recientemente, Clémence en colère (2024). Mirion sueña con vivir en una casita en el bosque, rodeada de animales, mientras espera el advenimiento de la rebelión.