Uno de los títulos más esperados de 2023: «Blacksad 7. Todo cae. Segunda parte» de Díaz Canales y Guarnido. Edita Normal Editorial

El tándem formado por Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales, premios Nacionales de Cómic, brinda el desenlace de ‘Todo cae’, una nueva aventura de la exitosa saga publicada por NORMA Editorial. En Francia, donde los autores confirman que «no hay barrera entre libros y cómics», la tirada inicial de este Blacksad 7 ha sido nada menos que 280.000 ejemplares.

Hay autores y personajes que no necesitan presentación. Porque aficionados y crítica esperan sus nuevas entregas como el verdadero acontecimiento que son: el triunfo de la imaginación conectando con decenas de miles de personas de países y culturas diferentes para compartir las aventuras del gato detective más popular del mundo del cómic. No por nada y ante el imparable éxito comercial que acompaña a Blacksad, su guionista Juan Díaz Canales puntualiza: «Hay momentos en que los personajes nos sobrepasan. Cuando se da una circunstancia feliz de éxito editorial, que un personaje se hace verdaderamente popular enseguida tomas conciencia de que ya está, es como el hijo que se ha ido de casa, además te pasa a tiempo real, no hace falta que te mueras».

Afortunadamente apenas dos años después de la primera parte de Todo cae, cuando la cadencia de álbumes suele ser mucho mayor, podemos disfrutar de la conclusión a un díptico inolvidable. Todo cae nos ha vuelto a dejar con la boca abierta ante el despliegue artístico del cada vez más insuperable Juanjo Guarnido y la destreza argumental del inagotable Juan Díaz Canales quien, sin adelantar acontecimientos, ya dejaba claro en una de las ruedas de prensa presentando esta nueva maravilla, que a Blacksad le quedan casos de sobra por resolver: «para nosotros Blacksad es nuestro bebé, pero es más un juguete en manos de dos niños malcriados encima a los que se le permite utilizarlo y estar jugando con él sin visos de querer terminar. Es un vehículo maravilloso, por un lado para sentirnos realizados, porque nuestra pasión siempre fueron los tebeos y nuestro primer tebeo fue Blacksad y ha ido tan bien como todos conocemos, de modo que no tiene ningún sentido que hoy por hoy lo dejemos. Ni siquiera tenemos visos de agotamiento porque en veintitrés años -el primero salió en el año 2000- solo han salido siete álbumes. Es un vehículo maravilloso para expresar ideas, para hacer el tipo de tebeos que como lectores nos gustan y nos siguen gustando, para evolucionar como autores. También mantenemos ese sentido de maravilla sobre qué puede dar de sí la serie, entonces no tenemos absolutamente ninguna razón, ya no para acabar, sino para no estar felices cada vez que retomamos una historia de Blacksad«.

La primera parte de Todo cae, al más puro estilo folletinesco, dejó a todos los seguidores de la serie en ascuas cuando reaparece un personaje muy importante en la vida de Blacksad, Alma Mayer, sin duda uno de los romances felinos más recordados e importantes por la honestidad inquebrantable de Blacksad. Mayer está, además, relacionada con el asesinato de la directora de escena Iris Allen, un crimen por el cual Weekly se halla detenido como principal sospechoso. Todos los indicios apuntan, no obstante, hacia Lewis Solomon, el turbio magnate que está construyendo un gigantesco puente sobre la bahía que llevará su nombre. Mientras Blacksad trata de arrojar luz sobre el asunto, le pisa los talones el comisario Smirnov, que quiere que comparta con él la información de que dispone. El contraste entre las alturas en aras de ser recordados eternamente por sus gigantescas obras desafiando las alturas a los turbios submundos donde se planea el destino de la ciudad, sigue dando pie a los autores para gestar una obra de género negro clásica y tan perfectamente ejecutada que no queda ni una sola pieza sin encajar. Como explica Díaz Canales: «Al terminar el ciclo de los colores de los cinco primeros álbumes de Blacksad nos vimos un poco dándole vueltas a cómo podíamos atacar los siguientes álbumes de la serie, y entonces para este díptico que serían el tomo seis y el siete se nos ocurrió que sería un leiv motiv interesante esta contraposición entre las alturas y los bajos fondos, porque de un lado representa muy bien lo que es la vida en la gran ciudad, que es algo en lo que nos reconocemos todos muy bien, y por otro lado tiene ese aspecto de serie negra donde hablar de las profundidades y las alturas morales del alma humana. De entrada a nivel metafórico nos permitía seguir con esa línea al hacer una serie protagonizada por animales. A partir de ahí vuelve a ser una historia que nos recuerda a los orígenes de la serie, que vuelve a ser muy urbana».

La posibilidad de desarrollar una historia en un formato más largo, en dos álbumes que les han permitido superar el limitador número de páginas habituales del formato de cómic europeo, ha servido a los autores para ofrecer al lector mucho más. Con una historia más meditada por Díaz Canales, el mayor espectáculo es honestamente asistir a viñetas mucho mayores por parte de Guarnido, que además en esta segunda parte se han convertido incluso en páginas completas en las que perderse maravillado por su uso único del color por encima de la agilidad de su trazo. Guarnido lo confirma: «El díptico nos condicionaba mucho (…) y aunque pensábamos que iban a quedar los dos tomos parecidos, el primero es más denso y aunque tenía algunas viñetas grandes no fueron las mismas posibilidades y respiraciones que ha tenido el segundo tomo. Final y globalmente el díptico nos da esa opción y cuando se presenta la posibilidad de darle un empaque suplementario a una emoción muy fuerte como en el semi clímax de mitad del álbum, éste se merecía una página entera. Y también hacia el final, aunque no estaba previsto en el primer esbozo de la distribución de viñetas que llamos en Francia el decoupage, cuando llega la posibilidad de ver que tienes espacio suficiente para darle aplomo a la frase de Blacksad que retoma el título de Todo cae y lo hace con el puente suspendido sobre ese Manhatann lejano y el cielo cárdeno es muy vistoso. El gustazo de tener una historia desarrollable con tanta libertad de cientos de páginas ha sido un placer grandísimo».

Otra de las cosas que nos ofrecen de modo más vistoso es una extensa galería de personajes secundarios, cada uno con su momento especial y, en muchos casos, verdaderamente intenso. El fiel compañero de Blacksad, Weekly, brillan con luz propia. En palabras de Díaz Canales: «el hecho de tener más espacio en el díptico nos ha permitido desarrollar más las tramas de personajes que además a los que echamos un poco en falta como es Weekly, que en estos dos álbumes tiene su propia trama, siendo aquí un periodista y que ejerce además bien su profesión, su oficio. Además está la relación de Blacksad con Alma«. Junto a ellos, innumerables villanos por encima de todo manual como el feroz Logan, la gaviota Shelby, o el ingeniero Leroy Kirchner. Como explica Díaz Canales, todos ellos etiquetados por su papel en la trama en diferentes animales desde los primeros esbozos de la historia: «No estamos contando historias de animales, estamos contando historias de personas, entonces por lógica cuando yo escribo el guión, estoy pensando en personas y qué rol pertinente debería tener si fuera un animal. Si estás concibiendo un personaje y tienes que pensar ya en su psicología y aspecto físico desde el principio piensas en el personaje. Así que el primer casting animal viene determinado por el guión, lo que pasa es que trabajamos desde el minuto cero con complicidad y estamos todo el rato sometiendo el uno al otro su trabajo pues lógicamente y más teniendo en cuenta que Juanjo lo tiene que dibujar y tiene mucho que decir, hay un intercambio de pareceres. Y si hay algún animal que no ve claro por alguna cuestión gráfica o simplemente porque tiene una idea mejor para ese personaje lo discutimos y se cambia. Nos ha pasado varias veces».

Guarnido añade una anécdota acerca de cómo a veces la elección consensuada de animales para según qué personaje, ha provocado incluso creaciones conjuntas memorables: «Afecta a un 10% de minoría de los casos. Por lo general la primera idea de Juan es la buena. Tenemos algunas anécdotas y me gusta contar la de Ted Leeman, en el tomo cuatro, que es un hipopótamo, pero al principio no existía en el guión y Juan vino con la idea fantástica, de hecho es uno de mis personajes favoritos, de crear un oponente a Blacksad aparte de toda la trama misteriosa en la que no sabes quién está ahí metido intentando asesinar a Sebastian y de pronto aparece un oponente particularmente inspirado en el personaje interpretado por Orson Wells en Sed de Mal: Quinlan, un policía corrupto, gordo, sudando siempre, desaseado. Sin embargo nosotros decidimos hacer a un hipopótamo elegante, con su traje de tras piezas de los años 30, conduce un coche de los años 30 con mucha clase aparentemente y luego es un arrastrado y un sirvenguenza. Al mismo tiempo es un personaje muy imponente fisicamente; un antagonista temible por todos, por su envergadura física pero también por su inteligencia. Y al principio Juan pensó en una nutria obesa, a lo que respondí que no soy tan buen dibujante como para dibujar una nutria obesa que no parezca una foca. Pero ya que estamos en un personaje así vamos a hacer la inversión de esfuerzo de diseño y adaptación del personaje. Y amortizamos al personaje».

Del pasado a la promesa de futuro de Blacksad

Felices en todo momento al presentar la nueva aventura de un personaje que acumula tantos premios del mundo del cómic como cariño por parte del aficionado a las viñetas, a la felicidad declarada de Canales cada vez que afrontan un nuevo reto para el detective gatuno, Guarnido añadía algo incluso más intenso: «si hubiera que resumirlo en una palabra, nos mueve la pasión. Lo he contado muchas veces pero cuando éramos jovencillos, cuando Juan tenía 20 años y yo 24 y Juan había hecho ya una historia de Blacksad en blanco y negro y cuando lo vi pensé, éste es el personaje que yo tendría que haber inventado, por qué no se me habrá ocurrido la idea, que personaje más chulo, que ambiente más genial, hasta el nombre es sonoro… cómo me gustaría dibujarlo a mí. Y al final fue lo que hicimos. La cosa llegó a buen puerto y desde entonces es eso. Es lo que más nos gusta. Nos gusta cambiar de aires y hacer otros tebeos con otra gente de inmenso talento con la cual nos llevamos estupendamente y hacemos otras obras de las que también estamos muy orgullosos, pero Blacksad es la nuestra, es nuestra obra central que vertebra nuestra carrera. Es lo que preferimos hacer, y el hecho de trabajar en otra cosa sólo significa que vamos a volver a empezar a trabajar con más ganas. Junto a la pasión, compartimos el cariño que tiene el público hacia el personaje hasta el punto de que cuando lo dibujo lo reconozco, pienso en él como en alguien que existe, como podría pensar en un actor».

Preguntados por las posibilidades de Blacksad en otros formatos, cuando en el mundo del entretenimiento la falta de ideas recurre continuamente para el cine, la televisión o el mundo de la animación de historias con éxito ya conocidas, Guarnido apunta que «no depende de nosotros. El editor tiene por contrato los derechos de explotación audiovisual y desde principio de la serie siempre ha habido productores que han firmado y pagado esa opción, pero nunca se ha llegado a concretar. Esperando que la fuerza creativa que lo retome lo hagan con esfuerzo».

Multitudinaria presentación al público en Generación X Tirso de «Blacksad 7». Foto: Jose Blaya.

La nota optimista final la puso Díaz Canales, conocedor de primera mano del mundo del cómic español por sus diversas incursiones en diferentes proyectos y editoriales: «tengo un discurso optimista del cómic en España. Profesionalmente sigue siendo imposible trabajar sólo para España. Desde el punto de vista del lector se traduce todo lo mejor de todos los mercados, se ha dado el paso de llevar el cómic a las librerías no especializadas. Hay un reconocimiento del cómic como medio que tiene su reflejo en la creación del Premio Nacional de Cómic. Estamos mucho mejor pero al mismo tiempo estamos lejos de conseguir que esto se sostuviera como industria más saneada: para eso la meta es traer más lectores». Desde luego viendo el éxito de la gira de presentaciones por toda la península de ambos autores, hay que agradecer y reconocer su ayuda a dicha labor gracias a un libro que, como todos los editados de Blacksad, es una cita imprescindible en tu librería favorita para cualquier aficionado al mejor cómic europeo con apellidos españoles. Un viaje de vértigo de la primera a la última viñeta.

SOBRE LOS AUTORES

Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido durante la presentación de «Blacksad 7» en Generación X Tirso, en Madrid. Foto: RNR.

Juanjo Guarnido (Granada, 1967) es un dibujante excepcional. Formado como dibujante en la Facultad de Bellas Artes de Granada, se curte como historietista colaborando en diversos fanzines y trabajando esporádicamente para Cómics Forum (donde realiza portadas e ilustraciones de personajes Marvel). A principios de los 90 se traslada a Madrid, donde se gana la vida realizando storyboards para diversas productoras televisivas. Más adelante, se establece en París, donde comienza a trabajar para la división europea de Disney en sus producciones cinematográficas, incluidas las cintas Goofy e hijo, El jorobado de Notre Dame, Hércules, Tarzán, Atlantis y El planeta del Tesoro. En 2000 imprime un salto cualitativo a su carrera con el lanzamiento del primer álbum de Blacksad, escrito por el guionista Juan Díaz Canales (a quien había conocido durante su estancia madrileña). Esta serie —que consta hasta ahora de siete títulos— fue un éxito instantáneo que les abrió a sus autores las puertas del mercado francés, vendiendo centenares de miles de copias y cosechando multitud de galardones, como el premio al autor revelación en el Salón de Barcelona, el premio a la mejor serie en el festival de Angoulême, el premio Eisner al mejor álbum internacional y el Premio Nacional del Cómic. Además de esta obra magna, Guarnido ha dibujado los tres álbumes de que consta la serie Brujeando (2008-2012), escritos por la guionista Teresa Valero. Su trabajo más reciente lo presenta junto al guionista francés Alain Ayroles. Se trata de El Buscón en Las Indias, homenaje a la inmortal creación de Quevedo, que retoma las desventuras del célebre pícaro allí donde la novela las dejó en suspenso.

Juan Díaz Canales (Madrid, 1972) es nuestro guionista más internacional. Aficionado desde la infancia a los tebeos y a los dibujos animados, se formó en una escuela de animadores y fue miembro fundador de la compañía Tridente Animation. Sin embargo, la consagración le llegó en el campo de la historieta. Su celebridad está ligada estrechamente a la figura del dibujante granadino Juanjo Guarnido, a quien conoció en el campo de la animación y con quien creó la serie Blacksad, convertida en un éxito instantáneo de crítica y público desde su aparición en 2000. Este título ha merecido los más encendidos elogios y los galardones más distinguidos, incluyendo el premio a la mejor serie en el festival de Angoulême, el premio Eisner a la mejor edición de material internacional, el premio a la mejor obra en el Salón de Barcelona y el Premio Nacional del cómic. Aparte su colaboración con Guarnido, el mercado francés ha acogido otros trabajos de Díaz Canales junto a dibujantes españoles. Con Gabor realizó Los patricios (2009). Y en solitario firmó la novela gráfica Como viaja el agua (2016). Pero su trabajo más popular en los últimos tiempos ha sido la nueva encarnación de Corto Maltés, que desarrolla en compañía del dibujante Rubén Pellejero y de la que se han publicado hasta la fecha los álbumes Bajo el sol de medianoche, Equatoria y El día de Tarowean. Se trata de un trabajo delicado que rinde homenaje a la obra de Hugo Pratt sin renunciar por ello a imprimirle un sello personal. En 2022 publicó Gentlemind junto a Teresa Valero y Antonio Lapone, y en 2023 Judee Sill con Jesús Alonso Iglesias.

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Hay autores y personajes que no necesitan presentación. Porque aficionados y crítica esperan sus nuevas entregas como el verdadero acontecimiento que son: el triunfo de la imaginación conectando con decenas de miles de personas de países y culturas diferentes para compartir las aventuras del gato detective más popular del mundo del cómic. No por nada y ante el imparable éxito comercial que acompaña a Blacksad, su guionista Juan Díaz Canales puntualiza: «Hay momentos en que los personajes nos sobrepasan. Cuando se da una circunstancia feliz de éxito editorial, que un personaje se hace verdaderamente popular enseguida tomas conciencia de que ya está, es como el hijo que se ha ido de casa, además te pasa a tiempo real, no hace falta que te mueras».

Afortunadamente apenas dos años después de la primera parte de Todo cae, cuando la cadencia de álbumes suele ser mucho mayor, podemos disfrutar de la conclusión a un díptico inolvidable. Todo cae nos ha vuelto a dejar con la boca abierta ante el despliegue artístico del cada vez más insuperable Juanjo Guarnido y la destreza argumental del inagotable Juan Díaz Canales quien, sin adelantar acontecimientos, ya dejaba claro en una de las ruedas de prensa presentando esta nueva maravilla, que a Blacksad le quedan casos de sobra por resolver: «para nosotros Blacksad es nuestro bebé, pero es más un juguete en manos de dos niños malcriados encima a los que se le permite utilizarlo y estar jugando con él sin visos de querer terminar. Es un vehículo maravilloso, por un lado para sentirnos realizados, porque nuestra pasión siempre fueron los tebeos y nuestro primer tebeo fue Blacksad y ha ido tan bien como todos conocemos, de modo que no tiene ningún sentido que hoy por hoy lo dejemos. Ni siquiera tenemos visos de agotamiento porque en veintitrés años -el primero salió en el año 2000- solo han salido siete álbumes. Es un vehículo maravilloso para expresar ideas, para hacer el tipo de tebeos que como lectores nos gustan y nos siguen gustando, para evolucionar como autores. También mantenemos ese sentido de maravilla sobre qué puede dar de sí la serie, entonces no tenemos absolutamente ninguna razón, ya no para acabar, sino para no estar felices cada vez que retomamos una historia de Blacksad«.

La primera parte de Todo cae, al más puro estilo folletinesco, dejó a todos los seguidores de la serie en ascuas cuando reaparece un personaje muy importante en la vida de Blacksad, Alma Mayer, sin duda uno de los romances felinos más recordados e importantes por la honestidad inquebrantable de Blacksad. Mayer está, además, relacionada con el asesinato de la directora de escena Iris Allen, un crimen por el cual Weekly se halla detenido como principal sospechoso. Todos los indicios apuntan, no obstante, hacia Lewis Solomon, el turbio magnate que está construyendo un gigantesco puente sobre la bahía que llevará su nombre. Mientras Blacksad trata de arrojar luz sobre el asunto, le pisa los talones el comisario Smirnov, que quiere que comparta con él la información de que dispone. El contraste entre las alturas en aras de ser recordados eternamente por sus gigantescas obras desafiando las alturas a los turbios submundos donde se planea el destino de la ciudad, sigue dando pie a los autores para gestar una obra de género negro clásica y tan perfectamente ejecutada que no queda ni una sola pieza sin encajar. Como explica Díaz Canales: «Al terminar el ciclo de los colores de los cinco primeros álbumes de Blacksad nos vimos un poco dándole vueltas a cómo podíamos atacar los siguientes álbumes de la serie, y entonces para este díptico que serían el tomo seis y el siete se nos ocurrió que sería un leiv motiv interesante esta contraposición entre las alturas y los bajos fondos, porque de un lado representa muy bien lo que es la vida en la gran ciudad, que es algo en lo que nos reconocemos todos muy bien, y por otro lado tiene ese aspecto de serie negra donde hablar de las profundidades y las alturas morales del alma humana. De entrada a nivel metafórico nos permitía seguir con esa línea al hacer una serie protagonizada por animales. A partir de ahí vuelve a ser una historia que nos recuerda a los orígenes de la serie, que vuelve a ser muy urbana».

La posibilidad de desarrollar una historia en un formato más largo, en dos álbumes que les han permitido superar el limitador número de páginas habituales del formato de cómic europeo, ha servido a los autores para ofrecer al lector mucho más. Con una historia más meditada por Díaz Canales, el mayor espectáculo es honestamente asistir a viñetas mucho mayores por parte de Guarnido, que además en esta segunda parte se han convertido incluso en páginas completas en las que perderse maravillado por su uso único del color por encima de la agilidad de su trazo. Guarnido lo confirma: «El díptico nos condicionaba mucho (…) y aunque pensábamos que iban a quedar los dos tomos parecidos, el primero es más denso y aunque tenía algunas viñetas grandes no fueron las mismas posibilidades y respiraciones que ha tenido el segundo tomo. Final y globalmente el díptico nos da esa opción y cuando se presenta la posibilidad de darle un empaque suplementario a una emoción muy fuerte como en el semi clímax de mitad del álbum, éste se merecía una página entera. Y también hacia el final, aunque no estaba previsto en el primer esbozo de la distribución de viñetas que llamos en Francia el decoupage, cuando llega la posibilidad de ver que tienes espacio suficiente para darle aplomo a la frase de Blacksad que retoma el título de Todo cae y lo hace con el puente suspendido sobre ese Manhatann lejano y el cielo cárdeno es muy vistoso. El gustazo de tener una historia desarrollable con tanta libertad de cientos de páginas ha sido un placer grandísimo».

Otra de las cosas que nos ofrecen de modo más vistoso es una extensa galería de personajes secundarios, cada uno con su momento especial y, en muchos casos, verdaderamente intenso. El fiel compañero de Blacksad, Weekly, brillan con luz propia. En palabras de Díaz Canales: «el hecho de tener más espacio en el díptico nos ha permitido desarrollar más las tramas de personajes que además a los que echamos un poco en falta como es Weekly, que en estos dos álbumes tiene su propia trama, siendo aquí un periodista y que ejerce además bien su profesión, su oficio. Además está la relación de Blacksad con Alma«. Junto a ellos, innumerables villanos por encima de todo manual como el feroz Logan, la gaviota Shelby, o el ingeniero Leroy Kirchner. Como explica Díaz Canales, todos ellos etiquetados por su papel en la trama en diferentes animales desde los primeros esbozos de la historia: «No estamos contando historias de animales, estamos contando historias de personas, entonces por lógica cuando yo escribo el guión, estoy pensando en personas y qué rol pertinente debería tener si fuera un animal. Si estás concibiendo un personaje y tienes que pensar ya en su psicología y aspecto físico desde el principio piensas en el personaje. Así que el primer casting animal viene determinado por el guión, lo que pasa es que trabajamos desde el minuto cero con complicidad y estamos todo el rato sometiendo el uno al otro su trabajo pues lógicamente y más teniendo en cuenta que Juanjo lo tiene que dibujar y tiene mucho que decir, hay un intercambio de pareceres. Y si hay algún animal que no ve claro por alguna cuestión gráfica o simplemente porque tiene una idea mejor para ese personaje lo discutimos y se cambia. Nos ha pasado varias veces».

Guarnido añade una anécdota acerca de cómo a veces la elección consensuada de animales para según qué personaje, ha provocado incluso creaciones conjuntas memorables: «Afecta a un 10% de minoría de los casos. Por lo general la primera idea de Juan es la buena. Tenemos algunas anécdotas y me gusta contar la de Ted Leeman, en el tomo cuatro, que es un hipopótamo, pero al principio no existía en el guión y Juan vino con la idea fantástica, de hecho es uno de mis personajes favoritos, de crear un oponente a Blacksad aparte de toda la trama misteriosa en la que no sabes quién está ahí metido intentando asesinar a Sebastian y de pronto aparece un oponente particularmente inspirado en el personaje interpretado por Orson Wells en Sed de Mal: Quinlan, un policía corrupto, gordo, sudando siempre, desaseado. Sin embargo nosotros decidimos hacer a un hipopótamo elegante, con su traje de tras piezas de los años 30, conduce un coche de los años 30 con mucha clase aparentemente y luego es un arrastrado y un sirvenguenza. Al mismo tiempo es un personaje muy imponente fisicamente; un antagonista temible por todos, por su envergadura física pero también por su inteligencia. Y al principio Juan pensó en una nutria obesa, a lo que respondí que no soy tan buen dibujante como para dibujar una nutria obesa que no parezca una foca. Pero ya que estamos en un personaje así vamos a hacer la inversión de esfuerzo de diseño y adaptación del personaje. Y amortizamos al personaje».

Del pasado a la promesa de futuro de Blacksad

Felices en todo momento al presentar la nueva aventura de un personaje que acumula tantos premios del mundo del cómic como cariño por parte del aficionado a las viñetas, a la felicidad declarada de Canales cada vez que afrontan un nuevo reto para el detective gatuno, Guarnido añadía algo incluso más intenso: «si hubiera que resumirlo en una palabra, nos mueve la pasión. Lo he contado muchas veces pero cuando éramos jovencillos, cuando Juan tenía 20 años y yo 24 y Juan había hecho ya una historia de Blacksad en blanco y negro y cuando lo vi pensé, éste es el personaje que yo tendría que haber inventado, por qué no se me habrá ocurrido la idea, que personaje más chulo, que ambiente más genial, hasta el nombre es sonoro… cómo me gustaría dibujarlo a mí. Y al final fue lo que hicimos. La cosa llegó a buen puerto y desde entonces es eso. Es lo que más nos gusta. Nos gusta cambiar de aires y hacer otros tebeos con otra gente de inmenso talento con la cual nos llevamos estupendamente y hacemos otras obras de las que también estamos muy orgullosos, pero Blacksad es la nuestra, es nuestra obra central que vertebra nuestra carrera. Es lo que preferimos hacer, y el hecho de trabajar en otra cosa sólo significa que vamos a volver a empezar a trabajar con más ganas. Junto a la pasión, compartimos el cariño que tiene el público hacia el personaje hasta el punto de que cuando lo dibujo lo reconozco, pienso en él como en alguien que existe, como podría pensar en un actor».

Preguntados por las posibilidades de Blacksad en otros formatos, cuando en el mundo del entretenimiento la falta de ideas recurre continuamente para el cine, la televisión o el mundo de la animación de historias con éxito ya conocidas, Guarnido apunta que «no depende de nosotros. El editor tiene por contrato los derechos de explotación audiovisual y desde principio de la serie siempre ha habido productores que han firmado y pagado esa opción, pero nunca se ha llegado a concretar. Esperando que la fuerza creativa que lo retome lo hagan con esfuerzo».

Multitudinaria presentación al público en Generación X Tirso de «Blacksad 7». Foto: Jose Blaya.

La nota optimista final la puso Díaz Canales, conocedor de primera mano del mundo del cómic español por sus diversas incursiones en diferentes proyectos y editoriales: «tengo un discurso optimista del cómic en España. Profesionalmente sigue siendo imposible trabajar sólo para España. Desde el punto de vista del lector se traduce todo lo mejor de todos los mercados, se ha dado el paso de llevar el cómic a las librerías no especializadas. Hay un reconocimiento del cómic como medio que tiene su reflejo en la creación del Premio Nacional de Cómic. Estamos mucho mejor pero al mismo tiempo estamos lejos de conseguir que esto se sostuviera como industria más saneada: para eso la meta es traer más lectores». Desde luego viendo el éxito de la gira de presentaciones por toda la península de ambos autores, hay que agradecer y reconocer su ayuda a dicha labor gracias a un libro que, como todos los editados de Blacksad, es una cita imprescindible en tu librería favorita para cualquier aficionado al mejor cómic europeo con apellidos españoles. Un viaje de vértigo de la primera a la última viñeta.

SOBRE LOS AUTORES

Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido durante la presentación de «Blacksad 7» en Generación X Tirso, en Madrid. Foto: RNR.

Juanjo Guarnido (Granada, 1967) es un dibujante excepcional. Formado como dibujante en la Facultad de Bellas Artes de Granada, se curte como historietista colaborando en diversos fanzines y trabajando esporádicamente para Cómics Forum (donde realiza portadas e ilustraciones de personajes Marvel). A principios de los 90 se traslada a Madrid, donde se gana la vida realizando storyboards para diversas productoras televisivas. Más adelante, se establece en París, donde comienza a trabajar para la división europea de Disney en sus producciones cinematográficas, incluidas las cintas Goofy e hijo, El jorobado de Notre Dame, Hércules, Tarzán, Atlantis y El planeta del Tesoro. En 2000 imprime un salto cualitativo a su carrera con el lanzamiento del primer álbum de Blacksad, escrito por el guionista Juan Díaz Canales (a quien había conocido durante su estancia madrileña). Esta serie —que consta hasta ahora de siete títulos— fue un éxito instantáneo que les abrió a sus autores las puertas del mercado francés, vendiendo centenares de miles de copias y cosechando multitud de galardones, como el premio al autor revelación en el Salón de Barcelona, el premio a la mejor serie en el festival de Angoulême, el premio Eisner al mejor álbum internacional y el Premio Nacional del Cómic. Además de esta obra magna, Guarnido ha dibujado los tres álbumes de que consta la serie Brujeando (2008-2012), escritos por la guionista Teresa Valero. Su trabajo más reciente lo presenta junto al guionista francés Alain Ayroles. Se trata de El Buscón en Las Indias, homenaje a la inmortal creación de Quevedo, que retoma las desventuras del célebre pícaro allí donde la novela las dejó en suspenso.

Juan Díaz Canales (Madrid, 1972) es nuestro guionista más internacional. Aficionado desde la infancia a los tebeos y a los dibujos animados, se formó en una escuela de animadores y fue miembro fundador de la compañía Tridente Animation. Sin embargo, la consagración le llegó en el campo de la historieta. Su celebridad está ligada estrechamente a la figura del dibujante granadino Juanjo Guarnido, a quien conoció en el campo de la animación y con quien creó la serie Blacksad, convertida en un éxito instantáneo de crítica y público desde su aparición en 2000. Este título ha merecido los más encendidos elogios y los galardones más distinguidos, incluyendo el premio a la mejor serie en el festival de Angoulême, el premio Eisner a la mejor edición de material internacional, el premio a la mejor obra en el Salón de Barcelona y el Premio Nacional del cómic. Aparte su colaboración con Guarnido, el mercado francés ha acogido otros trabajos de Díaz Canales junto a dibujantes españoles. Con Gabor realizó Los patricios (2009). Y en solitario firmó la novela gráfica Como viaja el agua (2016). Pero su trabajo más popular en los últimos tiempos ha sido la nueva encarnación de Corto Maltés, que desarrolla en compañía del dibujante Rubén Pellejero y de la que se han publicado hasta la fecha los álbumes Bajo el sol de medianoche, Equatoria y El día de Tarowean. Se trata de un trabajo delicado que rinde homenaje a la obra de Hugo Pratt sin renunciar por ello a imprimirle un sello personal. En 2022 publicó Gentlemind junto a Teresa Valero y Antonio Lapone, y en 2023 Judee Sill con Jesús Alonso Iglesias.

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